El Consejo de Ministros ha concedido, a propuesta del Ministerio del Interior, la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a cinco ciudadanos muertos en atentados terroristas cometidos en el extranjero, entre ellos, dos periodistas.
Se trata de los reporteros David Beriain Amatriain, natural de Artajona (Navarra), y Roberto Fraile Fernández, nacido en Barakaldo, especializados en conflictos armados, que fallecieron en el atentado cometido el 26 de abril de 2021 en Burkina Faso, atribuido a la organización terrorista JNIM, filial de Al Qaeda.
Los dos periodistas murieron mientras grababan un documental sobre caza furtiva, uno de sus trabajos bajo la productora 93 metros, que también realizó el documental que conmemoró los 80 años de la Agencia Efe.
El Gobierno ha aprobado también conceder la Gran Cruz a Alberto Chaves Gómez y María González Vicente, una joven pareja de Galicia fallecida en el atentado terrorista cometido en Sri Lanka el 21 de abril de 2019, atribuido al grupo yihadista local National Twowheeth Jama' ath (NTJ), en el que murieron más de 250 personas.
Vinculado al Dáesh, este grupo terrorista atacó en esa fecha con bombas al menos ocho iglesias cristianas y establecimientos hosteleros en la isla, sobre todo en su capital, Colombo.
Alberto Chaves, natural de Rianxo (A Coruña), trabajaba en la filial de Profand en India. Su pareja, María González, lo hacía en la empresa de su familia, en Padrón, especializada en equipación de trabajo. Ella había ido a visitar a su novio y ambos estaban de vacaciones en Sri Lanka. Se encontraban desayunando, cuando se produjo el ataque.
Además, se ha acordado conceder la misma distinción al misionero salesiano César Fernández Fernández, fallecido en un atentado terrorista en Nohao (Burkina Faso) el día 15 de febrero de 2019, perpetrado por miembros de alguna de las organizaciones terroristas de índole yihadista operantes en ese país.
Fernández, nacido en Pozoblanco (Córdoba) en 1946, era misionero desde 1982, año en el que fundó la presencia salesiana en Togo e hizo de este país de África Occidental su primer destino, si bien en el momento de su fallecimiento ejercía en Burkina Faso. Dicha condecoración se otorga, con el grado de Gran Cruz, a título póstumo.