- Los científicos mantienen una vigilancia continua sobre las coladas de lava más fluidas que emergieron este pasado domingo tras el derrumbe de parte del cono del volcán de Cumbre Vieja, en La Palma, al tiempo que ayer se podía constatar la existencia de tubos volcánicos cercanos a la costa que ayudan a evacuar la lava al mar. La directora en Canarias del Instituto Geográfico Nacional (IGN), María José Blanco, y el director técnico del Plan de Prevención de Riesgo Volcánico (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, informaron de la evolución de la erupción, que ocupa 413,38 hectáreas -14,2 más que el domingo-. Morcuende señaló que la rotura de parte del cono en la zona oeste entra dentro de la pauta de las erupciones estrombolianas y, en el caso del domingo, se produjo un aumento de picos explosivos y la caída de determinados bloques que fueron arrastrados por una enorme cantidad de lava.
Estas coladas están continuamente vigiladas y monitorizadas por si se produjera un cambio de rumbo, destacó el director técnico del Pevolca. En este sentido, describió que el perímetro de la zona afectada es de 36,3 kilómetros, aunque dentro del mismo puede haber áreas que realmente no han sido arrasadas. La anchura de la colada de lava ha llegado en algunos tramos a 1.250 metros (300 más que ayer), lo que se debe fundamentalmente a que está atravesando terrenos con hoyas y las va rellenando a su paso, como si fueran “vasos comunicantes”.
Por su parte, la fajana alcanza ya una superficie de 32,7 hectáreas y está siendo vigilada por barcos científicos para medir los niveles de CO2 y de ácido clorhídrico en la zona. El director técnico del Pevolca transmitió un mensaje de tranquilidad en cuanto a que el enjambre sísmico “ha viajado otra vez a los lugares donde inicialmente fue detectado” en los días previos a la erupción y, si bien la sismicidad en La Palma ayer había aumentado ligeramente, se está produciendo a niveles profundos de la corteza.
“No estamos hablando de sismicidad superficial que pueda dar lugar a otros fenómenos ni tenemos que temer, en principio, ninguna nueva boca consecuencia de esta sismicidad”, indicó Morcuende. Sobre este punto, la directora en Canarias del IGN subrayó que los sismos se originan en una profundidad de entre 10 y 15 kilómetros e incluso a más de 25, aunque también manifestó que se han producido decenas de eventos de magnitud superior a 3, lo que aumenta la probabilidad de que se registren más terremotos sentidos por la población que pudieran originar pequeños derrumbes.
Blanco también apuntó que no se pueden descartar nuevos focos de emisión alrededor del cono principal, después de que este domingo colapsase la pared lateral y produjese un derrame del material contenido “en un conelete, un lago lávico, lo que generó una gran extensión de lava que, a su vez, arrastró grandes bloques del cono”, ilustraba. También se registró la emisión de bombas basálticas con un alcance de hasta 800 metros dentro del radio de exclusión, por lo que se previno al personal de atención de emergencias y a los científicos. Blanco detalló que la existencia de esos tubos lávicos se ha constatado a través de colaboradores del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) y precisó que no se ha percibido ninguna disfunción entre las decisiones que adopta el comité de dirección del Pevolca y los informes que elabora el comité científico.
Así las cosas, el presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, reconocía ayer que los datos que manejan los organismos científicos que asesoran a las autoridades en la erupción de La Palma no permiten hacer predicciones sobre cuándo tiempo de actividad le queda al volcán, más allá de afirmar que, “por ahora”, no se ve cercano su final. “Tengo que trasladar que no sabemos en qué momento estamos, no parece que estemos cerca del final”, concretó.
El presidente recordó que este pasado domingo el cono principal del volcán se rompió, como ya habían pronosticado los científicos horas antes, lo que ha provocado mayores emisiones de lava. De momento, indicó, las nuevas coladas descienden “sobre la lava anterior, pero hay que seguir su trayectoria, porque puede haber regresiones y pueden afectar, si se ensanchan, a más viviendas a más entornos agrícolas”.
En ese contexto, argumentó, “lo ideal” sería que la lava siguiera su camino hacia el mar por la misma ruta que marcaron las primeras coladas, para que no haya daños añadidos mientras se espera a que “acabe ya esta devastación que sufre La Palma”. “La pena es tremenda, pero nos quedan la resistencia y las ganas de superar este trance del pueblo palmero, un pueblo noble, solidario, generoso y valiente”, añadió.
60
El ‘enjambre sísmico’ del sur de La Palma ha vuelto incrementar su actividad con más de 60 terremotos desde las 20.00 horas del domingo en los municipios de Fuencaliente y Mazo, cerca de la zona sur de la isla. Ayer, en ese lugar, a las 15.30 horas hubo uno de 3,7.
1,2
La erupción volcánica de La Palma, de la que este pasado domingo se cumplieron justo dos semanas desde que se inició, ha arrasado hasta el momento más de 400 hectáreas (de las que 29,7 se corresponden a la fajana) y se ha llevado por delante más de 1.000 construcciones, la mayoría viviendas, mientras que la colada principal ha superado ya los 1,2 kilómetros de ancho.
5.000
El servicio Copernicus predice que las emisiones de dióxido de azufre (SO2) emitidas por el volcán llegarán hasta el mar Caribe. El pronóstico hasta el 12 de octubre pronostica un transporte a larga distancia, a gran altitud (5.000 metros) a través del Atlántico. Desde Puerto Rico, ayer se observó bruma de polvo del Sáhara y ceniza volcánica proveniente del volcán, según la meteoróloga local Ada Monzón.