Aunque ya desde el verano los billetes de la Lotería de Navidad están disponibles para su esperanzada adquisición, es ahora, entrado noviembre, cuando se intensifica la campaña para ilusionar a los ciudadanos y se hagan con sus décimos de la suerte. Todavía no se ha estrenado el tradicional anuncio de este año, pero ya en julio y agosto se emitió uno protagonizado por las asistentes de voz de los móviles. Se mostraban incapaces de responder qué número saldrá premiado.
De esta manera se hacía alusión a la costumbre de comprar décimos de este sorteo extraordinario de lotería en poblaciones que no son las de residencia. Es un manera de combatir esa vaga noción supersticiosa de "fuera toca más que aquí" o de que hay regiones más afortunadas.
Las matemáticas son tozudas
Porque en realidad esto de la lotería no es una cuestión de suerte (buena o mala), sino más bien es un asunto de azar y probabilidad. No hay unos números buenos o afortunados y otros feos o gafados. Matemáticamente todos tienen la misma probabilidad de ser el Gordo de Navidad que nos cambie la vida. Lo que los narradores del sorteo suelen describir como "todos los números están en el bombo".
Cada año se ponen en juego 100.000 números, del 00.000 al 99.999, lo que hace que cada uno de ellos tenga una probabilidad entre 100.000 (el 0,001%) de hacer ganar a su poseedor 4.000.000 de euros. Esto siempre y cuando tenga el número completo y no solo un décimo, en cuyo caso la ganancia es de 400.000 euros.
Un operario de Lortería prepara el bombo para el sorteo. Foto: Chema Moya (Efe)
Con la misma probabilidad cuentan el segundo y el tercero, aunque el premio es sensiblemente menor, 1.250.000 y 500.000 euros respectivamente. Dado que hay dos cuartos premios, la probabilidad sube al 0,002%, mientras que al entregarse ocho quintos premios lleva al 0,008% la probabilidad de ganar uno de ellos. Así, la de lograr una Pedrea sube hasta el 1,794%. Con el resto de los premios (anteriores y posteriores, decenas, centenas y terminaciones) las probabilidades van del 0,999% al 0,198%. Finalmente, el Reintegro o vuelta atrás, que se concede a los números cuya última cifra coincida con el último de El Gordo es del 9,999%.
Ya que hablamos de suerte y probabilidad, la de encontrar un trébol de cuatro hojas, uno de los amuletos de la buenas suerte más populares, es del 0,01%, diez veces mayor que la de que el bombo saque tu número como agraciado con el Gordo. También, la probabilidad de ser convocado como presidente de mesa electoral, vocal o suplente de uno de ellos en unas elecciones generales es la misma, del 0,001%, pero con una diferencia: se llama a 535.000 personas para esta labor, por lo que es más probable acabar detrás de una urna que descorchando una botella de champan para celebrar una riqueza caída del bombo.
Pero puede haber esperanza en la probabilidad
Pero no todo es fría y desengañada realidad, la ciencia y las matemáticas también dan sugerencias de cómo ampliar esas posibilidades. Cuantos más números compres, mas posibilidades. Una de las más locas es comprar alrededor de 20.650 números distintos para subir al 50%, es decir, el equivalente a lanzar una moneda al aire a cara o cruz, las opciones de ganar uno de los tres primeros premios. El problema es que este plan solo está al alcance de bolsillos poderosos. Si solo se compra un décimo de cada, hay que invertir 410.300 euros. No compensa, se pierde dinero.
El primer paso para ganar a la lotería es comprar un décimo. Es de perogrullo, pero si no estás ahí dependes de la caridad ajena de quien no tenga que tapar "unos agujerillos" con las ganancias.
Aya, una niña del Colegio de San Ildefonso canta uno de los premio de 2017. Foto: Juan CArlos Hidalgo (Efe)
Un segundo paso es elegir dónde se compra. No hay regiones o locales afortunados. Únicamente hay ciudades o administraciones que venden mucho más que otras, por lo que estadísticamente es más probable que toque ahí que donde se vendan menos números distintos. Madrid y Barcelona concentran muchos premios porque, por un lado, cuentan con una gran población y, por otro reciben millones de visitantes que aprovecha su estancia para adquirir su boleto.
Lo mismo ocurre con los puntos de venta, con las administraciones. Doña Manolita o la Bruja de Sort no están tocados por un don, sino que son muchos los jugadores que allí acuden, en persona o por internet, para hacerse con un billete. Si hay 14.008 números premiados, más fácil será que el que más números diferentes haya distribuido salga en los informativos del 22 de diciembre.
Hay quien añade un tercer paso. No comprar un número ya agraciado con el Gordo a lo largo de la historia. Desde que comenzara el sorteo a principios del siglo XIX, únicamente se han repetido dos números: el 20.297, en los sorteos de los años 1903 y 2006, y el 15.640, en los de 1956 y 1978. Hasta ahora solo son dos veces, pero si ya ha pasado una vez puede volver a ocurrir. Recuerden que todos los números tiene la misma posibilidad.