- Entre las medidas puestas en marcha relacionadas con la alimentación de la población, el sistema de Nutriscore fue uno de los que más polémica levantó con su implantación. Y es que teniendo en cuenta la puntuación estipulada en el etiquetado, la pregunta que más ampollas levantó fue: ¿Son los cereales de chocolate mejores para la salud que el jamón?
Ya que sistema que te informa de la calidad nutricional de los productos del supermercado de forma muy simplificada siendo el color verde y letra A, la que indica que el alimentos saludable y el rojo con una E, ponía “mejor nota” al ultraprocesado que al jamón.
Como explica la OCU, la gran ventaja del Nutriscore “consiste en ofrecer una única nota simplificada con un algoritmo detrás”: suman puntos las cosas malas, la cantidad de calorías, azúcares, grasas saturadas y sal; y restan puntos las buenas , es decir, el porcentaje de frutas o verduras empleado para obtener el producto, y su aporte de fibra y proteínas.
Así, aunque a simple vista pueda parecer que unos cereales de chocolate cuentas con una valoración mejor que el jamón, la OCU indica que este es un sistema que sirve para elegir alimentos de la misma categoría, por ejemplo, en la familia de los cereales del desayuno comparar mueslis con cereales chocolatados; comparar galletas secas con galletas con frutas o chocolateadas; la lasaña con carne, con salmón, con espinacas; o los diferentes tipos de pizzas o diferentes tipos de refrescos.
De esa forma, según indica la oficina de consumidores, el problema es cuando se comparan alimentos de diferentes categorías. Y ahí nos encontramos que el jamón ibérico tradicional es “peor” en la escala que una hamburguesa 100% vegetal de Garden Gourmet.
El objetivo del sistema Nutriscore es comparar la valoración nutricional global de alimentos que pertenezcan a una misma familia. “No tiene sentido comparar cereales de desayuno con yogures. Ni el jamón con un refresco”, recuerdan.
No se puede tampoco considerar que un producto por tener un Nutriscore A signifique que su consumo tenga que ser sin control. No hay que perder de vista que el Nutriscore se otorga a productos procesados. Por lo tanto, la primera consigna es pensar que la presencia de los productos procesados en nuestra dieta tiene que ser la menor posible.
Según hizo público el ministro de Consumo Alberto Garzón para defender el sistema de Nutriscore, un estudio realizado por la Universidad de Navarra remarcó que “estos resultados coinciden con estudios de otros países y apoyan el establecimiento del Nutri-Score en España” por su contribución a la reducción de la mortalidad. “Por lo tanto, busca influir tanto en la demanda del consumidor como en la oferta de la empresa. Siempre con una orientación a mejorar la calidad nutricional de los productos, favoreciendo a aquellos con componentes como frutas, verduras, legumbres, etc.”, zanjó Garzón, poniendo fin a la polémica de los etiquetados.
Aceite de oliva. El Ministerio de Consumo decidió excluir al aceite de oliva de los alimentos que incorporarán el etiquetado frontal Nutriscore. La exclusión del aceite de oliva de esta clasificación se debe a que esta no refleja sus “beneficios nutricionales”, según explican fuentes de Consumo. Y es que el aceite de oliva, al contener un alto contenido de grasa, sale peor parado en ese semáforo, pese a que la calidad de dicha grasa sea superior al de otros productos parecidos.