- El sistema educativo vasco pasará mañana su primera prueba de fuego del curso covid-19. Decenas de miles de escolares de Educación Infantil a 2º de Educación Secundaria Obligatoria volverán a clase y también lo harán los universitarios. La Universidad del País Vasco (UPV/EHU) ha preparado a lo largo del mes de agosto 400 aulas espejo, un mecanismo con cámaras que permite seguir e interactuar desde casa o desde otro aula con el profesor y los compañeros que asisten a la clase in situ. La reducción del aforo de las clases al 50% para garantizar que se guarda la distancia de metro y medio ha obligado a todas las facultades y centros adscritos a adaptar su docencia, haciendo grupos más pequeños y definiendo turnos de presencialidad en clases prácticas y laboratorios.
Cada centro, sección y edificio tendrá una persona responsable covid-19 que servirá de enlace entre las autoridades académicas y la Organización Sanitaria Integrada (OSI) de referencia para facilitar el rastreo de los contactos estrechos si se produce un positivo dentro de la comunidad universitaria. La UPV/EHU es como un gran trasatlántico en el que conviven 36.000 estudiantes de grado, 7.500 de máster y doctorado, 16.000 personas de formación continua, 5.500 docentes y 1.900 profesionales de administración y servicios.
Más de 65.000 personas acuden a diario a los distintos campus de la UPV/EHU. A diferencia del ámbito escolar en la universidad no existen grupos burbuja, no hay clases fijas y la gente procede distintos puntos de Euskadi, del Estado e incluso del extranjero, aunque este año el programa Erasmus pegará un bajón considerable por el cierre de fronteras. Esta gran movilidad hace que responsabilidad personal en la adopción de las medidas de seguridad vaya a ser la clave para evitar que se produzcan contagios y rebrotes. “Es mucha gente y muchos metros cuadrados para mantener seguros”, reconoce Lorea Bilbao, gerente a la UPV/EHU, que esta semana ha presentado a decanos y directores de los centros la actualización de Orientaciones para la planificación de la enseñanza y el aprendizaje”, el protocolo que aprobó el Consejo de Gobierno el 9 de julio. El nuevo plan cuenta ya con el visto bueno de la Dirección de Salud Pública.
“Este va a ser un curso histórico, nunca nos habíamos enfrentado a una situación como esta. Arrancaremos el lunes con ganas y veremos a ver si todo lo que hemos previsto funciona bien o si hay que hacer adaptaciones. Desde luego, concebimos todos los protocolos como dinámicos con medidas que se van a tener que ir modificando en función del día a día y las modificaciones de las normativas que puedan derivarse de la evolución de la pandemia”, asegura Bilbao. Durante las primeras semanas, el servicio de seguridad de la UPV/EHU intensificará su presencia en los campus y facultades para recordar a la gente que respete las tres medidas de seguridad básicas: mascarilla obligatoria, mantener la distancia de 1,5 metros y limpieza de manos. Todos los centros disponen de dispensadores de gel hidroalcohólico en las entradas y algunas facultades los han instalado en todos los accesos a las aulas.
El viernes la universidad envió un decálogo de comportamiento dentro de sus instalaciones con todas las normas e información sobre cómo actuar en caso de presentar síntomas compatibles con covid-19. Además de las medidas que todo el mundo conoce ya, como tomarse la temperatura en casa o no acudir en caso de estar en cuarentena o a la espera de los resultados de una PCR, la UPV/EHU recomienda a los estudiantes que no se saluden “con besos ni abrazos” y que recuerden que “gritar, cantar o soplar aumenta el riesgo de expulsión de gotas con virus a distancia”.
La universidad también estrechará la precaución entre el alumnado que vive en pisos compartidos y residencias universitarias. En el Colegio Mayor Miguel de Unamuno, en el que conviven estudiantes de diferentes centros de la UPV/EHU, habrá actuaciones específicas ante la aparición de posibles casos. Se extremará la supervisión del cumplimiento y aplicación de medidas preventivas, y se intensificará la vigilancia epidemiológica con el fin de identificar los casos en etapas tempranas de la infección. Los convivientes de los casos serán considerados como contactos estrechos. Y en el caso los estudiantes que compartan piso deberán notificar la aparición de casos al responsable covid-19 de su centro a través del sistema establecido, favoreciendo la búsqueda de sus contactos estrechos. En estas circunstancias, en función de la información epidemiológica existente, se ampliará la búsqueda de casos a los centros universitarios en los que cursen sus estudios cada una de las personas convivientes.
Más allá de la seguridad, con refuerzo de la limpieza y la ventilación, el principal cambio de este curso será la semipresencialidad por la reducción del aforo. “En estos casos hemos implantado lo que llamamos presencialidad adaptada”, dice la gerente de la UPV/EHU. “Ha sido un importante esfuerzo económico, pero también personal, porque durante el mes de agosto ha habido un equipo de personas trabajando en todos los centros. Hemos comprado casi 300 equipos fijos para poner en las aulas y otros 100 equipos móviles para que se puedan llevar de un aula a otra”. Bilbao explica que “el profesor va a dar la docencia en un aula de forma presencial, como siempre, y el resto de los estudiantes va a estar o bien en su casa o en otro aula del centro siguiendo la clase en directo. En su ordenador van a ver a su profesor y van a poder preguntar”. Tal y como se ha diseñado el sistema además de ver, oír y hablar con su profesor podrán ver y escuchar las preguntas de los compañeros que están en clase. También podrán ver lo que se escriba en la pizarra y las presentaciones que usen porque las cámaras que se han puesto en el aula captan la pizarra, el proyector y al profesor. “Todas las pruebas que hemos hecho hasta ahora se ha oído muy bien”, comenta Bilbao. A partir del lunes se comprobará si el trasatlántico de la UPV/EHU consigue capear con éxito el temporal del curso coronavirus.