- Calles jaraneras vaciadas con las primeras luces de las farolas y carreteras desahogadas antes de lo habitual de tanto desplazamiento corto en estas jornadas festivas han sido la principal carta de presentación de la ciudadanía vasca en su nueva batalla, la psicológica, para vencer al virus. Lo único que ha mantenido la tradición navideña ha sido el aumento de los precios de varios productos estrella (besugo, percebes, cordero,..) en los menús de algunos hogares donde esta pasada Nochebuena y Nochevieja hubo más bien poco que festejar pero mucho de lo que prometer para cuando lleguen mejores tiempos.
La amenaza real de una tercera ola -los últimos datos indican un nuevo repunte de la incidencia en Euskadi- parece haber calado entre la población vasca que, en general, cumplió y redujo el número de comensales a la mesa y, sobre todo, respetó los horarios y suprimió casi todos los encuentros acostumbrados durante estas fechas. Un apunte técnico para medir la responsabilidad ciudadana: el consumo eléctrico en Nochebuena alcanzó su pico poco antes de las siete de la tarde (entre diez y media hora antes que lo habitual en los cinco años anteriores) y se desplomó a medianoche. Cierto es que también ha habido quienes, por el contrario, prefirieron saltarse las normas de convivencia y, en consecuencia, enfrentarse a una multa.
Es el caso de las alrededor de 150 personas identificadas por la Er-tzaintza en distintos puntos de la geografía vasca durante esta Nochebuena y con parte en curso para recibir la correspondiente sanción administrativa. Las fiestas y botellones fueron disueltos sin mayores problemas en Sondika (18 personas), Urretxu (33), Legazpi (52), Bergara (10) y Gasteiz (27). En la capital alavesa, precisamente, un individuo fue arrestado bajo la acusación de agresión a un ertzaina, pero el suceso más grave ocurrió en la localidad de Lezo donde los agentes fueron atacados con botellas y bengalas cuando se disponían a disolver un botellón de 40 jóvenes en la plaza Guru-tze Santua. A consecuencia de estos hechos delictivos, dos jóvenes fueron detenidos.
Salvo estas contadas excepciones, la tarde-noche y la madrugada transcurrieron con la misma normalidad que el tráfico en la red viaria vasca, sin accidentes y con circulación escasa, tal y como describían desde el Departamento de Seguridad. Y es que la movilidad y el contacto directo entre distintas burbujas y unidades familiares -los grandes aliados de la pandemia- se han restringido y abreviado al máximo con el objetivo de evitar la propagación del patógeno. Muchas familias optaron por las videollamadas para mantener el contacto y otras por la visita matutina o vespertina y el paseo al aire libre. Todo con tal de esquivar el temible contagio de coronavirus.
Y es que este 2020 pasará a la historia como un año negro en lo sanitario, lo social y lo económico, pero también será recordado por el esfuerzo y la voluntad mantenidos en el tiempo por la ciudadanía vasca para tratar de doblegar a un enemigo invisible que a lo largo de estos nueve meses ya ha provocado alrededor de tres mil fallecimientos en Euskadi. En las últimas horas la cifra de nuevos casos detectados permanece estable (427 el miércoles y 410 en Nochebuena) pero la tasa de positividad ha soportado una suave pero siempre preocupante subida al pasar del 4,5% a 5,7%.
En cualquier caso, la ofensiva que protagoniza el SARS-CoV-2 no ha terminado. Las escaramuzas desplegada sobre la geografía vasca por el virus en forma de fiestas ilegales, aglomeraciones e incumplimientos varios se resisten a desaparecer. Estos días festivos, por ejemplo, un total de 13 municipios (8 en Gipuzkoa, 4 en Álava y 1 en Bizkaia) deberán tener cerrados sus bares debido a la situación epidemiológica que atraviesa Arrigorriaga, Aramaio, Iruña de Oca, Zigoitia, Zuia, Azkoitia, Arrasate, Aretxabaleta, Azpeitia, Beasain, Ordizia, Segura y Zaldibia.
Por delante queda una semana antes de que llegue la siempre esperada Nochevieja. Este año habrá más motivos para celebrarla y los mismos que para mantenerse firmes y resistir al penúltimo envite del coronavirus. El objetivo que se han marcado las instituciones vascas para este próximo mes de enero es reducir “como mínimo” la incidencia acumulada de la covid-19 a 240 casos por cada 100.000 habitantes. La de estos últimos días ronda los 280. Las autoridades sanitarias, policiales y políticas estiman que, en general la ciudadanía ha tomado conciencia de la necesidad de respetar las normas. Y a ello ha contribuido en gran medida un hecho incuestionable: el impacto visible de las medidas restrictivas en la evolución de la curva de contagios.