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Las altas temperaturas asfixian a Euskal Herria

Junio dejó varios días con anomalías térmicas que superaron hasta en 8 grados la temperatura habitual. Las olas de calor son cada vez más largas, intensas y frecuentes

Las altas temperaturas asfixian a Euskal HerriaÁlex Larretxi

El mes pasado ha sido el mes de junio más cálido jamás registrado en el Estado español. Nunca antes un mes que abre oficialmente el verano había alcanzado temperaturas tan altas, ni tan pronto. Antes de que terminara mayo, varias ciudades rozaban ya los 40 grados centígrados.En junio se registró la primera ola de calor, y a estas alturas del año, cuando estamos en plena canícula —el periodo teóricamente más cálido del año—, ya hemos consumido buena parte del cupo de días “insoportables” que antaño se distribuían a lo largo del verano.

También en Euskal Herria el calentamiento avanza de forma evidente. La CAV ha vivido este año su junio más caluroso desde 1970. Según los registros de Euskalmet, las temperaturas de este pasado mes han igualado las cifras extremas que se alcanzaron en junio de 2003, uno de los años más sofocantes que se recuerdan. En varias jornadas se registraron anomalías térmicas que rebasaron los 8 grados respecto a los valores normales.

En términos generales, la estación de Foronda, en Gasteiz ha registrado un aumento de 2 grados en los últimos tres años (2021-2024), y de 1,1 grados si se toma el periodo 2001-2024. En Bilbao, las temperaturas han subido 1,5 grados en los últimos tres años y 0,8 desde 2001. En Donostia, el incremento ha sido de 1,6 y 0,8 grados, respectivamente. Pero es Iruñea la ciudad que marca el peor registro: +2,2 grados desde 2021 y +1,4 desde 2001. La tendencia no es ajena a otros territorios atlánticos, donde hasta hace poco el calor extremo era una rareza.

Variación de las temperaturas en Iruñea desde 2001

En la costa, la temperatura media se situó entre los 20 y 21 grados centígrados, mientras que en la Llanada alavesa se rebasaron los 19 grados. Este último valor supone un aumento de 3,1 grados respecto a la media del periodo de referencia 1991-2020.

“Las temperaturas han aumentado de forma gradual durante el último siglo, pero en los últimos diez años ese incremento ha sido más brusco”

Fernando Prieto . Director del Observatorio de la Sostenibilidad

Temperaturas más extremas

En junio se superó la barrera de los 20 grados de temperatura media a nivel estatal. En los últimos años, la media anual ha pasado de 13,2 grados (1961-1990) a 14,9 (2020-2024), con un salto especialmente notable en primavera (+1,22) y junio (+1,46). 

En ciudades como Madrid, ya se han vivido más de 16 días cálidos —aquellos en los que se superan los 36,4 grados, según la definición de la AEMET— en 2025, cuando la media histórica es de 11 en todo un año. En Valladolid suman 15; en Zaragoza, 14; en Barcelona, 13; y en Valencia, 12. El calor se ha vuelto persistente e inédito en intensidad y extensión. Y lo peor todavía no ha llegado.

En la última década, los veranos han sido severos o muy severos en la península

El agua del mar, más caliente

La temperatura del agua del mar también batió récords en junio, con máximos históricos en múltiples puntos del litoral, según los datos de Puertos del Estado. La boya de Dragonera (Baleares) alcanzó los 30,55 grados el 30 de junio, el valor más alto registrado ese mes en toda la red exterior.

En el Mediterráneo, todas las boyas de aguas profundas superaron sus anteriores máximos de junio, destacando Cabo Begur, que igualó su récord absoluto con 29,1 grados. En el Atlántico, se alcanzaron 23,93 grados en la boya de Bilbao-Bizkaia y 20,97 grados en Cabo de Peñas, valores impropios para el mes de junio.

Con este panorama como telón de fondo, el Observatorio de la Sostenibilidad ha publicado el informe #CalorExtremo2025, en el cual advierte de que la península Ibérica ha entrado en una fase crítica de emergencia climática en la que el calor extremo se ha convertido en estructural y precoz.

En solo tres años, entre 2021 y 2024, las temperaturas máximas medias han subido casi dos grados (+1,96) en 52 estaciones meteorológicas con series largas. Si se toma un periodo más amplio —de 2001 a 2024— la subida respecto a los valores de 1971-2000 es de 1,2 grados. La aceleración es clara.

"En el caso de los accidentes de tráfico ha habido una movilización general, se han realizado campañas de educación, se ha legislado al respecto... Sin embargo, con el cambio climático esto no está pasando”

Fernando Prieto . Director del Observatorio de la Sostenibilidad

Las ciudades que lideran este ascenso térmico son Girona, Barcelona, Fabra, Salamanca, Cuenca, Granada, Ávila y Albacete, con aumentos de entre 2,5 y 2,9 grados. “Las temperaturas han aumentado de forma gradual durante el último siglo, pero en los últimos diez años ese incremento ha sido más brusco”, señala Fernando Prieto, director del Observatorio de la Sostenibilidad. 

Casi la mitad (47%) de los récords de temperatura máxima absoluta en 106 estaciones españolas se han producido entre 2020 y 2024. En otras palabras: lo que antes era extremo ahora es cada vez más frecuente.

Entre 2015 y 2024, cinco de las ocho estaciones que han superado los 45 grados lo han hecho en este último quinquenio. De las 70 estaciones que han superado los 40 grados, más de la mitad lo han logrado también en estos últimos cinco años.

Varias personas se bañan en el río Arga (Nafarroa) el último día de la primavera.

