A la televisión está llegando, a marchas forzadas, un periodismo que valora más la opinión recalcitrante que la objetiva; que apuestas más por el insulto y el grito sobre que por la precisión y la mesura. No hay más que ver las tertulias de buena parte de la parrilla de la nueva programación de la TDT para comprobarlo a diario. Y al parecer no es una moda local. Una periodista rusa de nombre Tatiana Limanova no se cortó nada en hacerle una peineta en pleno informativo al mismísimo presidente estadounidense, Barack Obama. El suceso ha dado la vuelta al mundo y es muy posible que no cause ninguna ruptura de relaciones internacionales porque el programa pertenecer a un canal privado y, según parece, la han despedido. Pero lo cierto es que cada día se ven más gestos como el de Limanova, peinetas y exabruptos, impensables no hace mucho tiempo y que son asumidos con todas sus consecuencias por los responsables como parte de los contenidos. Uno de los papeles que se están tomando algunos de los periodistas televisivos es el de ser más papista que el Papa: escenifican modales más propios de las hinchadas radicales de los estadios de fútbol que de un plató televisivo.

Los que no han levantado cabeza desde su estreno ha sido la versión que Telecinco hizo de la serie Cheers y ya le han puesto punto final. Una muerte anunciada ya que Telecinco la retiró en octubre esperando mejores tiempos que, al parecer, no terminan de llegar para esta inoportuna serie de Antonio Resines y compañía. Se le nota a Telecinco que intenta proponer un tipo de televisión que no tenía previsto. La improvisación televisiva suele costar mucho dinero porque se hace con materiales que hay que presentar acabados. Pero peor es insistir en el desatino constante.