Vitoria. Maribel Salas borda el papel de Nekane Amaya, la gitana abertzale de Euskal Telebista. Su trabajo ha gustado tanto que los responsables de la cadena han encargado a Pausoka una TV movie centrado en este personaje y su familia.
Parece usted más Nekane Amaya que Maribel Salas.
Eso es lo que ocurre cuando un personaje gusta a la gente. Estoy disfrutando un montón. Nekane Amaya da mucho juego. Te puedo decir que me encanta ser Nekane en esta época de mi vida.
Una Nekane muy sandunguera, con remango y mucha labia.
Soy una Nekane vasca pero con raíces. Ya sabes cómo es la etnia, da mucha alegría y siempre están con ganas de bailar, de reír y de divertir. Cada vez que interpreto no paro de reír. Es un papelón el que me han dado.
¿Qué le ha descubierto de sí misma esta mujer gitana que interpreta?
Ufff, cuando me lo plantearon me quedé como pillada. Normalmente lo de los acentos no lo llevo muy bien...
¡Quién lo diría!
Es que yo nunca había hecho de gitana y me encantaba cuando veía a otros compañeros en esos papeles. Cuando empecé la primera lectura comencé a cogerle el gustillo y he descubierto que tiene mucho de mí este personaje; me sale muy orgánico y natural...
¿Quizá en otra vida...?
Ja, ja, ja... A lo mejor tengo raíces de alguien del sur porque me encuentro muy cómoda como Nekane Amaya.
Se ha convertido en toda una profesional de la venta ambulante.
¡Quién me lo iba a decir a mí! Mira, en esto puedo decir que tengo experiencia.
El futuro entre bragas, calzoncillos y calcetines, apasionante, ¿no?
Bueno, nunca se sabe pero no está nada mal. Está bien aprender un poco de todo en esta vida; tal y como están la cosas en nuestra profesión a lo mejor mi próximo destino es vender bragas y calzoncillos; encantadísima si tengo que hacerlo y con ello me gano la vida.
¿Qué es lo que más le atrae del personaje?
Me gusta la frescura y la espontaneidad que tiene. Me gusta, sobre todo, porque al trabajarlo es muy cómodo, me dan mucha libertad desde el equipo de dirección y de guión. Yo aporto mucho al personaje y me da mucha seguridad a la hora de interpretar, estoy mucho más suelta; soy más yo.
¿Qué es lo más difícil?
Que tiene una energía que vamos... Grabar a esta mujer una jornada entera es agotador, acabo con la garganta fatal. Es una mujer que está siempre muy arriba, es una energía muy grande la que tiene este personaje, siempre tienes que estar arriba, arriba. Tienes que seguir un ritmo al que no estás acostumbrada, otros personajes son mucho más tranquilos.
Nekane Amaya se va a convertir en un personaje de película y le van a dar una vivienda en Miribilla... ¡Vaya suerte la suya!
Sí, le llega una notificación de que le ha tocado una VPO y todo su universo cambia por completo. Se acabó la chabola, se acabó el vivir como antes y vamos a vivir en una comunidad muy peculiar...
A ver, ¿no son ustedes los peculiares con su particular forma de enfocar la vida y con sus costumbres?
Bueno, bueno, que los payos también tienen lo suyo, eh... Ja, ja, ja. A la hora de interrelacionarnos se producen situaciones muy cómicas, divertidas y entrañables, algunas son de chiste.
¿Por ejemplo?
Pues que con nosotros también se viene a vivir la cabra, la Marijaia, y claro, los vecinos... Hay cosas que los payos no entienden de los gitanos.
Me hago cargo, supongo que no entenderán que en el portal haya puesto usted un tenderete de su mercancía preferida: bragas, calzoncillos y calcetines. Muy estético no me parece.
¡Y qué voy a hacer! De algo tenemos que vivir, mira qué panorama hay. En serio, con esta familia todo vale, hemos tenido hasta una cabra en un bañera.
¿Qué tal se lleva usted con Marijaia
El primer día no tuvimos muy buen encuentro la familia y la cabra. Al espacio se ha ido adaptando, se ha ido haciendo con la gente y la familia. Es una gozada trabajar con ella, es que es súper mona...
No sé qué decir, ¿una cabra súper mona?
Pues sí mujer, la cabra es monísima y además tenemos muy buena comunicación.
¿Entre la cabra y usted?
Ja, ja, ja... Tenemos una relación estupenda, ¡quién me lo iba a decir a mí!
Veo a una Maribel Salas muy integrada en su rol.
Es que ahora ya soy Nekane Amaya. Me siento estupendamente.
Las relaciones entre payos y gitanos no son estupendas en la vida real. ¿Cómo cree que ha recibido la comunidad gitana este personaje de ficción?
La madre de una compañera trabaja en un centro con gente de esta etnia y se sienten identificados, ellos también son vascos. Yo también tenía miedo de que no gustara; el humor siempre está en el límite, en una línea limitada, y no me gusta hacer daño. Siempre que trabajo en este código me gusta que la gente lo encaje y se divierta. Pienso que Nekane les puede caer bien a ellos.
¿Se imagina a Nekane Amaya vestida para Nochevieja?
¿Cómo me vestiría? Con todo lo que tenga en casa: con todas las joyas, toda la bisutería, los pendientes más grandes, que se note; que se me vea bien.
Sus dioses: Camarón y Sabino Arana, vaya contraste.
Ja, ja, ja... Son mis grandes amores, hablo como Nekane Amaya, en casa hay un cuadro de Sabino Arana y otro de Camarón. Sí que es un contraste. Pero es que ella es gitana y vasca, abertzale.
Además en uno de los sketches quería abrir la urna y cambiar el voto porque se había equivocado.
Era por una buena causa, hubo una equivocación y eso había que solventarlo como fuera. Abrir la urna no es legal, eso ya lo sé, pero ¡cómo iba a votar yo al PP! Yo soy aber-tzale.
Tiene un dominio del euskera que hace temblar a Euskaltzaindia.
Y que lo digas. Nekane Amaya domina el euskera, a su manera pero lo domina.
¿Qué piensa cuando se ve en la televisión?
¡Ay, Dios mío, qué es esto! Cuando lo veo hay cosas que me hacen gracia y me divierten mucho. Hay otros personajes que bueno, pero a este le tengo un cariño enorme, no me canso, me parece divertido.
Y vaya familia que tiene usted.
Es verdad, lo que tengo que pelear; entre el pequeño que no se entera de nada y que está en la luna de Valencia, la niña, que me ha salido un poco salida, valga la redundancia, y mi marido, que es flojo como él solo. Es como lo de las mujeres vascas, que somos las que cortamos el bacalao en casa.