Los pasados días 26 al 29 de enero se celebraba en la popular localidad turística alicantina el Benidorm Fest, festival donde se iba a elegir al artista representante de TVE para el próximo certamen de Eurovisión, que se vivirá en la ciudad italiana de Turín el próximo 14 de mayo en su gala final. Tal y como corresponde a la peor tradición española de los últimos años, todo acabó en escándalo, básicamente por dos razones: el total divorcio entre el público y el jurado profesional en el dictamen del tema ganador, y la elección final de uno que además de ser pobre, repetitivo y poco representativo (o igual de representativo del Estado español que de Oregón, por decir algo), tiene una letra bastante lamentable, lo que no quita para que haya que criticar los intentos censores que se han vivido, y a los que RTVE no ha sido impermeable.
Respecto del primer asunto, cabe decir que es lo que tiene poner a un jurado profesional en la fase decisoria: sabrán mucho, sí, pero a veces saben demasiado. Alguno de sus componentes, quizá olvidándose de que lo que en principio se vende es una canción, llegó a justificar su postura argumentando que la actuación de Chanel con Slo Mo, y de largo, de las tres que llegaron a la final. Pero lo cierto es que a gusto del público el tema defendido por la cubana criada en Cataluña era el peor de todos, y con diferencia. De hecho, apenas tuvo apoyos entre la ciudadanía que pudo expresarse. No gustó a casi nadie, y eso también hay que tenerlo en cuenta, por encima de los enterados. Los espectadores estaban sobre todo con Rigoberta Bandini, cuyo Ay, mamá era la mejor de las tres canciones finalistasAy, mamá, además de tener una bonita letra de empoderamiento femenino, y con las gallegas Tanxugueiras, que presentaban una canción, Terra, que poco a poco había ido ganando posiciones hasta convertirse en clara favorita, con mucha conexión folk y garra interpretativa. Pero ambas se quedaron atrás y se montó el lío, un follón que se recrudecerá a poco que Chanel no obtenga una buena posición, como es previsible que suceda a tenor de los resultados que TVE lleva ya bastantes años cosechando, aunque las primeras encuestas divulgadas la sitúan entre las claras favoritas. Ojalá que sea así, pero ya se verá.
En gallego
Y al hilo del tema de Tanxugueiras hay que reconocer que TVE dejó pasar con ellas muchas oportunidades, y no solo la de presentar un tema más representativo de la realidad plurilingüística del Estado español, como sí ha hecho Francia declarando ganador al tema de Alvan & Ahez, que no solo mezcla folklore con electrónica, sino que reivindica el idioma bretón, en el que se canta la letra. Y no será la primera vez, ya que en 1996 este idioma también representó al país vecino.
RTVE también despreciaba con su elección la opción de presentar por primera vez en el certamen de la canción europea un tema cantado en otro idioma del Estado distinto al castellano, y de reparar en cierto modo el desatino cometido en la previa de Eurovisión 1968, cuando el primer elegido para defender el tema La, la, la, La, la, lacompuesto por el Dúo Dinámico, fue un jovencísimo cantautor entonces en alza, Joan Manuel Serrat, quien después de grabar una primera versión como mandan los cánones, pidió defender la canción en catalán. El regimen franquista montó en cólera y se lo negó, ofreciéndole a última hora la posibilidad de cantarlo a una Massiel que prácticamente pasaba por allí y que, pese a no tener apenas tiempo para prepararlo, ganó el certamen, lo que cargó de razones a los censores. Nunca se sabrá en qué puesto hubiera quedado Serrat en el caso de haber comparecido finalmente y de haber defendido el tema en su idioma materno, pero eso queda para el ancho universo de las especulaciones. Sí se conoce bien que cuatro años después de todo el asunto se tuvo que exiliar.
Massiel ganó en 1969 tras ser rechazado Serrat.
El caso es que a partir de entonces, en el Estado español se ha hablado mucho de los idiomas en Eurovisión, un tema recurrente, pero nunca se ha salido del castellano... salvo para cantar en inglés, francés o cualquier lengua extranjera, pero no en euskera, gallego, catalán, aranés (una variante del occitano que, no lo olvidemos, es la lengua común del valle de Arán, que forma parte del Estado español) ni qué decir tiene, de las hablas que se siguen reivindicando hoy, como la fabla aranesa o el bable asturiano.
Uno de los muchos problemas que tiene España con sus idiomas es que hay una parte importante de la población que considera, en contra de lo que dicen unos criterios culturales mínimos, que tener varios en activo, en lugar de ser una importante riqueza que para sí quisieran otros, supone un problemón que dificulta entenderse Y los poderes públicos la verdad es que tampoco hacen mucho por cambiar esta lamentable percepción, que contraviene cualquier lógica cultural. Podrían, por ejemplo, promover un mínimo conocimiento por parte de la generalidad de la ciudadanía de los idiomas de su país, al margen de predicar el respeto y el aprecio, pero en lugar de ello parecen preferir taparlos, y RTVE con Eurovisión es un caso claro, haciendo el ridículo frente a países supuestamente mucho más centralistas, caso de la mentada Francia, a la que se acusa de jacobina pero que no hace ascos al bretón, porque como queda dicho esta edición no será la primera vez que ese idioma represente al país galo en el certamen eurovisivo, sino la segunda.
