Tienen objetivos y metas ambiciosas, pero son esenciales para garantizar el bienestar mundial y del planeta. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible –ODS– también conocidos como Objetivos Globales, fueron adoptados por las Naciones Unidas hace ocho años para realizar un llamamiento universal y poder poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que para el 2030 todas las personas puedan disfrutar de paz y prosperidad. Desde entonces son cada vez más los países que adoptan esfuerzos para alcanzar los ODS en medio de crecientes desafíos mundiales.

Así, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia. Un total de 193 Estados miembros de las Naciones Unidas aprobaron una resolución en la que reconocen que el mayor desafío del mundo actual es la erradicación de la pobreza y afirman que sin lograrla no puede haber desarrollo sostenible. Por ello, la Agenda plantea 17 Objetivos con 169 metas de carácter integrado e indivisible que abarcan las esferas económica, social y ambiental. Al adoptarla, los Estados se comprometieron a movilizar los medios necesarios para su implementación mediante alianzas centradas especialmente en las necesidades de los más pobres y vulnerables.

En ese sentido, la Agenda 2030 hereda buena parte del espíritu de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, pero con un planteamiento mucho más ambicioso: no se trata solo de mejorar la situación de los países empobrecidos, sino que se pasa de una perspectiva parcial a una visión global de los retos del planeta, donde todos los países deben implementar medidas para contribuir a la sostenibilidad y al abordaje de los desafíos globales y nacionales.

Entre las importantes metas que se fijó la comunidad internacional para este periodo figuran la erradicación de la pobreza, la reducción de la desigualdad en todas sus formas, la transición hacia un modelo productivo sostenible y el freno a la crisis climática, por citar solo algunas de ellas. Por primera vez en años, por ejemplo, mundialmente se ha asistido a un retroceso significativo en la lucha contra la pobreza y la desigualdad global, provocado en buena medida por factores como el covid-19 y la guerra de Ucrania.

Según Naciones Unidas, el número de personas que viven en situación de pobreza podría pasar de 581 millones antes de la irrupción del virus a entre 657 y 676 millones. Esta cifra es “preocupante”, según advierte Naciones Unidas, pues se trata del primer aumento de la pobreza extrema desde 1998 y de la mayor subida desde 1990. En apenas un año se han perdido los avances de los últimos cuatro ejercicios, lo que demuestra la fragilidad de la senda del progreso de las personas con menores ingresos y el riesgo de que, en cada nueva crisis, las capas más vulnerables de la sociedad sean las mayores damnificadas.

También la desigualdad ha aumentado entre los distintos países y también dentro de las fronteras de cada Estado: la brecha de ingresos entre los territorios más ricos y los más pobres se ha incrementado por primera vez en una generación, y la tasa de pobreza laboral ha crecido por primera vez en dos décadas. Los efectos de estas cifras son evidentes en las vidas cotidianas de millones de personas, según informa el Ministerio de Derechos Sociales del Gobierno de España. Por todo ello, los ODS cobran cada vez más importancia. “Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y sus 169 metas son de alcance mundial y de aplicación universal, tienen en cuenta las diferentes realidades, capacidades y niveles de desarrollo de cada país y respetan sus políticas y prioridades nacionales.

Si bien las metas expresan las aspiraciones a nivel mundial, cada gobierno fijará sus propias metas nacionales, guiándose por la ambiciosa aspiración general pero tomando en consideración las circunstancias del país”, explican desde Naciones Unidas: “Cada gobierno decidirá también la forma de incorporar esas aspiraciones y metas mundiales en los procesos de planificación, las políticas y las estrategias nacionales.

Es importante reconocer el vínculo que existe entre el desarrollo sostenible y otros procesos pertinentes que se están llevando a cabo en las esferas económica, social y ambiental”. Pero, en cualquier caso, si la manera de realizar las políticas varía entre un país y otro, lo cierto es que el objetivo es para todos el mismo.

Estos son los objetivos por los que se trabaja y lucha por la Agenda 2030:

  • Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo.
  • Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible.
  • Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades.
  • Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos.
  • Lograr la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas.
  • Garantizar la disponibilidad de agua y su ordenación sostenible y el saneamiento para todos.
  • Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos.
  • Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos.
  • Construir infraestructura resiliente, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación.
  • Reducir la desigualdad en y entre los países.
  • Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.
  • Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.
  • Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos (tomando nota de los acuerdos celebrados en el foro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático).
  • Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible
  • Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, efectuar una ordenación sostenible de los bosques, luchar contra la desertificación, detener y revertir la degradación de las tierras y poner freno a la pérdida de la diversidad biológica.
  • Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas.
  • Fortalecer los medios de ejecución y revitalizar la alianza mundial para el desarrollo sostenible.

En este mismo sentido, en la lucha de la Agenda 2030 es importante que las instituciones y distintos países se sigan sumando para garantizar el cumplimiento riguroso de todos estos objetivos. Sin embargo, desde Naciones Unidas también recuerdan la importancia de los pequeños gestos diarios de cada ciudadano, incluso desde el sofá de casa. Por eso, existe una guía que ofrece consejos para seguir salvando el mundo, con actos cotidianos. La Guía de los vagos para salvar el mundo ofrece consejos de distintos niveles; entre los más sencillos se encuentran, por ejemplo, consejos como ahorrar electricidad enchufando los electrodomésticos en una regleta y desconectándolos por completo cuando no los utilice, incluso su ordenador; dejar de utilizar los estados de cuenta bancarios en papel y pagar las facturas en línea o a través del teléfono móvil; o, expresar su respaldo del principio de igual salario entre hombres y mujeres por trabajo igual.