La Atención Primaria, la primera línea de la sanidad que acompaña a cada persona desde que nace hasta sus últimos días de vida, lleva tiempo acusando una crisis que la pandemia ha avivado y que esta semana se ha evidenciado en toda su crudeza. Ahora, el verano amenaza con agudizarla ya que, dada la escasez de personal, habrá serias dificultades para cubrir vacaciones y bajas. Carencias que sufren trabajadores que llevan tiempo asumiendo cupos de compañeros ausentes.

Los colegios de médicos lanzan SOS por la falta de profesionales, después de que 218 plazas hayan quedado vacantes en el último MIR, y Osakidetza admite que busca “hasta el último profesional y que todos los médicos tienen las puertas abiertas”. “Sin ir más lejos, este verano hemos contratado todo profesional disponible para atender nuestros centros de salud en el periodo vacacional”, reconocieron el lunes responsables sanitarias en el Parlamento Vasco. Aunque el número de alumnos de las facultades de Medicina aumenta, –la UPV ha incrementado ya esa oferta, pasando de las 250 plazas hace pocos cursos a las 330 plazas del actual–, ayer mismo la rectora Eva Ferreira barajó la posibilidad de volver a incrementar esa oferta según la demanda, especialmente en Atención Primaria.

Aún así, el vacío de médicos es palpable en la puerta de entrada de la sanidad pública. “Es uno de los retos más urgentes del sistema sanitario, que no tiene solución a corto plazo por una mala planificación docente y porque los nuevos profesionales tienen otras vocaciones y prefieren trabajar en hospitales o en entornos urbanos”, ha destacado la consejera de Salud, Gotzone Sagardui.

“Todos los médicos residentes, tanto de medicina de familia como pediatría, cuando terminan sus años de formación, cuentan con un contrato de larga duración en su mesa”, afirmó Rosa Pérez, directora del Servicio Vasco de Salud. Además, a la hora de una OPE, como la que se inicia la próxima semana, se priorizan estas dos especialidades. De hecho, el próximo día 18, los y las candidatas se examinarán en el BEC para ocupar 322 plazas de Medicina de Familia y 62 de Pediatría.

Las dos versiones

La subdirectora de Atención Primaria de Osakidetza, Susana Martín reconoció que “no se explica” cómo no se pueden cubrir las cerca de 200 plazas ofertadas desde enero de este año para puestos remunerados con 3.000 euros al mes en turno de 8.00 a 15:00 horas.

Pero mientras los responsables sanitarios no entienden por qué no resulta atractiva la oferta, los colectivos profesionales sí tienen explicaciones. El Sindicato Médico argumenta que el salario medio bruto en Euskadi “ronda los 2.278 euros al mes y, para una persona que se ha pasado 10 años de su vida formándose, y cuya máxima responsabilidad es cuidar de la vida de la población, 700 euros de diferencia no parece una barbaridad”. Además, pone de manifiesto que “en los servicios de atención inicial al paciente, las condiciones de trabajo son pésimas” y “la mayoría de los centros están, sistemáticamente, a falta de dos o tres facultativos/as”.

No es un fenómeno exclusivo de Euskadi. El presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Antonio Fernández-Pro, dio alguna pista esta misma semana en Bilbao, al asegurar que mientras no cambien las condiciones laborales del médico de familia, no se le ofrezca estabilidad económica y conciliación familiar, “la solución no existe”. “Corremos el riesgo de que la Atención Primaria se hunda y, si ocurre, el sistema completo se derrumbará”, dicen los expertos.

Falta de relevo

Es necesaria una elevada reposición porque un gran número va a colgar la bata próximamente al llegar a la jubilación. Y es que el colectivo de médicos que trabaja en Osakidetza es uno de los más envejecidos del Estado.

A juicio de los colegios, la falta de médicos de familia no solo se debe a que los que finalicen el MIR serán menos de los que dejan su actividad profesional. “Muchos al finalizar la residencia en AP se deciden por trabajar en otros ámbitos sanitarios”. La valoración social y también de la administración por la AP “sigue siendo nula y las condiciones laborales son agobiantes como se ha visto durante la pandemia”.

En opinión de la doctora Sonia Gárate, al margen del relevo, sí hay cambios que se pueden llevar a cabo ya. “La pediatría se debe remodelar y hacer una especialidad intermedia”, propone. A su juicio, “no sólo cuesta cubrir las vacantes entre los médicos, también en las enfermeras y enfermeros de cabecera”. “He tenido cinco enfermeras en dos años con contratos de tres o cuatro meses. Esa idea de que los contratos son para mucho tiempo, nosotros no lo vemos”, señaló en Onda Vasca. En este sentido cree que, por ejemplo, se debe tratar mejor a los sustitutos. “Porque son una pieza fundamental en Osakidetza. Los médicos sustitutos han sido fundamentales para que la Atención Primaria funcione. Pero los pacientes preguntan ¿es usted mi médico o cuánto va a estar?”. Los sindicatos achacan a esta temporalidad y a las malas condiciones laborales, las dificultades para contratar facultativos y plantean nuevas medidas para incentivar a un personal médico “desgastado y agotado”, que no tendrían por qué ser “exclusivamente” económicas. Las soluciones podrían pasar por aumentar las plazas MIR y poder disponer de un mayor porcentaje de personal residente, señalan.

Igualmente proponen habilitar herramientas para que los médicos de otras comunidades puedan superar la barrera idiomática y se cubran más puestos. Fue el terreno en el que abundó ayer mismo Eneko Andueza. El secretario general del PSE-EE considera que no se puede “pretender que todos los médicos en Euskadi para cubrir las plazas tengan el PL4, ni contar con un sistema sanitario de diez con exigencias para incorporarse que lo imposibilitan”.