- El Templo Nuevo de Marín de Pontevedra acogió ayer un funeral colectivo por los 21 fallecidos del pesquero gallego Villa de Pitanxo, hundido el 15 de febrero a 450 kilómetros al este de Terranova (Canadá), al cual acudieron, entre otras personalidades, los reyes de España, don Felipe VI y doña Letizia. La ceremonia, que fue oficiada por el arzobispo Julián Barrio, se celebró con motivo de la declaración de fallecimiento de los desaparecidos en el naufragio. 21 de los 24 tripulantes del barco perdieron la vida.
Además de los reyes de España, también acudieron, entre otros, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas; el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones, así como el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que canceló su gira por España como candidato a presidir el Partido Popular para poder arropar a los familiares de las víctimas.
Este acto religioso se llevó a cabo en memoria de los 21 fallecidos en la tragedia, de los cuales solo se hallaron los cuerpos sin vida de nueve de ellos. Los familiares de la tripulación insisten en la importancia de seguir buscando y de que se envíe un robot al pecio, que está hundido a unos 1.000 metros.
El funeral fue un mes desde el trágico suceso. Más de 30 días en los que la lluvia de información sobre lo que pudo haber ocurrido fue constante, incluso con versiones contradictorias de los tres supervivientes. La versión del patrón del barco, Juan Padín, y de su sobrino, Eduardo Rial, explicaría que el accidente se produjo en la maniobra de virada del parejo y que el pesquero se hundió “de forma muy rápida” por los golpes de mar que lo escoraron tras sufrir una parada en el motor principal. Sin embargo, Samuel Kwesi Koufie, el tercer superviviente, habría declarado que el patrón no habría atendido a las advertencias que desde el parque de pesca le habían hecho los marineros para que soltase la red.