El Palacio de Congresos Europa de Vitoria-Gasteiz acogerá del miércoles 2 al jueves 4 de octubre el XIX Congreso de Estudios Vascos, organizado por Eusko Ikaskuntza. Bajo el lema “Elkartzen Gaituena / Lo que nos une”, este evento busca fomentar un “contrato social” que refuerce la cohesión social y territorial de Euskal Herria, con la participación de expertos, instituciones y ciudadanos. El objetivo es generar propuestas concretas que nos permitan abordar los retos actuales que tenemos en el territorio. 

La sesión inaugural contará con la intervención de Hilary Cottam, galardonada con la Orden del Imperio Británico por su contribución al estado de bienestar. La investigadora y profesora británica explorará nuevas formas de construir un modelo socioeconómico más inclusivo y equitativo.

¿Sobre qué tratará su conferencia en el Congreso de Estudios Vascos? 

He titulado mi charla “Euskal Herria: diseñando una conexión social radical”. Estamos viviendo tiempos de cambios profundos: tecnológicos, ecológicos y sociales. Estos cambios sísmicos generan una sensación de incertidumbre, pero también nos ofrecen un momento prometedor: una oportunidad para rediseñar nuestros sistemas sociales y formas de vida de una manera que nos sirvan mejor como seres humanos y que también nutran mejor los sistemas ecológicos más amplios de los que dependemos.

¿Qué ideas quiere transmitir?

Quiero hablar sobre cómo podríamos diseñar esa nueva infraestructura social y sobre la importancia crítica de nuestras relaciones y conexiones sociales para lograr esa misión.

“Estamos viviendo tiempos de cambios profundos, pero también de oportunidades para rediseñar nuestros sistemas sociales”

El lema del Congreso es “Lo que nos une”. En su opinión, ¿qué papel juega la cohesión social en la construcción de una sociedad más justa y sostenible?

–as relaciones sociales son el recurso que más importa. Si piensas en cualquiera de los grandes desafíos a los que nos enfrentamos —por ejemplo, el medio ambiente o las enfermedades crónicas—, estos no son problemas que se puedan resolver con el mandato de un político o un director ejecutivo. La naturaleza de los desafíos modernos es que necesitan la creatividad y participación de todos nosotros para resolverse.

¿Cómo cree que deberían evolucionar las conexiones entre los individuos en una sociedad diversa y cambiante como la actual?

Para prosperar en este siglo XXI, serán esenciales nuestros vínculos sociales. Necesitamos encontrar nuevas formas de conectarnos con personas que no son como nosotros o que no piensan como nosotros. En mi trabajo me concentro en crear nuevas conexiones horizontales entre quienes tienen diferentes roles en la sociedad —en el estado, la sociedad civil y el mundo empresarial— de manera que pueden parecer naturales, pero que también desafían algunas jerarquías de poder.

¿La clave para prosperar como sociedad está entonces en las relaciones interpersonales?

En toda Europa, un número significativo de personas siente que sus ideas y su lugar en la sociedad no cuentan. Encontrar nuevas formas de unirnos para escucharnos y ser vistos es fundamental para nuestro futuro democrático.

¿Cómo pueden comunidades como la de Euskadi liderar un cambio hacia un modelo de bienestar más inclusivo y colaborativo?

El País Vasco tiene muchas fortalezas: una cultura fuerte, un idioma hermoso, un sentido de territorio y pertenencia. Todos estos son factores críticos al pensar en un modelo de bienestar sólido para el siglo XXI. Hablaré sobre esto en mi conferencia; sobre el papel de la cultura y la narración, sobre la importancia crucial de las relaciones en los nuevos modelos sociales, sobre la necesidad de alinear una visión social con la justicia económica. En cada una de estas áreas, el País Vasco tiene cimientos únicos sobre los que construir.

“Las relaciones sociales son el recurso que más importa para resolver los desafíos modernos. Es necesaria la participación de todos”

En su libro Radical Help (Ayuda radical), desafía el modelo tradicional de bienestar. ¿Cómo es ese modelo?