Olas de calor más frecuentes

Las olas de calor, antes episodios puntuales, se han convertido en una constante del verano. Desde 2015, todos los años han registrado al menos una, y el 90 % han sido clasificadas como “severas” o “muy severas”. Ya no solo son más intensas, también se prolongan durante más días y afectan a casi todo el Estado.

En 2022 se batió el récord con 41 días de ola de calor —casi el doble que el anterior máximo de 1991, donde se registraron 23 días—, y todas las provincias de la Península y Baleares sufrieron algún episodio. En nueve de los últimos diez veranos, más de 33 provincias se han visto afectadas por este fenómeno.

Cabe destacar que el 66% de los episodios de calor extremo con variaciones térmicas superiores a los 3 grados se han concentrado en la última década. Además, tres de las cuatro mayores desviaciones térmicas desde 1975 se han producido en los últimos diez años, señal de que el clima ha entrado en una fase distinta, marcada por desequilibrios cada vez más pronunciados.

El informe elaborado por el Observatorio de la Sostenibilidad también analiza el comportamiento térmico en los meses fríos. El resultado es igual de preocupante: entre 2015 y 2024, el 90% de los inviernos han sido suaves o muy suaves. Desde 2011, más del 40% no han registrado ninguna ola de frío relevante. Las anomalías térmicas negativas han caído en picado. El invierno, tal como lo conocíamos, está desapareciendo.

“Hay que aplicar políticas públicas serias de manera urgente y radical para hacer frente a la desigualdad climática y proteger a la población más desfavorecida. No podemos esperar más”

Fernando Prieto . Director del Observatorio de la Sostenibilidad

Alerta Máxima

Fernando Prieto alerta de la gravedad de la situación a la que nos enfrentamos: “En los últimos meses han muerto más de 1.100 personas debido a las temperaturas extremas, según datos oficiales. Son más que el número de fallecidos por accidentes de tráfico. En el caso de los accidentes ha habido una movilización general, se han realizado campañas de educación, se ha legislado al respecto... Sin embargo, con el cambio climático esto no está pasando”, denuncia.

En este sentido, el máximo responsable del Observatorio de la Sostenibilidad reclama una respuesta contundente ante la emergencia climática: “Hay que aplicar políticas públicas serias de manera urgente y radical para hacer frente a la desigualdad climática y proteger a la población más desfavorecida. No podemos esperar más”, advierte.

Decenas de personas tratan de sofocar el calor en Donostia bañándose en el mar.

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RECOMENDACIONES PARA HACER FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO

El Observatorio de la Sostenibilidad llama a la acción a gobiernos, empresas, organizaciones sin fines de lucro, sociedad civil e individuos para encarar las consecuencias de la modificación acelerada del clima. Estas son las medidas propuestas:

  1. Luchar contra la pobreza energética. Impulsar medidas contra la pobreza energética en los barrios más vulnerables, como ayudas para el pago de facturas, instalación de aire acondicionado, bonos sociales o negociación con empresas eléctricas.
  2. Sistema eficiente de alertas. Establecer un sistema eficaz de alerta temprana, con líneas telefónicas directas, equipos vecinales y mensajes claros a la población, especialmente para proteger a personas mayores y prevenir riesgos de salud.
  3. Crear anillos verdes. Aumentar el número de árboles y jardines y repartirlos con un criterio científico y razonado por todos los barrios, especialmente en los más vulnerables. Esta actuación puede reducir la temperatura urbana en 2-3 grados.
  4. Más agua libre. Instalar más fuentes, láminas de agua, nebulizadores de forma masiva, vaporizadores, etc.., y restauración ecológica de los tramos de ríos urbanos o zonas húmedas limítrofes.
  5. Instalar un millón de tejados solares. Proporcionan sombra y producen electricidad barata que puede servir para refrigerar las ciudades y dar energía a muy bajo precio.
  6. Apoyo a personas vulnerables. Especialmente a los grupos de mayor riesgo como ancianos, población de rentas bajas, barrios con peor edificación, casas sin ascensor mal aisladas, barrios sin árboles, zonas con menor vegetación. Brindar acompañamiento, información y transporte a lugares públicos con aire acondicionado o centros de enfriamiento a las personas mas vulnerables.
  7. Planificar considerando el riesgo climático. Diseño constructivo de la ciudad para favorecer la circulación del aire de día y de noche mediante un replanteamiento de la geometría urbana y de la disposición de los edificios.
  8. Reducir la contaminación en las ciudades. Disminuir el tráfico basado en combustibles fósiles y favorecer el transporte público, la bicicleta y la movilidad eléctrica.
  9. Protocolos de actuación por barrios y por calles. Detectar la desigualdad climática, mapear las poblaciones más vulnerables en relación con las islas de calor y buscar soluciones para los grupos más expuestos al calor extremo.
  10. Presupuestos sociales. Los presupuestos municipales deben de incluir el riesgo de calor extremo, inundaciones, y otros riesgos climáticos en todas las actuaciones urbanas, infraestructuras críticas, etc.
  11. Evaluar políticas para frenar el calor extremo. Analizar experiencias exitosas en otras ciudades e implantar indicadores y sistemas de rendición de cuentas en las estrategias de adaptación de la ciudad mes a mes.

Precisamente, el último informe del Observatorio no se limita a hacer un diagnóstico de la situación del clima y el aumento de las temperaturas, sino que traza una hoja de ruta con medidas concretas. A corto plazo, propone proteger a los colectivos más vulnerables: mayores, niños o personas que residen en viviendas sin aislamiento. A medio plazo, el informe apuesta por mejorar la eficiencia energética y reforzar los sistemas de alerta ante fenómenos extremos.