Todos los indicios apuntan a que la pandemia atraviesa por una fase de contención. Los principales indicadores de transmisión se han suavizado paulatinamente y, poco a poco, la calma tensa parece ir regresando a los hospitales vascos y también a las residencias, los espacios sometidos a una mayor presión. Un apartado clave, la ocupación de las Unidades de Críticos, ha caído hasta las 146 camas, una cifra de pacientes similar a la registrada a finales de enero. En el caso de Araba, los últimos datos hablan de 70 nuevos casos positivos, tres más que el jueves, lo que evidencia que la tendencia se mantiene a la baja en los últimos días después de un final de enero y un primer tramo de febrero con registros alarmantes.
Además, el repaso de las últimas estadísticas confirma esa evolución en positivo ya que la incidencia se mantiene en el límite del umbral que marca el riesgo evidente de transmisión desde hace ya más de una semana. El dato facilitado por el Departamento de Salud fija esa tasa en el 5%. En cualquier caso, el foco sigue clavado en Bizkaia. El virus no ha bajado en este Territorio Histórico su poder de contagio y, según el último boletín epidemiológico elaborado por Osakidetza, el 62% de los nuevos positivos en SARS-CoV-2 detectados en el conjunto de la CAV son vizcaínos.
Un porcentaje que obliga a mantener las espadas en alto a los profesionales sanitarios ante la posibilidad real de que un número de estos enfermos acaben siendo ingresados en planta o en las UCI en el caso de que haya alguna patología asociada o, sencillamente, el patógeno derive en una complicación en la salud. De ahí que los llamamientos a la prudencia y a seguir respetando las normas básicas de autoprotección sigan siendo constantes por parte de las autoridades sanitarias y políticas.
Más aún después de que la transición hacia la zona naranja de un buen puñado de localidades haya coincidido con la reapertura -por orden judicial- del sector de la hostelería sin atender a la incidencia local del virus. Bizkaia, por ejemplo, abandonó el color rojo este pasado día 16, pero los bares ya abrieron una semana antes. La propia consejera de Salud, Gotzone Sagardui, expresaba recientemente su preocupación por ese hecho y las consecuencias que pudiera tener sobre la "buena" evolución de la pandemia en las últimas jornadas.
El Departamento actualizaba ayer los datos y anunciaba que se hicieron 9.747 pruebas diagnósticas y se detectaron 487 positivos, por lo que la tasa de positividad se situaba en el 5%. Por territorios de los nuevos positivos, Bizkaia registró 301 frente a los 284 del jueves, seguida de Gipuzkoa con 113 (36 menos), y Araba con 70, tres más. Además se detectaron 3 contagiados entre personas de otras comunidades u otras procedencias (5 el día anterior).
Sobre la situación de los hospitales, este pasado viernes ingresaron en planta 53 personas con covid, una más que el jueves, y en las UCI permanecían 146 personas, 10 menos que en la jornada anterior. Este dato es el más bajo de todo febrero.
Por otra parte, la Ertzaintza interpuso durante la noche del viernes al sábado más de un centenar de sanciones, la mayoría en Bizkaia. En Bilbao, un particular alertó sobre las dos de la madrugada de la posible celebración en ese momento de una fiesta ilegal en una vivienda. La patrulla policial que se trasladó al lugar confirmó que había en la casa diez personas, que fueron sancionadas por incumplir la normativa sanitaria. Además, a una de ellas también se la levantó una sanción por falta de respeto a los agentes. También en Bilbao y poco antes de dicha hora, la Ertzaintza intervino en la calle Cocherito en un botellón en la vía pública entre seis personas. Asimismo, en Bakio, agentes de la Ertzaintza detectaron alrededor de la medianoche a una veintena de jóvenes reunidos en la calle. Los agentes pudieron identificar a siete de ellos, para quienes hubo sanción. En Erandio se sancionó a otros siete jóvenes cuando se encontraban reunidos en un aparcamiento; también hubo otra actuación contra cuatro jóvenes que se encontraban en una lonja en Barakaldo, desprovistos de mascarillas y sin guardar la distancia.