No es un mito ni una leyenda urbana. Los meses de julio y agosto afectan directamente a nuestra líbido y la subida de las temperaturas aumentan las ganas de tener encuentros íntimos.
Tampoco es casualidad. La ciencia respalda esta teoría con diferentes estudios que detallan las razones de por qué tenemos más ganas de sexo en verano.
El primer motivo de peso estriba en que estar de vacaciones permite disponer de más tiempo, menos cansancio y también conlleva dejarse llevar y sentirse más libre. “Por lo tanto, esto ayudará a reducir en gran medida el estrés y los niveles de cortisol, que tienen un efecto negativo sobre la líbido”, aseguran los expertos.
Hay que tener en cuenta asimismo que hay más horas de sol y los días son más largos. El cuerpo recibe una mayor cantidad de vitamina D, que directamente activa la producción de oxitocina u hormona de la felicidad y el placer, con lo que aumenta la liberación tanto de testosterona como de feromonas a través del sudor.
“Además, cuando nuestro cerebro recibe una cantidad mayor de luz solar hace que nuestra hipófisis se active, liberando las hormonas que mejoran, por ejemplo, las erecciones”, aclaran.
EL RELAX LIBERA EL DESEO
“Más allá de tus hormonas, es probable que sientas más deseo en verano no sólo por el sol y el calor. También porque estás más relajada. Si tienes pareja, seguramente disfrutes de más tiempo a solas, momentos de calma y relax donde es más fácil liberarse. Todos esos estímulos liberan tu deseo. Recuerda que el placer empieza y acaba en el cerebro”, especifica la socióloga Cecilia Bizzotto, desde JOYclub, la red social liberal de referencia en Europa.
"No es solo cuestión de hormonas. También de relax y descanso porque el placer está en el cerebro"
“Si estás notando que tienes más deseo y fantasías por cumplir, es el momento para dar el paso y probar nuevas experiencias como tener juegos con hielos o con comida, sexo en la playa o la ducha… ¡Da rienda suelta a tus fantasías!”, anima.
OXITOCINA Y DOPAMINA, LAS CLAVES
La psicóloga y sexóloga Mónica Branni, ratifica que “esta es una época maravillosa para disfrutar de nuestra vida sexual”.
“Las vacaciones, el tiempo libre, y la luz solar, que estimula la producción de sustancias como la oxitocina o la dopamina hacen que aumente nuestro interés por relacionarnos con otras personas. Al fin y al cabo, somos animales sociales. La clave está en la combinación de biología y ambiente”, indica Branni.
"Sustancias como la oxitocina o la dopamina hacen crecer nuestro interés por relacionarnos"
“El hipotálamo, que regula la temperatura corporal y la sexualidad, se ve influenciado por la luz solar y la temperatura. Además, el calor aumenta la dopamina, la hormona responsable de la recompensa, la motivación y el deseo sexual. A la vez, las feromonas, que permiten percibir el deseo sexual hacia otros, se liberan más debido al aumento del sudor”, aclara.
TEMPERATURAS EXTREMAS, ¿EFECTO CONTRARIO?
Pero hasta el cambio climático ha llegado al sexo y tanto calor puede ser contraproducente.
Un termómetro por las nubes tiene para algunos un efecto antilujuria que les hace huir del contacto físico y del esfuerzo que requiere una relación sexual.
Tal y como revela el informe "Estacionalidad en la reproducción humana" de la Universidad de Oxford, es cierto que se produce un aumento de las relaciones sexuales en verano, pero solo si las temperaturas no son excesivas.
De hecho, esta investigación reveló que los nacimientos aumentaron durante los diez meses posteriores al verano en aquellos países de climas templados o fríos que tienen temperaturas elevadas pero no tórridas.
Sin embargo la cifra de bebés no aumentó en los países de clima cálido o tropical, con estíos extremos y temperaturas excesivas.
PRACTICAR SEXO EN VERANO Y NO MORIR EN EL INTENTO
Branni pone de relieve que “las altas temperaturas pueden convertir nuestras experiencias sexuales en un verdadero desafío”.
“Con tantos beneficios arraigados al sexo, ¿por qué cuando más fácil podría ser practicarlo, más difícil se vuelve?”, se pregunta.
Y es que el sudor y la incomodidad de las altas temperaturas pueden complicar nuestra predisposición a mantener una vida sexual activa en estas fechas.
“Por eso, hay que practicar sexo este verano y no morir de calor en el intento”, sentencia la experta