Ha vuelto a ser un verano flojo en donaciones de sangre.
Como todos los veranos hemos tenido un descenso. En julio ya bajó en torno a un 30% y en agosto suele caer a la mitad pero este año ha sido un poco más, sobre el 55%. Tenemos un 15% de disminución sobre lo que sería un verano normal. Las olas de calor nos han venido fatal.
Y llueve sobre mojado.
Sí, es verdad que llevamos un año con un descenso bastante pronunciado. Pero este año la situación es más grave porque hemos entrado en julio bastante mermados y ya habíamos descendido un 6% sobre lo que consideramos habitual.
¿A qué se debe?
Creo que estamos en un cambio de paradigma. Los donantes han respondido muy bien durante toda la pandemia pero necesitamos más donantes. Hay que reflexionar sobre qué modelo de sociedad queremos construir aunque suene un poco a filosofía. Tener un buen sistema de donación da seguridad al sistema sanitario porque estamos invirtiendo en nosotros mismos. Y debemos tener claro que si no establecemos ese sistema ahora ¿quién nos asegura que eso se va mantener?
La edad media del donante sigue siendo demasiado alta.
Lo que está pasando es que cada vez la pirámide de población es más ancha por arriba. Tenemos, por decirlo de alguna forma, el mismo problema que tienen las pensiones. Cada vez son menos los jóvenes, y cada vez se alarga más, por suerte, la esperanza de vida. Voy a poner un ejemplo quizá un poco tosco. Antes, la gente del baby boom donaba para sus padres. Pero ahora, los jóvenes deben donar para la generación del baby boom y para los padres de esas personas porque cada vez hay más octogenarios, más nonagenarios, y más centenarios.
Hombre, pero muchísimos del baby boom todavía pueden continuar donando.
Sí, claro, pero nos ocurre que los donantes más fieles van cumpliendo años y ya sabemos que, a partir de una cierta edad, hay más factores de riesgo, y se dan más problemas de salud. Entonces esta gente va saliendo poco a poco del sistema.
“Tenemos el mismo problema que con las pensiones, que cada vez los jóvenes deben donar para más gente mayor”
¿Y no hay reemplazo?
Nosotros anualmente perdemos del orden de 6.000 donantes. Pero no nos vale con tener 6.000 donantes nuevos, necesitamos unos 10.000 porque la gente mayor dona entre tres o cuatro veces al año, y eso no ocurre con los jóvenes que se incorporan. Los más jóvenes, entre que les surge un trabajo en otro sitio, tienen una vida social y laboral más agitada, salen a un viaje fuera... normalmente hacen menos donaciones, y por eso no nos vale con seis mil nuevos. Necesitamos más para cubrir la demanda.
¿Cuántas personas donan habitualmente en Euskadi?
Ahora mismo no llegamos a 50.000 donantes activos. Hasta julio teníamos 3.331 donantes nuevos y los demás, unos 46.000, son donantes habituales. Con estas cifras, ahora llegamos. Pero si esto sigue así, en un tiempo, nos vamos a ver en dificultades. Porque sin sangre, una gran parte del sistema sanitario se para. Detrás de muchas cirugías, de muchos ingresos, siempre hay un donante de sangre.
Suelen decir que Euskadi necesita al día unas 400 entregas de sangre para que los hospitales funcionen.
400 es lo óptimo. El viernes, día 1, tuvimos 401 donaciones porque estamos con una campaña de llamamientos, pero vinieron 456. O sea que necesitamos que se acerquen unas 450 personas para conseguir stock. Ahora estamos en una situación de crisis y necesitamos acumular por si un día ocurre algo.
¿Tan grave es?
Sí. Si con la operación retorno (pongamos por caso) hubiera más accidentes. O por ejemplo, ocurriera un suceso grave como, me estoy acordando del accidente del Alvia que se estrelló en Santiago, ahora mismo no creo que pudiéramos atenderlo. Solo podríamos hacerlo con la ayuda de otras comunidades.
No me asuste.
Ahora necesitamos reponer nuestro stock de seguridad porque estamos en un momento bastante malo. Hay stock para muy pocos días. Tenemos esa espada de Damocles encima. Y ahora volverán cirugías programadas, operaciones pospuestas y un montón de enfermos que van a necesitar componentes.
¿Qué es lo que se debería hacer?
Tenemos que establecer un sistema de donación poderoso. Que durante todo el año tengamos unas 7.500 donaciones. Eso es muy complicado porque el mes de julio tiene muchos altibajos y luego llega un mes de agosto en el que la gente hace un parón para todo. Sin embargo, nuestro sistema sanitario está continuamente en on. La esperanza de vida es cada vez mayor, para vivir más necesitamos más componentes sanguíneos, o derivados de plasma. Y eso nos dice que necesitamos más donantes.
“No nos damos cuenta que solo el 3% de la población (los donantes) está sosteniendo el sistema sanitario”
Aunque por suerte la medicina avanza muchísimo.
Sí, la medicina, las intervenciones quirúrgicas y las transfusiones mejoran. Antiguamente había operaciones que requerían de que donasen cuatro personas y hoy en día, sin embargo, en esa misma intervención vale con una unidad.
Diga algo más que sea positivo.
Disfrutamos de un sistema sanitario envidiable, con profesionales muy buenos y la gente vive más... pero sin donantes de sangre, muchas personas no podrían mejorar su calidad de vida, porque la sangre está detrás de muchas necesidades médicas. Casi todos vamos a necesitar algún componente sanguíneo en algún momento de nuestra vida. Y no nos damos cuenta que solo el 3% de la población está sosteniendo el sistema sanitario.
¿Y cuántos deberían ser?
Simplemente si llegásemos a un 5%, eso ya nos daría una seguridad a futuro. No necesitamos que vengan hoy 700 y mañana 100, sino que esto sea un goteo continuo.