El próximo día 10 de octubre se celebra el Día Internacional de la Salud Mental que tiene como lema Salud Mental, Salud Mundial, un derecho universal. Este día incide en que la salud mental es un derecho inherente a la condición humana y pone el foco en las principales vulneraciones de derechos humanos que se producen en el ámbito de la salud mental, haciendo un llamamiento a los agentes implicados: salud mental, ámbito social, justicia, educación y empleo, entre otros. “Para poder acabar con estas situaciones de desigualdad es importante hacer inversión en recursos”, explica en este periódico Vanesa Vadillo, gerente de la asociación alavesa que lucha para ayudar en la salud mental, Asafes.

Es importante saber detectar cuándo la salud mental comienza a deteriorarse, ya que el hecho de que se produzca una declive es más habitual de lo que pueda parecer. En este contexto, según explica la profesional, podemos prever que la salud mental está afectada si se detectan síntomas como: sentimientos de tristeza o desánimo, pensamientos confusos o capacidad reducida de concentración, preocupaciones o miedos excesivos, altibajos y cambios importante de humor, aislamiento y dificultad para mantener actividades de la vida diaria y problemas de sueño. “Es importante pedir ayuda cuando se detectan síntomas que nos están avisando de que hay un malestar emocional y la persona ve afectada su vida diaria. Como en cualquier enfermedad cuanto antes se aborde y se trate, la evolución probablemente será mejor. En algunos casos, el malestar psicológico o emocional atendido a tiempo puede evitar que derive en una enfermedad mental”, explica la profesional. En este sentido Vanesa Vadillo añade que “contamos con recursos públicos de calidad para atender a las personas que padecen una enfermedad mental, pero no son suficientes”.

Según los últimos datos el Servicio Vasco de Salud tiene 157 psicólogos en su red pública, lo que se traduce en 6,74 profesionales por cada 100.000 habitantes. “Mientras, en el resto de la Unión Europea esta cifra se eleva a los 18 por cada 100.000 ciudadanos. La falta de recursos y la creciente demanda, está acentuando el tiempo de espera, algo que nos trasladan muchas personas que acuden a la asociación”, añade.

Por último, según su valoración, también es muy importante seguir luchando contra el estigma que producen muchas enfermedades mentales en el conjunto de la población y para ello seguir visibilizando enfermedades mentales como la depresión, esquizofrenia o la enfermedad bipolar siguen siendo esencial en la lucha contra el estigma.

Estigma

“Desafortunadamente sigue existiendo mucho estigma en esto. Aún existen muchos mitos y falsas creencias en torno a las personas con enfermedad mental. Una de las más extendidas es asociar estas enfermedades a comportamientos agresivos, cuando la realidad es que son una población especialmente vulnerable a sufrir violencia y situaciones en las que se violan sus derechos y libertades. Además, el estigma en la enfermedad mental genera lo que llamamos el autoestigma, el autorrechazo, y esto puede afectar a la hora de pedir ayuda y a la adhesión al tratamiento”, concluye Vanesa Vadillo.