“no será más de lo mismo”, dijo Toñi Prieto, directora de entretenimiento de Televisión Española, en la presentación de la nueva edición del programa musical. Desde luego, no se equivocaba. Resultaba difícil, después de dos ediciones consecutivas, crear una tercera y esperar que la respuesta del público volviera a ser la misma. El desgaste del formato es evidente y no sorprende que la Gala 0 de este 2020 fuera la menos vista de la historia obteniendo un 13% de share y reuniendo a menos de dos millones de espectadores. No hay que olvidar, por otra parte, que la competencia con Telecinco en la noche de los domingos está siendo realmente dura. El universo Gran Hermano ha enganchado a medio país y está resultando muy complicado para La 1 y, en este caso, para OT ser un reclamo para la audiencia. Sin embargo, se habían generado tantas expectativas en cuanto al nivel de los concursantes de este año que, a día de hoy, descoloca ver que no sea el talento de los mismos lo que está destacando en la Academia. Atendiendo a las voces escuchadas a lo largo de los castings y viendo las actuaciones de la gala 0 que, paradójicamente, fueron de las mejores de la historia del talent a pesar de los datos de audiencia, se presagiaba una edición de OT en mayúsculas. Ayudarían a conseguirlo, además, las nuevas dinámicas de concurso, un programa más digital, grandes incorporaciones en el profesorado como la cantante Zahara o la vuelta -en este caso con el papel de jurado- de la que fue directora de la Academia, Nina.
ausencia de valores Todos esos elementos están. Hay talento en los concursantes, el jurado es correcto, el claustro de profesores hace un trabajo de excepción y las visitas y Masterclass, como la ofrecida por el profesor de flamenco de Rosalía o por Andrés Suárez, tienen un nivel pocas veces visto en un concurso de estas características. No obstante, en esta magnífica receta se está olvidando un ingrediente fundamental: la importancia de la música y los valores como persona y artista.
Nunca antes se había escrito tanto, no solo en redes sociales sino también en prensa, sobre la actitud y el comportamiento de los concursantes. La música como elemento unificador que hacía brotar, en las dos ediciones anteriores, constantes muestras de compañerismo, respeto y lucha por, entre otras cosas, la diversidad y la igualdad ha quedado totalmente desdibujada este curso. En esta edición se han visto faltas de respeto continuadas, actitudes machistas y más de un comentario fuera de lugar que ha hecho saltar todas las alarmas. Es más, nunca, en toda la historia del programa, había tenido que intervenir la directora, como ha hecho Noemí Galera este año, para pedir respeto entre compañeros ni, mucho menos, se había pedido la expulsión disciplinaria de un concursante.
Los problemas de convivencia y los comentarios de mal gusto, encubiertos como bromas, se han convertido, en estas primeras semanas de concurso, en la tónica general de un grupo de jóvenes que no supera los veintiséis años. #ELIminada o #ExpulsiónDisciplinariaEli se han convertido en Trending Topic días atrás como respuesta a las revisables actitudes de Eli, tachadas de bullying por muchos espectadores. Una audiencia que decidió el domingo por la noche expulsar a la canaria, cuyo porcentaje de expulsión no se reveló durante la gala, algo que enfadó sobremanera a los espectadores y usuarios de Twitter que no dudaron en mostrar su descontento.
enfado de la directora Tras la avalancha de comentarios en redes durante la semana pasada denunciando el comportamiento de Eli, y también el de Jesús, al que se le escaparon varios comentarios que la audiencia definió como machistas, Galera decidió tomar cartas en el asunto y hablar con ellos para que rectificaran su actitud. Eli y Jesús han sido los principales señalados en cuanto a faltas de respeto entre compañeros; sin embargo, todo el grupo se ha llevado una reprimenda tras otra de la directora, quien, según valoración popular, se ha convertido en la verdadera voz de esta edición. “Os comeréis un mojón cuando salgáis de aquí. Si queréis tener una carrera musical, tenéis que currar mucho”, explotaba Galera al ver la repetida falta de actitud de los concursantes en las actuaciones grupales así como el cansancio generalizado de los mismos por no dormir lo suficiente. La poca importancia que los aspirantes están dando al descanso y la falta de seriedad en cuanto al cuidado de su principal instrumento, la voz, ha provocado que varios cayeran enfermos y que la gripe y la faringitis se adueñaran de la Academia.
Es en estas circunstancias tan diferentes con respecto a ediciones anteriores en las que se encuentra OT. La música, las actuaciones, el talento, la interpretación o la evolución de los concursantes como artistas han quedado en segundo plano estas semanas. El compañerismo y el espíritu de superación se han desdibujado para dar paso a un concurso en el que ha habido constantes peleas de convivencia, falta de trabajo, poca actitud y, solo a veces, un poco de música. Solo a partir de la tercera gala se han empezado a ver unas actuaciones más trabajadas, un mayor respeto por la música y más compañerismo, algo -esto último- que se ha querido remarcar desde el programa a través de vídeos con muestras de cariño entre los concursantes. Y es que sería una pena que se perdiera la esencia de un formato que da la oportunidad de cumplir sus sueños a un grupo de jóvenes cantantes. De ahí que, este año y más que nunca, se pida que en Operación Triunfo haya “más música, por favor”.