- Diez países europeos se comprometieron ayer a acoger a 400 menores no acompañados de entre los casi 13.000 refugiados que vivían en el gran campo de refugiados de Moria, en Lesbos, arrasado por varios incendios esta semana. Así lo anunció en Berlín Horst Seehofer, el ministro de Interior de Alemania, país que ostenta este semestre la presidencia de turno de la Unión Europea.
Francia y Alemania acogerán entre 100 y 150 menores cada uno y el resto se repartirán entre Bélgica, Finlandia, Eslovenia, Croacia, Portugal, Luxemburgo, Países Bajos y Suiza. Mientras tanto, en la isla de Lesbos la tensión no deja de crecer cuatro días después de los incendios, en los que la mayoría de las personas que malvivían hacinadas ahí, con unas pésimas condiciones de higiene, han tenido que dormir al raso. "Diez países europeos van a participar en el traslado", anunció Seehofer, quien explicó que este es el primer paso al que le seguirá la acogida de familias con niños, siempre en un marco europeo.
Schinas agradeció la disposición de los países y recordó que, tras los esfuerzos por reubicar a los refugiados concentrados en la isla de Lesbos, se había logrado en los últimos meses reducir su número de los 25.000 que llegaron a estar ahí a los más de 12.000 actuales. Por otro lado, apremió a sus socios europeos a lograr una "solución conjunta" que, advirtió, no puede demorarse más. Alemania está acogiendo ya unos 300 refugiados diarios -llegados a través de los Balcanes u otras rutas, en virtud de las normas de reagrupamiento familiar o por otras circunstancias-, recordó.
Asimismo, Merkel explicó ayer que había mantenido una conversación telefónica con el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, quien le había pedido apoyo para acoger a los refugiados que quedaron sin techo tras el incendio del campo de Moria. "Alemania cumple con su responsabilidad. Pero no podemos estar satisfechos con la política migratoria europea. Hoy por hoy, en realidad esta no existe", afirmó la canciller, quien se comprometió a trabajar durante la presente presidencia de turno alemana de la UE por lograr "avances". Así, dejó clara, una vez más, su decepción ante la falta de un mecanismo europeo eficaz, debido principalmente al rechazo de varios socios centroeuropeos a recibirlos. Una afrenta pendiente para los países con fronteras exteriores y, en lo personal, para Merkel, quien lleva desde 2015 sin lograr el apoyo europeo que reclama.
Por su parte, la Comisión Europea (CE) prepara una nueva propuesta para la política migratoria, derivada de la presión de la presidencia de turno alemana para implicar a todo el bloque en la acogida de refugiados. Hay que lograr un mecanismo "duradero y eficaz", explicó el vicepresidente de la CE, el griego Margaritis Schinas, al anunciar la presentación de su nuevo plan para el 30 de septiembre, quien estuvo acompañado del ministro de Interior alemán Horst Seehofer. El nuevo pacto será "como una casa de tres pisos", añadió Schinas: "el primero tendrá una dimensión externa muy fuerte, el segundo, un sistema robusto de gestión de las fronteras exteriores y el tercero, un sistema basado en la solidaridad sostenible y eficaz.
Con todo, el ministro alemán Seehofer explicó: "La situación de Moria no admite largas negociaciones. Los niños y sus familias no pueden esperar una decisión de los 27". Pero la dramática situación de Moria no es "el único desafío migratorio" para Europa, advirtió el ministro. "España, Malta e Italia, como Grecia, necesitan respuestas solidarias y estables", apuntó Seehofer, en relación a los países que en primera medida reciben directamente en su territorio el impacto migratorio.
Un nuevo campo, un nuevo infierno. El Gobierno griego empezó ayer a erigir un nuevo campo para albergar temporalmente a parte de los casi 13.000 refugiados que se han quedado sin techo tras el incendio del de Moria, lo que para muchos de ellos tan solo supone la prolongación de un infierno que llevan sufriendo durante años. Por ello, miles de migrantes se manifestaron ayer, armados de botellas de plástico vacías y pancartas improvisadas con cartones, frente al cordón policial que mantiene cercada toda la zona en la que se está erigiendo el nuevo campo. "Queremos irnos, déjenos en libertad", gritaban.