Álava camina con firmeza hacia la sostenibilidad y tiene distintas estrategias que pone en práctica para seguir impulsando y trabajando los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. De hecho, la Diputación Foral ha creado en los últimos años dos planes diferentes para el Desarrollo Sostenible del territorio. En este sentido, el último realizado tiene dos objetivos fundamentales: adecuar las líneas estratégicas a la nueva realidad ambiental, económica y social del Territorio Histórico e incorporar las prioridades de los nuevos elementos de planificación aprobados a distintas escalas geográficas y sobre distintos vectores de sostenibilidad, de manera que la política alavesa de sostenibilidad se encuentre plenamente alineada con los mandatos de planificación de rango superior.

Así, cabe destacar que la Alianza Alavesa por el Desarrollo Sostenible 2030 quiere dar visibilidad y reconocer el compromiso que diferentes agentes hacen por y para una prosperidad respetuosa con el planeta y aunar esfuerzos para avanzar como territorio sin dejar a nadie atrás. Con esta Alianza Alavesa por el Desarrollo Sostenible 2030, se pretende por lo tanto unir fuerzas, tejer una amplia y sólida red participativa y crear sinergias entre los diferentes agentes del territorio en pro de los 17 ODS. La Agenda implica un compromiso común y universal, y Álava se enfrenta a retos específicos en su búsqueda global del desarrollo sostenible, por lo que en el ámbito de sus competencias sobre recursos y actividad económica, determina sus propias metas apegándose a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

El plan de la Diputación plantea acciones concretas en un despliegue de 12 líneas estratégicas y se realiza a través 45 objetivos específicos.

Este primer reto plantea la necesidad de mejorar las capacidades competitivas de la base productiva local sin agravar las desigualdades sociales o los impactos ambientales, entendiendo que únicamente una economía de estas características puede garantizar un desarrollo sostenible del territorio. Por ello, para Álava resulta indispensable fomentar una economía más respetuosa con el clima y que consuma menos energía, en concordancia con las políticas europeas de Acción por el Clima. Para que este nuevo modelo económico se afiance, se trabaja también sobre la demanda, impulsado el consumo sostenible tanto de la ciudadanía como de las instituciones públicas (a través de la compra y contratación pública verde, entre otros).

Como segundo reto, cabe destacar que el Territorio Histórico de Álava presenta un patrimonio natural de gran diversidad y riqueza. Este capital natural constituye un gran activo que debe ser debidamente protegido si se desea garantizar la sostenibilidad del territorio. La preservación de la biodiversidad y de los espacios naturales protegidos son dos de los pilares sobre los que avanzar en esta materia. Pero el reto va más allá, e intenta recuperar aquellos hábitats y especies ya afectados por el desarrollo humano. La apuesta por la mejora de la calidad de los distintos medios (acuático, atmosférico y terrestre), especialmente en aquellos puntos ya identificados como de menor calidad o de mayor sensibilidad, pretende permitir seguir caminando hacia una mejora continua del patrimonio natural alavés.

Continuando con los objetivos alaveses, entre otro de los grandes retos está la propia promoción de la salud. Por ello, con el objetivo fomentar la incorporación de la salud en todas las políticas, desde el territorio se impulsa el concepto de salud en la planificación y gestión territorial, promoviendo entre otras la evaluación de impacto en la salud de planes, y proyectos y también se promueve hábitos de vida saludables, que fomenten el bienestar de todos los colectivos y franjas de edad.

Además, y en este mismo sentido, la Diputación de Álava también está trabajando la equidad y la justicia social. “La sostenibilidad social implica conseguir la equidad, lo que supone la eliminación de la pobreza y el acceso de todos los estratos sociales a los beneficios y virtudes del crecimiento económico. El reto consiste en satisfacer las necesidades básicas de las personas, garantizando a su vez el cumplimiento de los derechos económicos, políticos, culturales, de equidad de género, etc. En definitiva, el derecho a vivir en un contexto en el que se puedan expresar y desarrollar las potencialidades de cada persona”, explican en el informe. Para ello, las estrategias que se impulsan son la lucha contra las desigualdades sociales, promoviendo los servicios sociales locales de calidad y la cooperación al desarrollo; promover la igualdad entre mujeres y hombres; garantizar la inclusión y la integración social de todos los estamentos de la sociedad; y fomentar la interculturalidad con el fin de tejer una sociedad diversa, cohesionada, integradora, inclusiva y participativa; partiendo de la diversidad de razas, orígenes, o procedencias que existen en Álava.

Otro de los retos es el compromiso firme que este territorio tiene con las futuras generaciones. El desarrollo sostenible, más que un fin, es un proceso, y como tal no es posible alcanzarlo únicamente mediante la aplicación de técnicas y programas. Como todo proceso de cambio social, depende de los valores y formas de comportamiento humano, por lo que la sensibilización y la educación juegan un papel estratégico para reorientar el desarrollo hacia la sostenibilidad y la equidad. En este contexto, hay dos líneas estratégicas: la primera pretende fomentar la educación para la acción (potencia la sensibilización, concienciación, formación e información del conjunto de la sociedad, refuerza la Agenda Local 21 y Agenda 21 Escolar, identifica, capacita y potencia a los agentes dinamizadores e innovadores en materia de sensibilización para la sostenibilidad en los distintos ámbitos, facilitando su trabajo colaborativo en la red) y, la segunda, con el objetivo de conservar la identidad propia, fomenta la cultura local.

Por último, Álava también trabaja la gobernanza responsable, que es una nueva forma de entender la acción pública y sus estructuras organizativas, a la forma en que los territorios son administrados y las políticas aplicadas. La gobernanza responsable implica un nuevo modelo operativo para los distintos agentes y niveles de gobierno implicados, así como para los procesos de decisión. Por ello, se promueve un modelo de gestión basado en la participación, la transparencia, la equidad y la eficiencia. ¿Cómo? Mejorando la accesibilidad de la ciudadanía a los servicios y a la información pública, fomentando espacios de participación y diálogo con la sociedad civil, fomentando la corresponsabilidad público-privada en el desarrollo de la estrategia de sostenibilidad e impulsando modelos de gestión basados en la colaboración y la coordinación de los agentes públicos o avanzando hacia una red de instituciones eficaces e inclusivas que rindan cuentas.