En su esencia, el modelo de bienestar del siglo XX consistía en facilitar una transición social hacia un modelo económico de producción masiva basada en el carbono. Esto requería nuevos servicios para apoyarnos en el acceso al trabajo, nuevas formas de educación, vivienda segura y buena salud. Estos modelos fueron revolucionarios y cambiaron la vida y las posibilidades de millones de personas. 

¿Cuáles son las mayores limitaciones de los actuales estados o sistemas del bienestar?

Al transitar hacia una economía muy diferente y enfrentarnos a nuevos desafíos, estamos descubriendo en todas partes que los modelos del siglo XX ya no pueden apoyar a los ciudadanos para prosperar en este nuevo siglo. Son tanto costosos como socialmente ineficaces.

¿Cómo se pueden actualizar esos modelos que comenta?

Necesitamos repensar, primero, qué significa prosperar hoy en día y luego, cómo podemos asegurar que esto sea algo verdaderamente accesible para todos los ciudadanos.

¿Cree que el estado de bienestar puede reformarse globalmente o que los cambios deben adaptarse a contextos culturales y sociales específicos?

Esta es una muy buena pregunta. La respuesta reside en ambos elementos. Hemos heredado sistemas de bienestar con bases comunes, por lo que nos enfrentamos a algunos desafíos globales en su rediseño. Simultáneamente, los desafíos que tenemos por delante —ecológicos, tecnológicos y sociales, en particular los desafíos de justicia— son globales.

¿Cómo debe ser a su juicio el nuevo estado del bienestar?

Creo que los sistemas de bienestar del siglo XXI que permitirán a los ciudadanos prosperar compartirán un conjunto de principios comunes: fomentar capacidades, crear posibilidades, cuidar de cada ciudadano...

¿Cómo podrían implementarse todos esos principios de los que me habla?

La forma en que estos principios funcionarán en la práctica será determinada y diseñada localmente, teniendo en cuenta culturas, historias y sueños.

¿Cuáles son las barreras más importantes para el tipo de transformación social por el que aboga? 

Una es que los recursos abundantes que tenemos —dinero, pero también habilidades y tiempo— están atrapados en organizaciones industriales verticales y los líderes de estas organizaciones tienden a gestionar los recursos de manera transaccional y centralizada, lo que conduce tanto a la escasez como al estancamiento de la innovación. En todas partes vemos cómo lo nuevo intenta abrirse paso, pero a veces es difícil. Otra barrera es la fijación en la optimización y la eficiencia. 

“No puede haber bienestar en un planeta muerto. Debemos pensar cómo cuidar la humanidad y la naturaleza de nuevas maneras”

¿Cree que seguimos aferrándonos a modelos que ya no son sostenibles en el contexto actual?

Sí. Estamos viviendo tiempos de transformación, pero muchos están tratando de apuntalar los viejos sistemas que ya no nos sirven, lo que es costoso tanto en términos de vidas humanas como de finanzas.

Ha destacado la importancia de la innovación en los programas sociales. ¿Qué medidas deberían adoptar los gobiernos y comunidades locales para fomentar dicha innovación?

Si queremos crear algo nuevo, debemos trabajar de manera diferente. Hablaré sobre esto y sobre algunos de los procesos que pueden unir a personas de diferentes ámbitos de la vida en trabajos de innovación. Mi libro Radical Help trata sobre cómo podemos hacer esto en la práctica.

En su opinión, ¿cómo se pueden integrar las preocupaciones ecológicas y la sostenibilidad en la forma en que pensamos sobre el bienestar social y los sistemas económicos?

Los sistemas de bienestar del siglo XXI deben centrarse en el cuidado y la reparación de los seres humanos y de los sistemas naturales más amplios de los que formamos parte y que nos sostienen. No puede haber bienestar humano, independientemente del sistema de bienestar, en un planeta muerto. Nuestro trabajo es pensar en cómo cuidamos a la humanidad y a la naturaleza juntos de nuevas maneras.