El miedo a ser contagiado y a contagiar, el elevado estrés que supone estar en primera línea de la lucha contra el coronavirus, las interminables jornadas de trabajo o la escasez de personal y de material son algunas de las causas por las que miles de profesionales sanitarios han tenido que solicitar atención psicológica durante la pandemia.
“No somos héroes. Somos personas normales que hacemos nuestro trabajo y ayudamos a los demás. Siempre lo hemos hecho, pero nadie está preparado para afrontar una pandemia que dura ya más de año y medio. Y esto deja secuelas en muchos de nosotros”. Es el testimonio de un médico de atención primaria de un pequeño pueblo de Zamora que a los siete meses de comenzar la pandemia solicitó participar en el programa de apoyo psicológico para profesionales sanitarios impulsado por la Consejería de Sanidad de Castilla y León. Al principio, recurrió a un psicólogo privado pero finalmente, y ante el poco avance que experimentó, decidió participar en este programa. “Tuve cierta mejoría, especialmente con la llegada de la vacuna porque pensé que esto iba a acabar. Pero sigo teniendo dudas y más viendo lo que está ocurriendo, por ejemplo en Israel. Ahora tomo medicación para controlar mi ansiedad y poder realizar mi trabajo, que no es más que ayudar a los demás”, relata este médico, quien reconoce, entre lágrimas, que en algún momento hasta ha pensado en dejar la medicina porque había momentos en los que “no podía mas”.
“No es solo por mí, es el miedo a llegar a casa después de tratar casos covid y que contagies a tus hijos o a tus padres. Este miedo era muy fuerte durante los primeros meses, casi paralizante, pero ahora, aunque las cosas están mejor, sigue ahí”, explica.
El impacto emocional y psicológico que tiene la crisis del coronavirus en los profesionales sanitarios se extiende a sus familias porque muchos desarrollan fobias a estar en sitios cerrados o incluso trastornos obsesivos sobre las medidas anticovid que dificultan no solo su vida, sino la de las personas que están a su alrededor, refiere uno de los psicólogos que participan en este programa. “Muchos llegan a nosotros con miedos y situaciones que nunca antes habían experimentado y ayudarles es básico, porque debemos cuidar a los que nos cuidan”, relata este psicólogo.
“Cuanto has visto lo que hemos visto es inevitable que tengas una especie de radar covid que hace que veas en tu vida normal el peligro en cualquier parte. Incluso aunque sepas que es irracional, no puedes dejar de pensar en ello”, cuenta este médico de atención primaria que a tres días de comenzar sus vacaciones no pudo más y tras una crisis de ansiedad le dieron una baja.
Y no es solo por el coronavirus. La cantidad de trabajo a la que están sometidos estos profesionales, muchos de ellos en pequeños consultorios donde solo trabajan un médico y un enfermero, hace que tengan que alargar su jornada laboral todos los días. “Debería terminar a las 14.30 y nunca llego a casa antes de las 17.00 -critica- y si sumas todo lo que llevamos pasado, llega el día en el que explotas, y no puedes más”.
Conductas incívicas. “Luego ves a mucha gente que no respeta las normas, que no se pone la mascarilla, que se van de juerga... E incluso a mi alcaldesa organizando actos para las fiestas del pueblo y abriendo las peñas. Y claro, a la semana teníamos un brote bastante grande en el pueblo”, se lamenta el médico de atención primaria, que reconoce que las fobias que ha desarrollado no sabe si le permitirán “volver a ser el que era” antes de la pandemia, aunque está en ello. “Quiero volver a ser el que era, volver a enamorarme de mi profesión y no tenerle miedo. Que nos den medios para ejercerla. Y a la sociedad solo le pido que respete las normas y sea cuidadosa. Menos aplausos y más cuidarse”, sentencia.