Casi 3.000 vascos con diabetes reciben en sus casas los parches que miden su glucosaBorja Guerrero
Para más de 122.000 diabéticos que hay en Euskadi, controlar los niveles de azúcar en sangre de manera constante es cada día más fácil gracias a los avances tecnológicos y los sistemas de monitorización continua de glucosa que les permiten vigilar sus niveles en tiempo real y ver su evolución a lo largo del día. Los famosos parches monitorizan los datos de glucosa en sangre, y esos datos se transfieren a la plataforma de la propia empresa y también se pueden bajar al móvil para poder estar en todo momento controlados y evitar sustos. Pero ahora un nuevo programa, denominado Home Delivery consigue que estos dispositivos lleguen a la casa del paciente. Y casi 3.000 vascos ya los reciben por esta vía.
El doctor Koldo Berganzo, subdirector médico del Hospital de Basurto, aclara que de un total de 6.227 pacientes con sistemas de monitorización continua (flash), 2.652 tienen ya sus recambios a pie de puerta. “La novedad reside en que el sensor llega al domicilio del paciente, o a la dirección que quieran, sin que deba trasladarse a su centro de salud. Todo con el objetivo de mejorar la calidad de vida de aquellas personas que deben convivir con esta enfermedad”, señala.
Hay que recordar que el parche deben renovarlo cada 15 días. Y con el Home Delivery, que empezó a funcionar en diciembre, se les manda a casa, o a la dirección que deseen, en un paquete de seis sensores.
Radiografía de la diabetes
122.751. Es el número total de diabéticos que tiene Osakidetza en su radar, tanto pacientes que sufren diabetes tipo 1 como pacientes con diabetes tipo 2.
6.227. De todos ellos, hay 6.227 que cuentan con dispositivos de monitorización continua de glucosa (flash).
3.222. El mayor número de enfermos tiene diabetes tipo 2. En concreto, 117.648 y de estos, cuentan con un sistema de monitorización flash 3.005. Del tipo 1 están contabilizados 5.103, y 3.222 disponen de estos dispositivos
Sistema ‘Flash’
Ventajas
Más información. Estos sistemas de monitorización continua aportan más información del control glucémico del paciente, que las mediciones en el dedo. Se ve cómo evoluciona la glucemia a lo largo del día y su comportamiento en función de las ingestas y la actividad del enfermo.
Este control es imprescindible ya que el cambio en los niveles de glucosa permite prever un pico y, así, evitar un problema potencial ya que el hecho de tener la glucosa demasiado alta puede acarrear complicaciones en diferentes órganos. Y es un factor de riesgo para sufrir ictus, enfermedades cardiovasculares o lesiones en el riñón.
“A la hora de indicar esta monitorización, se selecciona al tipo de paciente. Normalmente hablamos de diabéticos tipo 1, que son jóvenes, que necesitan terapia de insulina porque su páncreas no puede producir esta hormona que ayuda a que las células absorban la azúcar que se tiene en la sangre, y se transforme en una fuente de energía. Pero también bastantes pacientes tipo 2, que necesitan insulina, se suelen manejar con este tipo de terapia”, afirma Rebeca Sánchez, endocrino, desde la Subdirección de Coordinación de Atención Hospitalaria de Basurto.
GRATUIDAD
Osakidetza fue pionera en la gratuidad de este tipo de parches y en su ampliación a la diabetes tipo 2 que no está contemplado en todas las comunidades.
El dispositivo flash primero se incluyó para diabéticos tipo 1 (que son los que siempre necesitan la insulina que no produce el páncreas) y después se ha ampliado para diabéticos tipo 2 que están en tratamiento intensivo con insulina ya que esta modalidad tiene diferentes opciones de tratamiento y no suele ser, de inicio, la insulina. “Puede ser con pastillas, inyectables que no son insulina y como última opción la insulina”, aclara Sánchez.
“La indicación estricta para los sistemas de monitorización continua de glucosa es que sean diabéticos que necesiten terapia intensiva insulínica con necesidad de hacer seis o más de controles de glucemia capilar al día”, precisa la especialista.
