- El propio Gobierno Vasco, en su Plan de Adicciones 2017-2021, abre la puerta a la consideración de estos problemas de salud digital como adicción en un futuro. Y en sus conclusiones, determina que actualmente uno de los mayores riesgos que existe y “donde mayor margen de mejora hay es en el crecimiento de la problemática en relación a las tecnologías digitales” que “generan conductas compulsivas y dependencia”, advierte. Lakua también reconoce que existen “ciertos déficits y falta de coordinación en la red de recursos actual”, lo que “provoca disfunciones” en un sistema que no está lo suficientemente adaptado a las “problemáticas emergentes”.
Uno de los retos del futuro, según este documento, sería por tanto adaptar la red de recursos y programas a las nuevas realidades, colectivos y entornos, “dando respuesta a esta nueva realidad e incorporar la atención a las adicciones sin sustancia y nuevas conductas adictivas, reforzando la educación y sensibilización de los padres y madres, del profesorado y de las y los jóvenes”.
El Gobierno Vasco elaboró también en 2017 un monográfico dedicado en las adicciones al juego y el uso de Internet, también conocidas adicciones sin sustancia, pero que “conllevan notables riesgos, especialmente en la población adolescentes y joven. El documento reconoce que estas “nuevas adicciones” se han empezado a reflejar en las políticas de drogodependencias y sus planes de actuación.
Según los datos recogidos en dicho monográfico, “el uso intensivo de Internet con fines distintos a los del trabajo y el estudio resulta considerablemente más elevado en la población más joven”, de hecho. Como ejemplo, el 17,2% de la población de 15 a 34 años declaraba entonces haber hecho un uso intensivo de Internet durante los últimos 30 días, mientras que, entre la población de 35 a 74 años, la proporción de quienes habían realizado un uso similar no alcanzaba el 3%. La población que podía considerarse que realizaba un uso de riesgo o problemático se situó en torno al 20% entre la población de 15 a 24 años de edad. Uno de cada cinco.
Y esto va a más, según se desprende de los nuevos datos obtenidos por Unicef-Euskadi y presentados el pasado noviembre tras encuestar a 5.600 estudiantes de Secundaria de Gipuzkoa, Araba y Bizkaia. El informe, titulado Impacto de la tecnología en la adolescencia, relaciones, riesgos y oportunidades, refleja que uno de cada tres adolescentes realiza un uso problemático de Internet y las redes sociales. E incide en que solo un 29,1% reconoce que sus padres le imponen alguna medida o norma para moverse en el entorno digital, y todo ello a pesar de que el 96,8% tiene móvil con conexión a Internet.
Precisamente ese acompañamiento y control parental es una de las herramientas clave para evitar problemas, según los expertos. Y ese vacío ha llevado a la parlamentaria de EH Bildu Lore Martínez, a presentar la pasada semana un moción en el Parlamento Vasco solicitando al Ejecutivo varias iniciativas para impulsar que “las niñas, niños y adolescentes sean unos usuarios seguros, responsables y críticos”, impulsando el papel de “acompañantes digitales” de sus padres y madres. Entre ellas, “una campaña de concienciación, sensibilización e información potente y eficaz, dirigida a padres y madres, niñas y niños y adolescentes, y la difunda en los diferentes medios (radio, televisión, Internet, redes sociales)”.
Que hay que hacer más lo comparte la psicóloga y terapeuta de Pantallas Amigas Matxalen Abasolo. En su opinión, “los recursos son escasos” para combatir esta problemática y “deberían ser más accesibles y gratuitos”. “Creemos que no existen itinerarios claros”, lamenta. “En estos casos, consideramos necesario acudir a terapia psicológica especializada en adicciones comportamentales. En ocasiones, observamos que la adicción es la consecuencia de otras problemáticas subyacentes, y viceversa. Asimismo, la familia suele ser un apoyo imprescindible”, dice la terapeuta.
De 5.600 alumnos vascos de ESO encuestados, el 96,8% tiene móvil con Internet, pero solo un 29,1% reconoce que sus padres le fijen normas
El Plan vasco de Adicciones reconoce que esta dinámica “conlleva notables riesgos, especialmente en población adolescente y joven”