l Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo que hoy se celebra pone el foco este año en la participación y el diálogo social para la creación de una cultura de seguridad y salud positiva. Una unión de fuerzas que desde IMQ Prevención consideran fundamental. Así lo subrayan su director médico, Enrique Astaburuaga, y su director técnico, José Antonio Carrasco, para quienes “es imprescindible un acuerdo y participación tanto de la parte social como empresarial” de cara a conseguir un cambio real en la cultura preventiva de las organizaciones.
En este contexto, el diálogo social resulta clave para la toma de decisiones. “Es necesario que todos los agentes que participan en la gestión de la PRL aporten sus conocimientos y energías para erradicar los accidentes laborales y las enfermedades profesionales”, recalca Astaburuaga.
Una afirmación que refuerza Carrasco apuntando que “en PRL, el diálogo es la mejor forma de dar pasos firmes en el cambio de la gestión del riesgo, sin olvidarnos de la formación necesaria para la capacitación de las personas, con el fin de asumir responsabilidades preventivas en su trabajo.”
En opinión del director médico de IMQ Prevención, la pandemia del covid-19 ha puesto de manifiesto “la necesidad de mejorar la coordinación entre Salud Pública, Autoridad Laboral y Servicios de Prevención, para vehicular todas las acciones preventivas en una sola dirección”. Y ello en especial en aquellos sectores donde la actividad está relacionada con la salud de las personas, ya que “de otra forma, no habría sido posible el control de la transmisión en los momentos más críticos”, al modo de ver del director técnico.
Crear esa cultura de seguridad y salud positiva requiere educar y convencer tanto a empresarios como a trabajadores de la necesidad de crear un ambiente positivo y a la vez crítico en cultura preventiva. “Es importante que cada cual interiorice esta necesidad de estar constantemente pensando en cómo mejorar esta condición preventiva, para de esta manera obtener resultados a medio-largo plazo en la disminución de accidentes laborales y enfermedades profesionales”, avanza Astaburuaga.
En este sentido, Carrasco incide en la necesidad de realizar un diagnóstico inicial que nos permita diferenciar los puntos fuertes y las áreas de mejora. “Ese diagnóstico nos tiene que dar como resultado las carencias del sistema, al menos, en el liderazgo de las personas, en participación, en la presencia de vías de comunicación, en formación de competencias para la gestión del riesgo, y por último, la forma en la que las organizaciones gestionan la información de todos los sucesos que ocurren, sean con baja, sin baja o incidentes”, matiza.
En la ambiciosa tarea de abordar la prevención, los clientes de IMQ Prevención disponen de un amplio abanico de posibilidades que van más allá de la gestión de la prevención por medio de la implantación de los Planes de Prevención y el mantenimiento de la Evaluación de Riesgos al día. Así, el director técnico expone que “desde IMQ Prevención queremos ser una empresa que aporte valor añadido a nuestros clientes en todos los aspectos de la seguridad y salud de las personas. Podemos agrupar nuestros esfuerzos de asesoramiento y apoyo en materias como formación teórico-práctica, actuaciones en empresa saludable (ambiente físico y psicosocial, recursos de salud y participación de la empresa en la comunidad), diagnóstico e implantación de actuaciones en cultura preventiva, formación y actuaciones de intervención para el control de los factores psicosociales, implantación de sistemas de gestión de PRL como ISO 45001, realización e implantación de medidas de emergencia y Planes de Autoprotección”.
Desde el punto de vista de la Vigilancia de la Salud están en disposición de ofrecer cursos de formación de toda índole, en primeros auxilios, uso y manejo de desfibrilador, higiene y cuidados de la voz, deshabituación tabáquica, manipulación de pacientes... a la vez que extienden su actuación mediante campañas de vacunación, nutrición, protección de riesgo cardiovascular, implantación del protocolo de actuación ante adicciones, etc., tal y como indica el director médico.
Ahora que parece haber pasado ya lo peor de la pandemia, en esta nueva etapa que acabamos de emprender con el uso obligatorio de mascarilla únicamente en ámbitos como el sanitario y el transporte, es importante seguir siendo prudentes desde el punto de vista de la prevención. “Sobre todo nos debemos implicar en la protección de personas vulnerables, trabajando en la mejora de su ambiente físico laboral, manteniendo las medidas higiénico-sanitarias, y adecuando, si fuese posible, sus puestos de trabajo”, alerta Astaburuaga.
No obstante, más allá de evitar los contagios por covid-19 sigue habiendo males que acechan a la seguridad y salud de los trabajadores en los ámbitos laborales. La realidad muestra que hay sectores cuya actividad entraña un mayor riesgo de accidente o enfermedad profesional grave. “Seguimos registrando accidentes por caídas a distinto nivel o atrapamientos en máquinas, a la vez que se detecta la presencia de agentes químicos y físicos con consecuencias graves para la salud”, estima Carrasco.
Así las cosas, desde la dirección médica de IMQ Prevención piensan que “se debería incentivar en mayor medida la formación del trabajador”.
En el panorama actual, el director técnico percibe una mayor sensibilización de las personas trabajadoras frente a la relación con sus compañeros/as, así como la preocupación sobre la forma en la que se organiza la gestión de las empresas. Al mismo tiempo, su visión de primera mano sobre esta materia le permite afirmar que “la presencia de trastornos musculoesqueléticos sigue presente en la mayoría de los puestos de trabajo y, por tanto, seguirán siendo uno de los factores que deben incluirse en los Planes y Programas de Prevención”. Junto a ellos, los factores psicosociales han pasado a tener mayor visibilidad gracias al enfoque protector de las emociones que afectan en la salud mental como eje principal del concepto “empresa saludable”.
Con todo, poco a poco va calando la concienciación en trabajadores y empresarios acerca de la importancia de la prevención, pero no en la medida que sería necesario.
Para ambos directivos de IMQ Prevención es preciso avanzar en cultura preventiva para llegar a una actitud proactiva, es decir, “compartir responsabilidades y buscar activamente los indicadores negativos como oportunidad de aprender”. Y uno de los ejes principales de tal avance reside en la formación de las personas de la organización. “Por un lado, conseguimos que tengan competencias suficientes para tomar decisiones frente a los riesgos a los que están expuestas, sin olvidar que el análisis de los sucesos, la recogida sistemática de sugerencias y la observación del trabajo son la base que debe formar parte de un buen programa de aprendizaje de una organización”, recuerdan desde la dirección técnica.