YA lo veníamos avisando en esta columna: que el estilo contundente del cocinero David de Jorge en su programa Robin Food en ETB2 tiene una atractivo especial remarcado por el horario estratégico -la hora de comer- en el que se emite un atractivo con el que supera a diario a los gallos de la competencia como TVE y Telecinco. Si en los informativos lo más importante es la noticia, en los concursos se busca el entretenimiento, ¿qué es lo que más se valora en un programa de cocina? A lo largo de la historia ha habido tantos estilos a la hora de hincarle el diente a la gastronomía que difícilmente cabe hacer un resumen en estas líneas aunque prometo que algún día lo intentaré. Después del atrevimiento y desparpajo de Arguiñano, De Jorge ha conseguido que los espectadores aprecien su sinceridad. La mayor parte de los cocinillas que conozco tienen tanta cultura entre pucheros, a la hora de elegir los productos en los mercados como cuando improvisan con lo que hay. La mezcla de las improvisación, materiales, experiencia y atrevimiento es lo que aporta este hombre para que su programa de cocina en televisión sea novedoso a estas alturas.

Aunque para trucos de toda la vida, el de la cadena ABC en la retransmisión de los Oscar. Resulta que Javier Bardem y Josh Brolin, los que fueran compañeros de rodaje en Este no es país para viejos, se dieron un pico en la ceremonia de los Oscar y no nos enteramos porque el realizador se fue a buscar el plano de Penélope Cruz. Vamos el puritanismo en este país se recrea en el ridículo cada vez que pueden demostrarlo. Viendo esta censura a estas alturas se podría decir que menos que los hombres viejos lo que quieren es un país lleno de viejos complejos.