- "Sé que no es tan fácil organizar todo esto, pero por eso mismo la interlocución entre los diferentes agentes con el departamento es enriquecedora", defiende Mikel Ormazabal, director general de Kristau Eskola. Asume que tendrán que bregar con la incertidumbre que genera la covid-19, y "con los medios limitados", que no favorecen el mejor de los escenarios. Pese a ello, confía en que el arranque escalonado del curso siente las bases para un normal funcionamiento.
¿Todo preparado, o es mucho decir ante este arranque de curso tan desconcertante?
-Diría que sí estamos preparados. Llevamos trabajando desde el mes de junio en el Plan de Contingencia con los equipos directivos y pedagógicos de los centros. Además, en Kristau Eskola, presentamos otro plan añadido al que presentó el Gobierno Vasco inicialmente, y que lo mejora desde nuestro punto de vista. Ahí estamos, poco a poco...
Desde el planteamiento inicial de junio la expansión del virus no ha dado tregua cambiando radicalmente la situación. ¿Cómo se han resituado?
-Nos ha obligado a reformular el plan de trabajo, trasladando muchas preguntas a la consejería de Educación, como ha quedado patente en la reunión mantenida este mismo lunes. El marco teórico está muy bien, pero cuando uno empieza a andar el camino y a concretar las cosas es cuando afloran las necesidades.
¿Cuáles son las más acuciantes para Kristau Eskola?
-Hemos pedido mayor concreción sobre muchas cuestiones: Ratios, la cuarentena, cómo actuar ante el cumplimiento de la presencialidad obligatoria del alumnado cuando los padres no quieren llevar a su hijo al centro... Hay un sinfín de detalles en el día a día. En buena medida, creo que son cuestiones de sentido común, pero que hace falta contrastar ante tanta duda y nerviosismo.
A estas alturas, se supone que no albergarán dudas sobre las ratios...
-Se mantienen las que ya teníamos. Ratios máximos de 25 alumnos en Infantil y Primaria, 30 en Secundaria y 35 en Bachillerato.
¿Son cifras adecuadas para cumplir con los protocolos sanitarios?
-Sabemos que los medios son limitados, y desde luego que mejor sería que las ratios fueran menores, pero desde ese punto de vista en la red concertada solo se va a tener en cuenta a aquellos centros que puedan estar por encima de esas cifras por aula.
¿Pero acaso el diagnóstico y la distribución del alumnado en cada centro no está ya definitivamente clarificado?
-Me refiero a casos puntuales en los que se pueda contemplar una posible reducción de alumnos en aras de una mayor garantía, aunque va a ser complicado y se impondrá en todo caso el uso de la mascarilla. Hemos intentado readecuar espacios para disponer de aulas más grandes, pero cada centro es un mundo y hay colegios que se ven muy limitados.
Cabe la posibilidad de que algunas familias se nieguen a llevar a sus hijos al colegio por temor. ¿Cómo han abordado esta cuestión con Educación?
-El Gobierno Vasco nos ha trasladado que es obligatorio que todas los alumnos y alumnas, sin excepción, acudan al centro. Ante una inspección, se remitiría el consiguiente informe para tratar de esclarecer qué puede ocurrir con ese escolar que no se persona en clase. No hay voluntariedad. En este caso, en el de la asistencia a clase, hablamos de obligatoriedad.
¿Y tiene constancia de que haya familias que se estén planteando seriamente no llevar a sus hijos?
-Yo no la tengo. Es algo que no me han trasladado los directores en las reuniones, aunque no me extrañaría que pueda haber casos. No es descartable, pero a día de hoy no nos consta.
Pese a tanto protocolo, normativa y análisis siempre va a haber cierto margen inabarcable. ¿Cómo gestionan tanta incertidumbre?
-Es el resultado de caminar ante algo desconocido. Lo único similar que hemos conocido fue el último cuatrimestre, pero fue durante el confinamiento, sin la presencia de alumnos. Va a ser necesario mucho diálogo e interrelaciones, tanto con las delegaciones territoriales como con Osakidetza. Estamos ante un reto que compete a muchas instituciones y que nos va a exigir mucha relación conjunta y respuestas rápidas. En estos momentos en Kristau Eskola estamos con incertidumbre y preocupación por el modo de desarrollar la gestión.
¿La relación con el Departamento de Educación es fluida?
-Sí, pero tenía que haber habido más interlocución para contar con una mayor posibilidad de contrastar los documentos antes de publicarlos y solventar dudas sobre el comienzo escolar. Hay que trabajar conjuntamente, pero no para torpedear sino para ser propositivo. Todos tenemos el mismo objetivo: que esto funcione. Por eso hace falta desarrollar la capacidad de interlocución con los agentes educativos. Solo desde la buena voluntad y queriendo ser propositivo se puede salir adelante.
¿La 'gestión escolar' de la pandemia se ha dejado para última hora?
-Nos teníamos que haber reunido antes. No es posible que una semana antes se estén concretando asuntos que se podían haber previsto con antelación, porque todo el mes de junio y julio hemos estado activos. En mi caso, en agosto también. Se ha echado en falta un mayor margen de diálogo. Puede que esté hablando demasiado, pueden decirme que no es tan fácil organizar todo esto. Ya lo sé. Pero por eso mismo, porque no es tan fácil, la interlocución entre los diferentes agentes con el departamento puede ser enriquecedora. Siempre estaremos dispuestos a hablar, porque nos debemos a los alumnos y a las familias. No hay otro objetivo.
Han pedido serenidad y colaboración a las familias, pero su lectura de la situación no parece del todo tranquilizadora€
-Bueno, pedimos tranquilidad porque a pesar de todo los equipos directivos han preparado unos planes de contingencia con garantías. Entendemos que los hijos sean lo más importante para un padre o una madre, que quieran asegurar su derecho a la salud y la educación, pero es que nosotros también estamos en ese tren. Hay mucho trabajado que se ha hecho durante el verano, y vamos a confiar en el trabajo que de los equipos pedagógicos.
¿Cómo está el profesorado?
-Como todos los demás, motivado y preocupado al mismo tiempo porque nos enfrentamos a algo desconocido. Nunca hemos tenido que dar clase ante la incertidumbre de una pandemia. Ante ello, los equipos están trabajando desde la responsabilidad. No se puede poner en duda la profesionalidad de un grupo humano grande y experimentado.
¿En todos los centros de Kristau Eskola se tiene claro ahora mismo cómo actuar ante un positivo?
-Quiero creer que sí, y más con el documento complementario aportado por Educación el viernes. Sin duda que surgirán dudas y preguntas, pero si se garantiza el contacto y la interlocución prevista, creo que los centros no tendrán mayores dificultades para solucionar esas situaciones de contingencia.
¿Ahora mismo cuál es el principal impedimento para que las clases comiencen con normalidad?
-Tras haber fijado un comienzo escalonado, creo que se dan las condiciones para comenzar con normalidad. Veremos luego qué necesidades surgen.
¿Los centros han contado con mayor personal docente donde ha sido necesario?
-No. Lo ha tenido que proveer la misma institución. Las necesidades, por ahora, las está cubriendo cada centro como puede. Eso es así.
¿Y Educación en qué medida les ha ayudado?
-Nos van a ayudar. En la reunión del lunes nos dijo que presentemos un diagnóstico de los centros y a partir de ese análisis seguiremos dialogando. Ahora mismo no sabemos los criterios para conceder esas ayudas. La igualdad de oportunidades se tiene que garantizar entre los alumnos de la red pública y concertada. Vamos a luchar para que a nuestros alumnos no les falte nada.