La carga desigual de los cuidados, asumida en su mayor parte por las mujeres, está detrás de las adicciones femeninas, según un estudio de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Deusto.

El estudio, realizado gracias a una beca de Emakunde, ha sido presentado este lunes en Gasteiz por la jefa del equipo de investigación, Ana Estévez, y por la directora del Instituto de la Mujer, Miren Elgarresta.

El informe ha evaluado la perspectiva de género en las adicciones a sustancias y de comportamiento -juegos de azar, videojuegos, compras compulsivas-.

Una de las conclusiones es que hay menos mujeres con adicciones de comportamiento. "Cuando les preguntamos porqué compran o juegan menos, la respuesta es porque tienen menos tiempo y dinero", ha detallado Ana Estévez.

Otra respuesta, irónica, es: "No me puedo ir a por tabaco, no me puedo marchar, porque quién cuida a los niños, o a los mayores". La consecuencia es que la mujeres empiezan a jugar a los 35-40 años, mucho más tarde que los hombres.

Soledad, depresión y estrés por la carga

Y es que la adicción de las mujeres es un efecto secundario de asumir los cuidados. Así, las mujeres nombran ente los malestares que les lleva a las adicciones el sentimiento de soledad, estados de depresión y el estrés por la carga desigual de los cuidados.

Además, el estigma social y la vergüenza son elementos que frenan a las mujeres a la hora de pedir ayuda, lo que hace que se escondan.

Esta sensación de culpa que acosa a las mujeres se nota también en sus comportamientos a la hora de jugar: van a sitios con entornos seguros, como los bingos, o juegan a los rascas y gana, pero apenas usan las tragaperras, que tienen imágenes muy sexualizadas.

Ahora, con internet, juegan más a las tragaperras, pero en la red.

Otra muestra de este comportamiento se da en los videojuegos, en los que muchas jugadoras no se identifican como mujeres, para evitar comentarios negativos.

Otro de los problemas que ha detectado el estudio es que las mujeres tardan en pedir ayuda y cuando lo hacen recurren a la Atención Primaria de Osakidetza. Van poco a los centros de tratamiento de adicciones.

El problema se agrava porque hay muy pocos grupos de tratamiento con solo mujeres, lo que conlleva que, en grupos dominados por hombres adictos al juego no se hable de los cuidados o de la violencia machista. "Queremos que vayan a tratamiento", han pedido las autoras del estudio.

Aunque el informe constata que en general las mujeres empiezan más tarde, las autoras del estudio han avisado sobre un problema que se detecta entre las adolescentes, que empiezan a jugar a muy temprano, "quizás por parecerse a los chicos", y acompañadas de sus parejas.