Edimburgo - El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, visita Escocia, una nación con la que mantiene una turbulenta relación, ya que, pese a ser la tierra natal de su madre, la gestión de sus dos campos de golf le ha enfrentado a ecologistas, residentes y hasta al Gobierno escocés. Mary Anne MacLeod, madre del presidente, tenía tan solo 18 años cuando en 1930 abandonó la remota isla de Lewis, en el norte de Escocia, para probar suerte en Nueva York, formando parte así de la gran diáspora de escoceses que a inicios del siglo pasado emigraron a EEUU y Canadá en busca de mejores perspectivas.
Seis años después de conseguir su primer trabajo como empleada del hogar, Mary Anne se casó con el exitoso promotor inmobiliario Frederick Trump y en 1946 nació el cuarto de sus cinco hijos, Donald John, quien en noviembre de 2016 se convirtió en el 45 presidente de la primera potencia mundial. “Trump mantiene una conexión especial con Escocia por los orígenes de su madre, pero lo cierto es que los escoceses son bastante críticos con él”, dijo Frank Cogliano, profesor de Historia de la Universidad de Edimburgo.
Primos de Donald Trump Macleod En tierras escocesas Trump todavía conserva tres primos y regenta dos complejos de lujo con campos de golf. En uno de ellos, el Trump Turnberry, ubicado frente a la costa suroeste de Ayrshire, el presidente y su esposa Melania pasan el fin de semana, tras llegar el viernes al aeropuerto Prestwick de Glasgow, desde donde hoy partirán hacia Finlandia. En abril este complejo, que Trump adquirió en 2014, fue nombrado el mejor hotel del año en Escocia. En cambio, su establecimiento MacLeod House & Lodge Hotel de la región de Aberdeenshire, ubicado en un hermoso paraje natural de la costa este, ha estado rodeado de polémica desde su construcción.
“Cuando construyó este hotel, Trump prometió crear puestos de trabajo y ser un buen vecino en términos de mejorar el entorno y la economía local, pero no cumplió sus promesas, sino que inició una contienda legal por el daño que la construcción de un parque eólico marino hacía a las vistas desde su complejo”, explicó Cogliano. Según este experto, Escocia “es muy pequeña” y la forma en que actuó Trump “se dio a conocer rápidamente”, lo que “deterioró sus relaciones”. Esta oposición enzarzó al mandatario en una infructuosa disputa legal, que le llevó en 2012 a declarar ante el Parlamento escocés. En su comparecencia, criticó las políticas medioambientales del Ejecutivo escocés, lo que avivó su enfrentamiento con el entonces ministro principal Alex Salmond.
Siguiendo su habitual estilo directo, Trump, que fue interpelado para que argumentara su afirmación de que la instalación de parques eólicos “conduciría a la destrucción casi total de la industria turística de Escocia”, simplemente afirmó: “Yo soy la evidencia”. La jefa de Gobierno, Nicola Sturgeon, tampoco ha ocultado sus críticas a Trump. Aunque fuentes del Ejecutivo afirmaron que Sturgeon consideraría reunirse con Trump de plantearse la posibilidad, lo cierto es que el presidente no acudirá a ningún acto oficial en suelo escocés. “Sturgeon no querría fotografiarse con Trump bajo ninguna circunstancia”, dijo Cogliano.