No es el momento oportuno para eliminar el uso de las mascarillas en interiores, ni ahora ni en el corto plazo. Intensivistas y epidemiólogos coinciden en que no hay que arriesgarse porque el virus sigue circulando y en Carnavales y Semana Santa es esperable un pequeño repunte.

Lo explica el coordinador de covid de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) y epidemiólogo, Vicente Martín, quien considera que quitar la obligatoriedad de las mascarillas en interiores tiene que ir ligado a que no haya transmisión comunitaria y la incidencia acumulada se mantenga por debajo de los 50 casos por 100.000 habitantes.

Mientras la presidenta de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), Elena Vanessa Martínez, coincide en que quitar la mascarilla "no es algo de hoy para mañana, hay que esperar" y ahora el trabajo descansa en valorar cuál debe ser ese límite, "y eso no se hace eligiendo un número al azar, sino que hay que ver qué incidencia no es un problema para la salud de la población".

También el presidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), Álvaro Castellanos, se decanta por seguir usando la mascarilla en interiores porque sigue habiendo riesgo de contraer enfermedad grave en el grupo de personas vulnerables y aquí cita a los mayores de 65 años, a los no vacunados, los inmunodeprimidos, los trasplantados, los crónicos y las personas con enfermedades cardiovasculares.

El descenso continuado de la incidencia acumulada y la mejora de los indicadores epidemiológicos ha abierto el debate sobre el uso o no de la mascarilla en interiores, debate reforzado por el alto porcentaje de vacunación de la dosis de recuerdo y animado por la recomendación de la Sociedad Española de Pediatría de levantar la obligatoriedad en el interior de las aulas.

¿CUÁNDO TERMINARÁ LA MASCARILLA EN INTERIORES?

Para el catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública Vicente Martín, la eliminación de la mascarilla en interiores no puede vincularse solo a una incidencia mantenida por debajo de 50 casos por 100.000, también hay que ser capaz de tener una elevada trazabilidad, es decir, "saber dónde y cómo se ha contagiado cada individuo".

"Hay que usar mascarilla siempre que haya sospecha de que hay exposición a aerosoles, por lo tanto lo que hay que hacer es cumplir los protocolos y no confiarse. El problema es la confianza, tenemos la idea de que el riesgo es bajo pero sigue ahí", explica.

Martín considera que los Carnavales y la Semana Santa pueden traer un pequeño repunte o estabilizar unas cifras "ya de por sí altas" por lo que ve recomendable seguir con la mascarilla, especialmente entre los más vulnerables, "no solo por la covid también por otras enfermedades que se transmiten a través de los aerosoles".

Insiste este experto en que su uso "no debe estigmatizarse" sino entenderse como máxima protección y "normalizarse".

SU OBJETIVO: PROTEGER A LOS MÁS VULNERABLES

También la presidenta de la SEE, Vanesa Martínez, insiste en que la mascarilla ha demostrado su eficacia y aunque las cifras de contagios están bajando bastante rápido, "hay que tener cautela".

Al igual que sus colegas, recuerda que el objetivo es proteger a la población que padece enfermedad grave y por ello la mascarilla se convierte en un aliado, para que no haya más hospitalizaciones ni ingresos en las UCI.

Entiende la presidenta de la SEE que si hay un alto poder de transmisión, la posibilidad de que el virus llegue a una persona vulnerable es mayor y, por eso, son necesarios unos niveles de incidencia muy por debajo de los actuales.

Y recuerda que si la transmisión es alta, hay más posibilidades de que el virus de SARS-CoV mute, "incluso teniendo menos capacidad de mutación que el virus de la gripe que muta todos los años".

Sobre los beneficios de la mascarilla, Vanessa Martínez comenta que igual no sería mala costumbre imitar a ciudadanos de los países asiáticos que cuando tienen un resfriado recurren a la mascarilla como medida de prevención.

UNA OCUPACIÓN DEL 10% EN UCI PERMITIRÍA ARRIESGARSE

Para el presiente de los intensivistas, Álvaro Castellanos, aunque se liberalice la mascarilla en interiores, el grupo de vulnerables debería seguir usándola y además sería conveniente mantenerla en lugares cerrados como hospitales, centros de salud o medios de transporte, como el Metro.

A juicio de este experto, aunque la presión hospitalaria está disminuyendo sería necesarios porcentajes de ocupación de las UCI de menos del 10 % para quitar la mascarilla en espacios cerrados que, en su opinión, deberían seguir usando vulnerables y no vacunados.

Castellanos insiste en pedir a las autoridades sanitarias que no se precipiten con la desescalada porque hay que seguir protegiéndose y hay muchos colectivos en riesgo de contraer enfermedad grave, ingresar en un hospital y acabar en las unidades de cuidados intensivos.