l martes se cumple un año del hallazgo en la ría gallega de Aldán de un narcosubmarino cargado con 3.200 kilos de cocaína. Ingenieros rusos, según se sospecha, pudieron idear esta embarcación semisumergible que costó un millón de euros, una minucia si se compara con los beneficios (más de 100 millones) que habría reportado la venta de la droga.
El capitán Fran Torres, jefe de los Equipos contra el Crimen Organizado (ECO) de la Guardia Civil, integrados en la Unidad Central Operativa (UCO), relata el periplo de este semisumergible, que acabó su viaje encallado en Galicia. Allí se intervino la droga, en una operación que acabó con la detención de siete personas, tres de ellas actualmente en prisión.
Quedan aún algunas piezas por encajar en este puzzle, como las que podrían identificar a quienes estaban detrás del cargamento y a sus destinatarios. 21,47 metros de eslora y 2,1 metros de alto: son las medidas de ese semisumergible.
Se trataba de un aparato bastante simple, construido con un conglomerado de fibra de vidrio, con un habitáculo y un pequeño timón. Le bautizaron Che y solo iba a ser usado en esta ocasión. Técnicamente era deficiente, pero estaba muy bien diseñado para pasar inadvertido en el mar.
Fue la inteligencia británica la que dio el queo al alertar de que podía estar aproximándose a Europa un barco con coca. Tal y como explica el jefe de los ECO, el narcosubmarino intentó hacer la descarga de la droga y trasvasarla a dos embarcaciones, pero una de ellas tuvo un problema mecánico y no pudo salir, por lo pensaron en Galicia para realizar un segundo intento.
De forma paralela, la Guardia Civil, la Policía Nacional y la Agencia Tributaria desplegaron en la zona de la ría de Aldán un operativo que dio frutos. Una patrulla detectó un vehículo parado en un sitio un poco extraño por la noche. Sus ocupantes fueron identificados. Portaban tres bolsas con ropa y comida. Les dejaron ir. La embarcación se aproximó a la orilla y sus tres ocupantes abandonaron la nave, pero fueron detenidos. La operación concluyó con el arresto de otras cuatro personas, entre ellas unas personas que les llevaban tres packs de ropa y comida, los únicos que un año después siguen en prisión. Los investigadores aún no saben quiénes son los destinatarios de la droga.