- La fase menguante en que se encuentra la luna va a permitir este año una observación óptima de las "perseidas", la lluvia de estrellas que se sucede cada verano, conocida popularmente como "Lágrimas de San Lorenzo" por coincidir su máximo apogeo con los días anteriores y posteriores a esa festividad del santoral.
No será la luna, sino las nubes lo que dificulte en algunos lugares la contemplación de la lluvia de estrellas, ya que las tormentas y los cielos parcialmente nubosos van a ser una constante en muchas comunidades durante las próximas jornadas.
Ni son estrellas ni son lágrimas, sino polvo y rocas residuales de un cometa (el Swift-Tuttle) que al colisionar con la atmósfera terrestre se convierten en "bolas de fuego" y a una velocidad de hasta 50 km por segundo dibujan esos trazos luminosos que desencadenan uno de los espectáculos astronómicos más característicos de las noches de verano en el hemisferio norte.
El Observatorio Astronómico Nacional (OAN) recordó que las perseidas comienzan a verse en el cielo a mediados de julio y se prolongan hasta el final de agosto, pero la máxima actividad se registra cada año entre los días 11 y 13 de agosto, cuando esa lluvia puede llegar a ser de hasta unos 200 meteoros por hora.
Durante las últimas noches las "lágrimas" han generado bolas de fuego especialmente brillantes que han sido ya grabadas por los detectores que la Red de Bólidos y Meteoros del Sureste de Europa tiene en el Complejo Astronómico de La Hita (Toledo) y en otros nueve observatorios localizados en diferentes lugares de Andalucía. Pero el verdadero espectáculo que generan las "lágrimas de San Lorenzo" se producirá durante las noches del 11 al 13 (entre el martes y el jueves de esta semana) y el mejor momento para observarlo serán las primeras horas de la noche, cuando el cielo estará más oscuro.
Este fenómeno se forma porque todos los cometas, en sus órbitas alrededor del Sol, dejan un reguero de gases, de polvo cósmico y de rocas que permanecen en una órbita muy similar a la que describe el cometa progenitor, y cuando la Tierra encuentra uno de esos anillos, algunos de esos fragmentos son atrapados por el campo gravitatorio y entran a gran velocidad en la atmósfera formando esa "lluvia de estrellas", según explica el OAN.
La popularidad de esta "lluvia de estrellas" centra cada año la atención de las principales sociedades e instituciones astronómicas porque para ver las "perseidas" no son necesarios ntelescopios -basta con mirar al cielo desde lugares oscuros-.