En el lineal del supermercado, delante de toda la oferta que se exhibe pretendiendo captar la atención de los consumidores, es habitual preguntarse qué diferencia una agua de otra. Tal como explica Patxi Casal, director general de Alzola Basque Water, en esta entrevista con motivo del Día Mundial del Agua, es que dependiendo de su mineralización “todas la aguas son diferentes. No hay dos aguas iguales”.
“Todas la aguas son diferentes. No hay dos aguas iguales”.
En el caso del agua de Alzola se trata de un proceso lento, de más de 25 años desde que cae la lluvia en el valle de Loyola hasta que brota en el manantial de forma natural, una "auténtica rareza". Casal recuerda que “a nivel europeo solo quedan tres industrializados” siendo el de Elgoibar el más pequeño pero muy especial. Y es que desde que cae la gota de lluvia hasta que brota del subsuelo de forma natural pasan 25 años en los que recoge durante todo el recorrido “todos los minerales de la tabla periódica de una forma muy equilibrada”, siendo beneficiosa para el sistema renal.
"Pasan 25 años en los que el agua recoge durante todo el recorrido todos los minerales de la tabla periódica de una forma muy equilibrada”
Las propiedades medicinales del agua mineral
La historia de Alzola y el agua nos retrotrae quinientos años, cuando era un puerto fluvial en el que confluían comerciando diferentes culturas y religiones. Con el paso de los siglos, los dogmas religiosos fueron cediendo terreno al conocimiento y en esta localidad creció la actividad industrial pero, también, la medicina, expandiendo la puesta en práctica de dos leyes fundamentales: “Lávate y vivirás mejor” y “Bebe agua separada de tus animales”.
Y en ese momento histórico, en el siglo XIX, aparecen los manantiales con propiedades medicinales. El de Alzola es de agua termal que aflora a una temperatura constante de 29ºC, sin cambio alguno a lo largo de sus más de 200 años de historia.
En su empeño de hablar “con datos”, el director general de Alzola pone como ejemplo, que el agua embalsada en los pantanos “perfectamente contaminados” pasa por veinte o veinticinco mil modificaciones químicas y físicas antes de llegar a nuestros hogares.
El manantial de Alzola es de agua termal que aflora a una temperatura constante de 29ºC, sin cambio alguno a lo largo de sus más de 200 años de historia
Otro de los factores distintivos de Alzola es que no pertenece, como más del 90% de embotelladoras, a ninguna multinacional centrada únicamente en la comercialización. Al ser una empresa pequeña, local, puede contar lo que hace, ejerciendo de guardianes del manantial. “Que se preserve. Y eso lo debería pedir la sociedad” concluye Casal.