Lejos quedaron los tiempos en los que los ladrones de casas reventaban puertas y ventanas a golpe de mazo. Ahora les basta marcar la vivienda con una moneda o levantar el felpudo para después tirar de maña, manipular la cerradura y entrar. Más aún en los meses de verano. Principalmente, porque muchos españoles se van de vacaciones y dejan sus casas vacías. Los que no, pasan más tiempo en la piscina, visitando a familiares o tomando un refresco en una terraza. Para los amigos de lo ajeno eso significa más objetivos disponibles y más tiempo para actuar.

Lo primero es comprobar que una casa está deshabitada, y para eso la gama de métodos es tan amplia “como la imaginación humana”, ha explicado a EFE el inspector jefe del Grupo XI de la Brigada Provincial de Policía Judicial en Madrid. “Desde llamar al telefonillo a acercar la oreja a la puerta, o marcar las viviendas, para lo que hay varios métodos y todos encaminados al mismo objetivo”, apunta.

Aquí empiezan a encontrar novedades que van más allá del los papeles o los hilillos de silicona entre el marco y la puerta: ahora los colocan en el ojo de la cerradura, casi imperceptibles, pero también han comenzado a dejar monedas en el suelo.

“Nos lo consultaron varias personas y pensamos que no tenía nada que ver, más que nada porque no parece un método fiable: si alguien pasa y la ve, la puede coger. Pero ya lo hemos detectado en seis o siete inmuebles, y puede que sea un método nuevo”, subraya.

Otro método, tal vez más efectivo, es el de dejar los felpudos levantados. En muchas ocasiones es algo que hace el personal de limpieza para poder barrer y fregar con más facilidad, por lo que no levantan sospechas entre los vecinos. Si pasan unos días y la marca sigue en el lugar, los ladrones saben que el objetivo es bueno y pasan a lo que el inspector jefe llama “técnicas de habilidad”, con las que no necesitan siquiera forzar la cerradura.

Está el clásico resbalón –pasar una tarjeta o lámina por el marco de la cerradura–, pero también muchas otras técnicas con “llaves falsas”, que se pueden aprender “viendo vídeos en internet” y que se utilizan ya en buena parte de los robos. En Madrid, señala el policía, se lo encuentran en el 90 por ciento de casos.

Como el bumping, golpear una llave maestra hasta que salten los pistones de la puerta y se abra, o el impresioning, ahora preponderante y que consiste en introducir una lámina de metal en la cerradura para conseguir un molde con la que copiar la llave original.

“Antes tenías que comprarte un martillo y hoy te compras un juego de llaves falsas, no es muy difícil acceder a ellos. Eso ha despuntado de tal manera que lo raro es encontrarte una puerta o una ventana rota, aunque sigue habiendo”, apunta.

Los pueblos se salvan en verano

La profusión de estos delitos en las grandes ciudades contrasta con la situación que, en líneas generales, se vive en las zonas rurales. Es habitual que la gente regrese al pueblo durante las vacaciones veraniegas y las casas se llenan de vida, lo que hace mucho menos habituales los robos.

Desciende el número de robos

Desciende el número de robos Según datos del Ministerio del Interior, al cierre de 2023 se contabilizaron 84.446 robos con fuerza en domicilios, un 2,4 % menos que el año anterior, una tendencia que se ha mantenido a lo largo del primer trimestre de 2024, Durante este periodo se registraron 20.872 robos en domicilios, un 3,4 % menos que en el mismo periodo del año pasado, que sin embargo no contempla los meses de verano.

Consejos clave

Herramientas sofisticadas

Existen multitud de técnicas para prevenir estos delitos, desde el uso de alarmas, cámaras y cerraduras sofisticadas hasta programar el apagado y encendido de las luces para que parezca que la vivienda está habitada.

Trucos sencillos

No publicar en redes sociales que te vas de vacaciones, pedir a un vecino que vigile la vivienda durante tu ausencia, y alguno que sirve para todo el año: cerrar bien puertas y ventanas para evitar disgustos.