Con Tanxugueiras se podría haber cambiado la historia, mejorándola, presentando además un tema que es notablemente más reconocible que el prefabricado y plastificado de Chanel, que bailará muy bien, sí, aunque que se sepa, Eurovisión no es un concurso de bailes. Pero de momento no hay manera de cambiar la dinámica.
Los franceses Alvan & Ahez cantarán este año en bretón.
Otros idiomas
Este de los idiomas es un viejo asunto en el Festival de la canción europea, del que los registros dicen que de momento ha conocido canciones en 69 distintos. Sí que se ha escuchado un tema propio del Estado español en una ocasión, el catalán, pero fue representando a Andorra, en 2004, gracias a la cantante Marta Roure.
Lo cierto es que la lista de idiomas que se han escuchado en el certamen sin ser el nacional (o mayoritario) del país al que representaba es larga, y no solo los ha habido como tal, sino que se ha cantado en lenguas inventadas (Bélgica dos veces, salvando así la tradicional barrera que separa a francófonos y flamencos neerlandeses), e incluso en lengua de señas, como hizo Letonia en 2005. A tanto llega la cosa que se han escuchado algunos que ni siquiera son propios del Viejo Continente, y he aquí algunos ejemplos: la representante de Mónaco en 2006 cantó en haitiano, la de Noruega en 2011 en suajili, el italiano Francesco Gabbani lo hizo en 2017 en sánscrito, y este mismo año sonará el latín gracias a la representante serbia. Es de suponer la que se hubiera liado aquí de llegarse a tales extremos.
Jeangu Macrooy defendió a Países Bajos en sranan tongo.
Por otro lado, la lista de idiomas que son minoritarios en sus respectivos países, pero que han concurrido sin problemas al certamen y que han conocido al menos respeto, es enorme, y se estrenó en 1971 cuando Austria presentó a Marianne Mendt cantando en vienés. El vienés es, dicen los estudiosos, el dialecto del austro-bávaro que se habla en la ciudad de Viena, capital del país, y se clasifica dentro de los dialectos centrales de esta lengua. Es, además, un dialecto bastante diferenciado del alemán estándar en vocabulario, gramática y pronunciación.
Este asunto idiomático, sin embargo, también ha acarreado disgustos: al año siguiente, 1972, Sandie Jones, representando a Irlanda, cantó en gaélico, algo perfectamente natural pero que no fue bien recibido en un escenario político convulso. El certamen lo organizaba en aquella edición Reino Unido tras la renuncia de Mónaco, país al que le correspondía por haber sido ganador del año anterior (aunque quien gana monta el siguiente, los monegascos adujeron falta de un local adecuado). El festival se celebró en Edimburgo, pero las tensiones por la cuestión irlandesa estaban en lo más alto, ya que sin ir más lejos, en enero de aquel mismo año se había producido el trágico Domingo sangriento en el Ulster, que había dejado 14 muertos. El caso es que la actuación en gaélico no fue bien recibida por una parte de exaltados presentes entre el público, que lanzaron al escenario petardos y bombas fétidas, causando un revuelo que fue muy comentado pero sin llegar a mayores consecuencias.
¿Conoces estos?
Siguiendo con idiomas no mayoritarios que han comparecido sin problemas en Eurovisión hay que citar, sin pretender ser exhaustivos porque como que dicho ha sido algo más que habitual a lo largo de la historia, que Suiza presentó en 1989 un tema en romanche, Peppino di Capri representó a Italia en 1991 cantando en napolitano, Francia daría una lección de aperturismo en 1993 cuando Patrick Fiori cantó en corso, Austria volvería a hacerlo en 1996 situando en la palestra el altoalemán, Aiste Smilgeviciute representó a Lituania en 1999 interpretando su canción en samogitiano, Letonia hizo lo propio en 2004 presentando un tema en un idioma regional llamado voro, en 2009 la República Checa no tuvo reparos en su apología del romaní en su participación en el festival gracias al grupo Gipsy Cz, o por llegar ya más cerca de nuestros días, el año pasado Jeangu Macrooy compareció, en el festival más pandémico y desangelado que se haya conocido, en representación de Países Bajos, y desarrolló su actuación en sranan tongo, una lengua criolla hablada de forma nativa por unas 300.000 personas en Surinam.
Como se ve, hay para todo y para todos, pero RTVE sigue resistiéndose. Este año lo ha tenido muy fácil porque la canción de Tanxugueiras contaba con todos los predicamentos y, a tenor de las votaciones del público, con un amplísimo apoyo popular, así que esta parecía una ocasión de oro para avanzar en un campo en el que se sigue estando muy atrás.
En mayo llega Turín y Chanel, que es la que menos culpa tiene de la situación, y que ha tenido que soportar ataques intolerables, notará en la nuca una presión inadecuada y que no le corresponde soportar. Aunque ya se ha apuntado que parte como favorita en un año que los expertos definen como "de perfil bajo, muy baladístico y sin un claro aspirante al triunfo". Ella misma parece asumir en sus declaraciones tal posición. Se seguirá hablando esto de aquí a entonces, y seguramente durante un tiempo más después del certamen. Si todo el lío sirve para dar un paso adelante, bienvenido sea.