- ¿Cómo es el virus de la viruela del mono?
-En realidad no es del mono, en realidad es de los roedores. Es un virus muy parecido al de la viruela, de la misma familia, está en ratas o ardillas y es endémico en África. De ahí puede saltar a los monos y se ha visto que también a las personas. Este virus se detecta en 1958 en unos monos de investigación, y por eso se denomina viruela del mono. Es en 1970 cuando se descubre el primer caso en humanos, con un niño del Congo que no está vacunado y que en contacto con estos animales acaba adquiriendo la enfermedad. Es el primer caso documentado del salto de monos al ser humano.
¿Y se ha quedado en el continente desde entonces?
-A lo largo de todos estos años ha habido distintos brotes en África y se han descrito hasta algunos cientos de casos al año. Era una zoonosis, una enfermedad de los animales que salta a los humanos que sobre todo ocurría en personas jóvenes que no habían sido vacunadas contra la viruela. A veces es más peligrosa en niños por problemas de malnutrición o de otras enfermedades como malaria o sida; o en personas inmunocomprometidas. En el año 2003 ocurrió un brote en Estados Unidos, porque hay unos roedores cazados en Ghana que se venden como mascotas en Texas. De ahí esos roedores pasaron el virus a perros de las praderas, que se utilizan como mascotas, y luego saltó a humanos infectando a más de 70 personas. De esas personas ninguna fallece pero se demuestra que son casos de viruela del mono fuera de África. También había habido algunos casos esporádicos pero siempre relacionados con el continente. Y hasta ahora, esa había sido la historia de la viruela del mono.
Y, hace unas semanas, salta a Europa con varios casos no relacionados con África. El nombre asusta. ¿Es una variante de viruela?
-No es una variante de la viruela pero es de la misma familia, los Orthopoxvirus. Dentro de esa familia hay muchos.
¿Qué similitudes y diferencias hay con la enfermedad con la que comparte nombre?
-La viruela del mono es mucho menos transmisible entre personas y en principio es mucho más leve que el virus de la viruela humana. Los síntomas son muy parecidos, y como en todas las infecciones virales hay malestar general, dolor... todo parece lo mismo. La característica es la inflamación de los ganglios en las ingles, axilas o garganta, y luego aparecen ya las vesículas características, que a diferencia de otras enfermedades como la varicela o el sarampión, aparecen todas en la misma fase: primero una mancha, luego una mácula, una ampollita, se forma una costra y eso acaba dejando una lesión. En la fase de las ampollas es cuando eres más infectivo porque a través de ellas es donde se puede transmitir. La viruela del mono es menos fácil de transmitir entre personas que la viruela clásica: se transmite por gotículas, aerosoles, contacto directo, fluidos... Además, hay dos grupos: uno de África central y otro de África occidental. El primero es más virulento y puede llegar al 10% de letalidad en los casos más graves, y el otro es más leve. Este brote en Europa es del leve.
Poco transmisible y leve. Eso tranquiliza.
-En el último informe del centro europeo para prevención y control de las enfermedades (ECDC) se viene a decir que no es fácil de transmitir, no como los virus respiratorios como la gripe, la covid o el virus sincitial respiratorio. La transmisión tiene que ser por contacto estrecho, y la enfermedad en principio es leve o asintomática y lo que te produce son esas lesiones cutáneas. Los casos más graves ocurren a veces en personas más jóvenes que no han tenido acceso a la vacunación, porque lo que sí parece es que la vacuna de la viruela protege frente a este virus, y por tanto las personas de más de 40 años están en principio mejor protegidas que los jóvenes. De hecho, de todos los casos creo que hay muy poca gente hospitalizada.
¿Cuáles son los pasos que hay que dar ahora?
-En este momento lo más importante creo que es el estudio epidemiológico, y ya se han detectado dos posibles brotes. Lo que ha desconcertado es que aparezcan muchos casos en distintos países más o menos al mismo tiempo, sin relación con viajes a África ni contacto con animales, lo cual quiere decir que hay transmisión dentro de la comunidad. No se ha detectado cuál es el foco ni el paciente cero, pero como la inmensa mayoría de los casos se da en hombres que mantienen relaciones homosexuales se han detectado dos focos: la sauna de Madrid y la fiesta en Canarias. Esto no quiere decir que sea una ETS ni una enfermedad de homosexuales, pero como es una enfermedad que se transmite por contacto, evidentemente en una relación sexual hay contacto y facilitas esa transmisión del virus. Por poner un ejemplo, hasta ahora era una enfermedad endémica en África que ocurría allí, pero no por ello era una enfermedad de allí. Ahora es igual, no es una enfermedad de homosexuales, pero se puede transmitir en un acto de ese tipo. El roce hace el cariño, pero el roce también transmite enfermedades. El informe del ECDC también dice que el riesgo de transmisión para la población general es bajo, para las personas que mantienen relaciones sexuales con muchas personas es alto.
Después de detectar los focos viene la solución, que parece que serán las vacunas.
-Sabemos que hay una empresa que sigue fabricando la vacuna de la viruela y por eso se van a comprar dosis. La idea no es una vacunación masiva de la población sino una estrategia en anillo, en la que detectas a los casos y vacunas a sus contactos de esa persona, y luego a los contactos de los contactos. Se trata de ir rodeando el foco vacunando a las personas. De esa manera lo que se puede esperar es que en unas semanas o meses esto se pueda controlar y acaben siendo unos brotes muy concretos y aislados.
El covid-19, ahora la viruela del mono... ¿hay que seguir vigilantes con las nuevas enfermedades?
-Todo esto pone de manifiesto la importancia de la estrategia que se llama ‘Una salud’ o ‘Salud global’, que es tener en cuenta la salud humana, la animal y la ambiental. Al final estamos viendo en estos últimos diez años cantidad de enfermedades que reemergen y que provienen del mundo animal, y esto pone de manifiesto que si quieres controlar esas enfermedades en el ser humano lo tienes que hacer también en animales. La estrategia es colaborar la sanidad animal, la humana y también la ambiental, porque muchas veces los cambios de temperatura y de humedad en los ecosistemas pueden favorecer ese camino de todos estos patógenos del mundo animal al ser humano. l