Imagen de un dispositivo flash.
Es por ello que hay niños, mujeres gestantes y todo tipo de pacientes ya que la 1 se da más entre niños y jóvenes y la 2 es más del adulto.
“Antes, los pacientes se hacían controles capilares en el dedo, antes de comer, después del desayuno y eso nos daba el dato de la glucemia en ese momento. Pero con la monitorización continua somos capaces de ver la tendencia de la glucemia a lo largo del día. Eso nos da mucha información y da mucha seguridad al paciente”, añade.
“Incluso hay un sistema de alarmas si sube o baja la glucosa para que el paciente que no percibe ningún síntoma, se dé cuenta que está ocurriendo eso y pueda adoptar medidas. Eso es una ventaja notable”, subraya Koldo Berganzo. “Con toda esa información, el endocrino ajusta mejor los tratamientos”, matiza.
Porque este pequeño parche evita a los pacientes diabéticos hasta seis y ocho pinchazos diarios, y ya se está trabajando para incorporar, en un futuro, al historial clínico los datos reales que proporcione en cada momento el sensor, lo que facilitará la labor del especialista.
La epidemia del siglo XXI
El 10,6% de adultos sufre diabetes
Al alza. La prevalencia de diabetes en Euskadi, catalogada como una de las epidemias del siglo XXI, es inferior a la media ya que en el Estado es del 14,8% y en la CAV baja al 10,6%. Se trata fundamentalmente de diabetes tipo 2 en el 90% de casos. El tipo 1 es común en edades medias y la 2 en edades más avanzadas, aunque ahora por el sobrepeso y el sedentarismo, esta última se ve en gente joven. La diferencia fundamental es que la diabetes tipo 2 se puede manejar con dieta y ejercicio mientras que en la otra, se necesita insulina porque el páncreas no la produce. Se trata además de una epidemia silenciosa porque hay un porcentaje notable de pacientes, en un inicio de diabetes, que lo desconocen.
“Los sistemas de monitorización continua de glucosa son muy útiles y eficaces. Vemos la tendencia del valor de la glucemia, no sólo el valor puntual (saber si está bajando, está subiendo o está estable) y así el usuario puede tomar las medidas necesarias en ese momento. Se pueden establecer alarmas que avisen al paciente de incidencias… y todo eso, claramente le da una mayor seguridad y comodidad, porque con un scanneo del sensor, es decir pasarse por el dispositivo que suelen tener insertado en el brazo el lector o el móvil con la aplicación bajada, se obtiene el valor de glucemia”, explica gráficamente la doctora Rebeca Sánchez.
EDUCACIÓN ENFERMERA
La endocrino hace hincapié en señalar la importancia de que “la indicación de sistemas de monitorización continua debe ir acompañada de educación diabetológica que realiza la enfermera educadora de diabetes con apoyo de la enferma de Atención Primaria. Algo imprescindible”.
El tratamiento y el cuidado de la diabetes no es barato, a pesar de estar financiado por la Sanidad Pública que ayuda al pago de la insulina, fármacos y materiales para el autocontrol de la glucosa. Pero esto “no hay que verlo como un gasto sino como una inversión en salud, ya que mejora la calidad de vida de los usuarios”. Además, estar monitorizado con un parche, a la larga, resulta más barato porque aporta más información. “Cuanto mejor llevemos a cabo el control de la glucemia, más se retrasa la aparición de complicaciones crónicas o las podremos evitar. Y hablamos de cosas muy serias. Puede ser un ictus, que llegue a conllevar una incapacidad, puede ser una enfermedad renal crónica, puede ser la posibilidad de ceguera, retinopatía diabética, o patologías graves como las cardiacas”, afirma Sánchez.
Así, un estudio publicado recientemente en la revista científica Diabetes Therapy, reveló que el uso de estos sistemas de monitorización de glucosa podría generar un ahorro anual del 21,5% -580 euros por paciente y año- y evitaría unas 1.220 hipoglucemias graves, lo que supondría una reducción del 48% de los casos.