vitoria - Aunque sea la serie revelación de 2014, El Príncipe de Telecinco no ha tenido un gran seguimiento entre los musulmanes que viven en Euskadi. El último capítulo, emitido el martes, tuvo entre nosotros un 31,8% de share y 271.000 espectadores (33,3% y 6.290.000 en el Estado). La ficción más vista desde enero de 2012 (un 26,8% de cuota media) ha suscitado entre la población musulmana más indiferencia que entusiasmo o indignación.
Ahmed El Hannafy -presidente de la Unión de Comunidades Islámicas del País Vasco- solo ha visto algunos capítulos, pero no le ha gustado nada. "Pienso que no ayuda a la convivencia y contribuye a aumentar la confusión entre lo que son costumbres y lo que son principios islámicos. Nosotros nos esforzamos para que la gente sepa que las costumbres en Marruecos son distintas a las de Pakistán o las del África negra, aunque todos somos musulmanes. A partir de lo que yo he visto en El Príncipe, puedo decir que profundiza en la brecha entre musulmanes y no musulmanes". A su juicio, no ha sido muy seguida por su comunidad "porque muchas cosas de esa serie nos hacen daño y cuando algo te hace daño sueles dejar de verlo".
Moulay Driss, marroquí y secretario general de la mezquita Concepción de Bilbao; matiza que "es ficción y pueden inventarse lo que quieran". La parte del romance no le importa demasiado, pero "en la del terrorismo se han pasado bastante". También cree que aunque la serie ha tenido gran audiencia, no ha sido entre los musulmanes, "a los que estoy seguro que no han consultado para documentarse ni sobre cómo se reza en las mezquitas. Yo no identifico las cosas que he visto y no entiendo cuál es el objetivo". También incide en que "las costumbres de los musulmanes son distintas en Nigeria, Marruecos o España, pero hay cosas que no cambian: la manera de rezar es una, estés donde estés. He visto series de América Latina que se aproximaban más y mejor que ésta a lo que es el Islam. Añade que "atenta contra la integración de la comunidad islámica y puede complicar las cosas aun más. Hay gente que no se da cuenta de que es televisión, no es la realidad".
El educador social Oussama L'Hajjami, marroquí de Tetuán que ha ido desde pequeño a Ceuta y prepara el doctorado en Derecho Privado Internacional, explica que él sí ha visto contrabando en ese barrio ceutí, "pero en el tema del terrorismo se han pasado, han exagerado". En cambio, admite que es bastante correcta la descripción del choque cultural y de la integración. Finalmente, Mohamed Doukali, marroquí y profesor en la Escuela de Ingenieros de Bilbao; cree que está hecha "desde una óptica derechista, ideológicamente estaba manipulada. No refleja las cosas de una manera objetiva y tendía a la exageración. Aunque sea ficción y no tenga obligación de reflejar la realidad, creo que una trama social como ésta tendría que tener cierta coherencia con lo que sucede en un barrio así".
A José Ramón Blázquez, consultor de Comunicación y crítico de televisión; lo que le sorprende de la serie "es que con una temática oscura (narcotráfico, yihadismo, el mundo musulmán, la problemática fronteriza) haya tenido una aceptación tan grande". A su juicio, hay varias claves. En primer lugar, el tirón de José Coronado en un papel que encaja en él (en su versión más canalla) como un guante. En segundo lugar, el personaje de Fátima, encarnado por Hiba Abouk, perfectamente pensado para proyectar una visión amable del mundo árabe y su propósito conciliador con el mundo cristiano y español. Es un personaje de diseño, porque la serie sugiere un diálogo entre lo musulmán y lo occidental, un discurso positivo, intencionado, que usa el clásico recurso de la bondad y el amor para transmitir una idea conciliadora. La combinación de amor y tragedia es un tercer elemento del éxito, con una trama muy equilibrada entre la pasión y la violencia. Quiero insistir en que, a mi juicio, la serie tiene un mensaje intencionado que favorece la conciliación musulmana-cristiana, o si se quiere, marroquí-española".
¿Reclamo turístico? Estefanía Jiménez, profesora del Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la UPV-EHU; quiere contextualizar el éxito y se fija en la competencia que ha tenido. "Desde el principio parecía caballo ganador y las otras cadenas han dejado a Telecinco hacer sin sacar su artillería más pesada". Afirma que la serie está cuidada y tiene una ambientación muy bonita, aunque también momentos de cartón-piedra. "Aunque no sea de 10, se dejaba ver bien, jugaba con la intriga y con unos actores muy guapos como Álex González -que ha enseñado torso todo lo que exigía el guión y más-, Rubén Cortada -que ha sido una revolución- y José Coronado. En la parte femenina está claro que Hiba Abouk también tiene su público. Se ha tirado mucho de la belleza física de los protagonistas y de escenas sexuales". Añade que está basada "en un choque de culturas, en mostrar un amor imposible entre un cristiano y una musulmana. Para hacer eso atractivo en televisión es necesario recurrir al trazo grueso. Una serie no es para entrar en matices, solo caben los rasgos básicos". Finalmente, llama la atención sobre el reclamo turístico que puede suponer para Ceuta, como se ha visto en Semana Santa en Euskadi con Ocho apellidos vascos. "El éxito puede repercutir en un aumento de visitantes porque había imágenes espectaculares y exóticas de la ciudad".
José Ramón Díez Unzueta, director de Radio Vitoria durante 25 años y crítico de televisión, habla de "un ramillete de factores de éxito" y de "historias de amores interraciales imposibles y conspiraciones yihadistas en una zona de frontera, contrabando y mafias. El último capítulo cerró con acierto la temporada y dejó plantadas las bases del futuro, con una novia-hermana-amante en la encrucijada, con un terrorista muerto por disparos del comisario, una huida frustrada, una boda rota y un barrio que volverá a iluminarse la temporada que viene para mayor gloria de la cadena y de la asfixiante publicidad programada".