En Álava, el envejecimiento de la población ha dejado de ser un reto para convertirse en una oportunidad de cuidado compartido. Vitoria-Gasteiz fue reconocida en 2011 como ciudad amigable con las personas mayores por la OMS. Desde entonces, ha apostado por un modelo de ciudad que cuida, donde los servicios, los espacios públicos y las políticas sociales pensados para favorecer la autonomía, la salud y la conexión comunitaria en la tercera edad.
El Ayuntamiento de Vitoria y la Diputación Foral de Álava han construido, junto a asociaciones y voluntariado, una red de apoyo a personas mayores que abarca desde servicios básicos a programas de acompañamiento emocional. Esta red no solo cubre necesidades prácticas, también ofrece compañía, hábitos, y la oportunidad de seguir aprendiendo o compartiendo experiencias. Para muchas personas, estos servicios marcan la diferencia entre el aislamiento y la continuidad de una vida activa y digna.
Buena parte de estos apoyos se articula a través de los centros Bizan, espacios socioculturales para mayores de 60 que ofrecen más de 300 actividades anuales. Desde talleres, práctica de deporte adaptado, a formación digital, actividades intergeneracionales o comedores saludables, la oferta abarca un sinfín de áreas.
En algunos centros se prestan también servicios de podología, peluquería, préstamos de libros y zonas wi-fi. La atención está centralizada en la oficina Bizan info, ubicada en el parque de La Florida.
Para muchas personas mayores, acudir al Bizan más cercano significa tener una rutina semanal, reencontrarse con amistades, seguir aprendiendo y, sobre todo, sentirse útil y conectada con su barrio.
Uno de los pilares del sistema es Maiteki, el programa municipal de apoyo a familias cuidadoras. En este programa se ofrece orientación individual, atención psicológica, talleres, grupos de ayuda mutua y servicios de respiro. Esta iniciativa, con casi un cuarto de siglo de trayectoria, se ha presentado como ejemplo en varias publicaciones y foros sobre cuidados a nivel estatal. Junto a este programa, el Servicio de Ayuda a Domicilio y el Servicio Municipal de Urgencias Sociales permiten una atención continuada en el hogar y responden ante situaciones críticas, incluyendo episodios de soledad o vulnerabilidad extrema.
Cuando una persona mayor empieza a perder autonomía, uno de los primeros pasos a adoptar es la solicitud de la valoración de dependencia a través del Instituto Foral de Bienestar Social (IFBS). Este organismo es quien activa apoyos como centros de día, teleasistencia, ayuda domiciliaria intensiva o acceso a una plaza residencial. Es un recurso clave tanto en entornos urbanos como rurales, ya que permite a las familias acceder a servicios adaptados sin esperar a una situación límite. Tanto en la capital como en los pueblos, el primer paso es acudir al Servicio Social de Base del municipio o contactar con las oficinas del IFBS, donde profesionales de referencia guían cada caso de forma individualizada.
No debemos olvidarnos del entorno rural. Los Centros Rurales de Atención Diurna (CRAD) permiten que las personas mayores de pueblos como Valdegovía, Zuia, Iruña de Oca o Campezo puedan permanecer en su entorno con acompañamiento, comida, higiene y transporte adaptado. Estos centros funcionan en jornada completa o media jornada, según las necesidades, y combinan atención profesional con un ambiente familiar y cercano. Personas mayores con movilidad limitada, pero que aún viven en sus casas, acuden a diario desde núcleos rurales gracias a servicios de transporte adaptado. Allí no solo reciben asistencia, sino también un entorno cálido donde compartir el almuerzo, participar en dinámicas grupales o simplemente sentirse acompañadas.
No menos importante es el tejido asociativo en Álava. Entidades como Afaraba (Alzheimer), Asopara (Parkinson), Ascudean (familias cuidadoras) o Vivir con Voz Propia (voluntariado contra la soledad) ofrecen orientación, apoyo emocional y programas de acompañamiento a domicilio. Cruz Roja y Cáritas refuerzan con diversos programas de acompañamiento.
Por último, y en situaciones donde es necesario solicitar la ayuda de un letrado, se puede solicitar una consulta al Colegio de la Abogacía Alavesa.
Cuidar en Álava no es solo tarea de profesionales. Es una apuesta compartida por la dignidad, la autonomía y el derecho a envejecer bien, en compañía y sin perder el control sobre la propia vida. Porque cuidar no es solo atender: es reconocer, acompañar y garantizar que ninguna etapa de la vida quede al margen de la comunidad.