vitoria. Tiene un gran bagaje televisivo, fue del grupo de personas que se apuntó a la aventura de hacer televisión en Euskadi, un reto difícil entonces y que ahora es un proyecto consolidado en la sociedad vasca. Estepan Aldamiz cuenta de forma divertida aquellos primeros momentos en agosto del 82, que se convirtieron un objetivo tangible en diciembre de ese mismo año.
¿Qué tal el cambio de horario y de formato?
Terrible. Los biorritmos míos desde hace mucho tiempo, creo que genéticamente también, son de tarde-tarde, tarde-noche, noche-noche y a mí además me gusta la noche. Esto no ha sido un cambio a un horario, entrecomillas, normal; a la hora que antes me acostaba, ahora me levanto. Eso es lo más duro, sé que mucha gente lo hace, sé que incluso es los más normal y que lo mío no era lo normal hace muchos años.
Tiene entre sus manos la primera entrevista del día en Euskal Telebista y también la primera tertulia del día.
He recuperado la tertulia y eso sí que es lo mío. Siempre he defendido que en ETB tenía que haber tertulia, no sé si tanta como la que hay ahora; pero siempre he creído que el talk show, el hablar, el debatir y dar a la gente ocasión de opinar de lo que fuese era algo que tenía que haber, creo que Euskal Telebista tiene que ser la plaza y el foro donde la gente vaya, hable y debata.
¿Y qué me dice de las entrevistas?
Esta entrevista mañanera, muy dirigida a políticos, parece que el formato lo requiere, tiene su dificultad. Durante muchos años me ha tocado desde detrás ayudar a alguien a pergeñar la entrevista: buscar contenido, orientar en las preguntas, decir que se metiera un dardito, una gracia? Claro, no es lo mismo decirle eso a alguien y luego ese alguien, magnifico profesional, lo haga mucho mejor, a decírmelo a mí mismo, creérmelo y luego hacerlo.
Usted es un profesional con mucha experiencia.
Ya, pero esto es televisión. Si quieres que hacer una buena entrevista tienes que cuidar que no se te caiga el diente, ni se te tuerza el ojo, el pelo esté en su sitio... y, además, no dejar de mirar al entrevistado; pero entonces no tienes tiempo para mirar la siguiente pregunta que se te acaba de olvidar y tienes que leerla y no tienes las gafas?
Vaya angustia, no sé si creerle.
Ja, ja, ja? Ya me entiendes, he exagerado un poco, pero lo que quiero decir es que hay que cogerle el ritmo. Ha pasado un mes y quizá ya me vaya acostumbrando, los nervios matinales y el estrés, de momento, no me los quita ni dios. A lo mejor es verdad que estoy reaprendiendo, que a estas alturas y con mi edad quizá sea bueno.
¿Prepara y trabaja mucho la entrevista y la tertulia o es de los que improvisa?
Las trabajo más de lo que quisiera, a mi me gusta la improvisación, aunque sea solo por viejo, que no por diablo, algo de background tenemos. A mí me gusta ver los informativos, oír la radio, leer los periódicos, leer los digitales ahora?
Treinta años en ETB?
Fuimos a Hamburgo en agosto del 82, de hecho salí de Deia en un autobús. Imagínate, cuarenta y cinco personas metidas en un autobús, no sabiendo muy bien lo que íbamos a hacer. Hoy cuando se habla de tele, la gente más joven piensa que es normal tenerla, cómo no. Cuando me vino Amatiño diciéndome si participaría en esta aventura, lo primero que me vino fue: Pero, ¿de qué me estás hablando? ¿Eso va a ser posible? ¿Nos van a dejar hacer?
Muchos interrogantes?
Es que era 1982 y aquella propuesta que me hacían no tenía ninguna pinta de ser legal, ni permitido, ni posible? ¿Y cómo lo íbamos a hacer? ¿En euskera? ¿En bilingüe? ¿Y cómo lo íbamos a hacer si éramos cuatro pelaos?
Acabó embarcándose en la aventura.
Pues sí, la verdad. No sé por qué, pero tienes la edad que tienes y te tiras a la piscina. Supongo que alguna neurona diría que había que tirar por ahí. No sabía que la tele era el futuro en aquel tiempo, yo era un periodista de periódico y escribía.
¿Se acuerda del primer día que empezó a emitir ETB?
Sí, claro, era como una nebulosa porque estábamos entre obras. Aún estaba Iurreta sin terminar, íbamos sobre la marcha, haciendo cursillos de cómo mirar a cámara. Eso hoy no ocurre, cualquier persona que venga a trabajar sabe cómo se hace televisión desde la cuna?
No exageremos.
Nosotros no sabíamos nada, de nada? Pero empezamos con todo lo que hoy es ETB.
¿Echa de menos escribir?
Cuando me pongo soy un rollero, me pongo y no acabo. Escribo preguntas muy largas, es más como de periódico, no soy muy de tele?
No solo fue uno de los pioneros de ETB.
La verdad es que sí. Recuerdo que Macu Álvarez y yo vinimos desde Madrid en el Simca 1000 estando en tercero de carrera para hacer el número cero, fue un mes antes de salir el periódico en junio del 77, luego tuvimos que volver a la facultad a examinarnos.
¿En qué medio quería trabajar cuando empezó periodismo?
Prensa, yo era de prensa escrita. Mi abuelo era editor del Argia antes de la guerra. Yo nací en Caracas, pero nos vinimos mis padres, mis abuelos y yo porque mi abuelo se empeño en que teníamos que volver. Con la apertura de Fraga, vio un resquicio y quería hacer un periódico, eso ocurrió mucho antes de que Deia existiera. En mi casa he mamado la prensa. La televisión entonces eran La 1 y La 2, las cadena españolas, la televisión era aquella cosa casi imposible que estaba en Madrid y que desde Madrid llegaba hasta aquí.
¿Qué es lo que más le gusta, los programas de entretenimiento o los informativos?
He hecho más informativos en distintos modalidades. Sinceramente, a mí lo que me gusta es inventar. Los alemanes nos enseñaron que en la televisión había tres fases: ilusión, decepción y luego rutina. Es verdad que tiene mucho de rutina. En periodismo escrito vas con tu libreta, sobre la marcha puedes cambiar la pregunta y luego lo escribes en la intimidad, es un trabajo muy personal. En televisión dependes de equipos y es un trabajo muy expuesto, requiere rutinas; y tengo que reconocer que a mí las rutinas me aburren un poco.
¿Qué es lo menos aburrido?
En la tele me ha encantado siempre la puesta en marcha, el querer inventar, el querer ser BBC y todas esas ambiciones que siempre tenemos en los inicios; luego hemos hecho lo que hemos podido, la gente nos quería a pesar de todo, pero nada tiene que ver la tele de ahora con la de hace treinta años. Teníamos que hacer un informativo diferente: que la presentadora o presentador estuviera de pie y que luego se sentara, eso que ahora es muy normal, antes era una aventura de investigación. Queríamos importar modelos que veíamos más en televisiones americanas, en la BBC, en televisiones europeas... y que en España no se hacía y, sin embargo, todo el rato nos pesaba mucho el modelo español.