Veinte años después, impactó la frase de Cuéntame cómo pasó que recordó mucho a Federico García Lorca: “quiero estar sola. Abramos la puerta, por Dios, y que corra el aire”. Es lo que le dijo Mercedes a su marido: el macho alfa de los Alcántara. Hay unos cuantos forofos del Cuéntame -mi hermana Asun entre ellos- y hace tiempo que me indicaron que ni se me ocurriera meterme con la serie. Que hablara mal de cualquiera pero ojo con Cuéntame. Tengo que reconocer que esta amenaza íntima ha hecho que meditara alguna de las críticas que una serie tan larga en el tiempo, tan ambiciosa en su planteamiento se merecía, sobre todo porque, como me temía, está acabando como el rosario de la aurora, a fuerza de los personajes que se han ido apartando de manera voluntaria o forzados por las circunstancias. Inicialmente, hicieron que los personajes femeninos vivieran con el peso de una losa escrita por la historia, la costumbre y la realidad, algo que les impedía que crecieran. Y hay que decir, con el permiso de sus seguidores eso sí, que cuando les ha convenido las mujeres de la serie quedaban atrapadas en aquella injusta realidad histórica. El pasado jueves echaron el ultimo capítulo de la primera parte de esta temporada que luego seguirá en septiembre -que es una manera de que la serie esté presente durante todo el curso-. Con la marcha de Carlos, por fin las mujeres han ido ganando en empoderamiento. Ya era hora. Lo que fue acompañamiento lo están convirtiendo en protagonismo con el que la serie avanzará por caminos inescrutables donde hasta ahora solo planteaban leves insinuaciones. Veinte años es mucho tiempo para darse cuenta de que esta carencia, en realidad, era una de las grandes lacras de la serie. Ya era hora de que en Cuéntame rescataran de verdad a las mujeres y a Lorca pronunciado aquella frase de Adela en La Casa de Bernarda Alba: “ No a ti, a un caballo encabritado soy capaz de poner de rodillas con la fuerza de mi dedo meñique”.
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