Madrid - Aunque hay un trasfondo comercial (el inminente estreno en cines de la nueva película de Telecinco Cinema, El cuaderno de Sara) no se puede dejar de elogiar que Cuatro ofrezca esta noche un prime time especial y de una calidad incuestionable. Es un reportaje, desgraciadamente no es ficción. En cuanto a la cinta protagonizada por Belén Rueda, cuenta la historia de Laura, una mujer desesperada por localizar a su hermana desaparecida en medio de la selva del Congo. Por este motivo, viaja hasta Uganda para iniciar un peligroso viaje al corazón de África, un territorio dominado por los señores de la guerra.

La explotación del coltán, un mineral imprescindible para fabricar instrumentos básicos en la era de la comunicación como móviles, consolas o videojuegos, mueve miles de millones de dólares en el mercado negro y ha generado una tupida red de tráfico controlado por mafias internacionales. Denunciar esta situación sobre el terreno es exponer la vida, pero el fotoperiodista Antonio Pampliega, especializado en informar desde los lugares más conflictivos y peligrosos del planeta, se ha puesto al frente de Pasaporte Pampliega: coltán, mineral de sangre, un reportaje especial producido por Cuatro en colaboración con Cuerdos de Atar que se emite esta noche a las 22.45.

“El objetivo de nuestro reportaje es poner el Congo en el mapa y que deje de ser un agujero negro informativo”, explica Pampliega. “Es sorprendente el nivel de violencia que hay en este país. Después de diez años cubriendo conflictos bélicos, el Congo es uno de los peores destinos en los que he trabajado. Hay que contar el sufrimiento al que están sometidas millones de personas por culpa del coltán, las condiciones de los trabajadores de las minas, niños, mujeres y hombres prácticamente esclavizados”. Más del 80% del coltán del mundo procede del Congo. A pesar de los intentos de legalizar la extracción de este mineral o las medidas adoptadas por Naciones Unidas e impulsadas por grandes potencias, el país está sometido por guerrillas y traficantes capaces de esclavizar a poblaciones enteras para conseguirlo.

“El Congo es uno de los países más ricos del mundo en recursos naturales pero curiosamente es el tercero más pobre”, apostilla Pampliega. Coltán, mineral de sangre mostrará cómo funcionan estas minas, hablará con responsables de la ONU que trabajan sobre el terreno y mostrará el crudo testimonio de mujeres y niños bajo el auxilio de ONG internacionales que han sobrevivido a matanzas y vejaciones. “Tengo muchísimas imágenes grabadas en la mente después de tantos años cubriendo guerras, pero enfrentarme a testimonios de víctimas y descubrir una realidad tan salvaje como ésta, incluso a mí se me escapaba. El ser humano es aún más cruel de lo que yo creía”, dice Pampliega. “No entiendo ese grado de ensañamiento con mujeres y niños. Sus testimonios tienen que ser escuchados para llegar al espectador y empatizar con un conflicto que queda muy lejos”.

butembo y beni El corresponsal y su equipo visitan Butembo y Beni, al noroeste del país, la zona más conflictiva del Congo. En los últimos meses centenares de personas han sido masacradas por las guerrillas. Pampliega patrullará con un batallón de soldados de la ONU, en combate permanente con la guerrilla Mai-Mai, y charlará con trabajadores de organizaciones de ayuda para explicar la situación en que viven y cómo se puede ayudar al Congo. “Este reportaje debe servir para extraer muchas lecciones”, explica. “Yo me quedo con la que me transmitieron las víctimas de esta barbarie: no hay que rendirse nunca. Hay que luchar y tratar de cambiar las cosas porque mucha gente pequeña haciendo cosas pequeñas es capaz de cambiar el mundo”.

Antonio Pampliega (Madrid, 1982) saltó de sus habituales crónicas internacionales para France Presse, Associated Press, CNN, BBC, The Times, El País o Efe a las portadas de todos los medios en julio de 2015. Este freelance fue secuestrado por una facción de Al Qaeda en Siria. Allí fue donde se dio a conocer al gran público con su participación en Infiltrados, que Cuatro emitió en mayo de 2015. Permaneció retenido junto a otros dos periodistas españoles (Ángel Sastre y José Manuel López) 299 días. Un cautiverio del que consiguió salir con vida en 2016 y cuyos demonios exorcizó con la publicación del libro En la oscuridad.