- La presión parece ceder, aunque los positivos todavía están por encima del centenar largo (156) en el conjunto de la Comunidad Autónoma Vasca, la mayoría (105), una vez más, de empadronados en Bizkaia. Aún faltan muchos datos para tener una idea aproximada de los motivos de esa tímida contención en la cifra de infecciones, son 43 menos que el día anterior, pero uno de ellos bien podría ser una consecuencia del uso obligatorio de la mascarilla decretado hace ahora un par de semanas. También es pronto para establecer una correlación directa, pero una rápida mirada a los perfiles de las personas que han contraído covid-19 y las causas del contagio evidencian que la relajación en el cumplimiento de las medidas de seguridad está en el origen de la transmisión del patógeno.
Y es que, una vez más, las franjas de edad por debajo de los 40, más proclives a disfrutar del ocio nocturno en grupos grandes, siguen engordando las estadísticas, más aún cuando hay un fin de semana de por medio. Esta vez, por ejemplo, de los 555 positivos registrados en los tres últimos boletines epidemiológicos elaborados por Osakidetza, casi la mitad se reparten entre jóvenes de 20 a 39 años, con 132 casos en esas tres jornadas, y de 30 a 39 años, con 106 casos en el mismo periodo. Los números, aunque altos y preocupantes, ofrecen al mismo tiempo un aliento de ánimo ya que, poco a poco, apuntan a la estabilización.
Así lo demuestra también el hecho de que el R0, el índice que promedia a cuántas personas puede contagiar hipotéticamente un enfermo con SARS-CoV-2, se desinfla con el paso de los días. En los tres últimos días ha pasado de 1,27 a 1,24, cuando el pico alcanzó 2,27 el 18 de julio, y el equipo de especialistas en el abordaje de la pandemia confía en que el virus conceda un breve respiro a los servicios sanitarios y encauce de nuevo su evolución por debajo del 1. No obstante, como ha dicho en alguna ocasión la consejera de Salud, Nekane Murga, reducir la cifra de positivos no es tarea fácil y que el cumplimiento de las medidas básicas de protección, individual y colectiva, y la red de seguimiento deberían ser suficientes para contener la curva epidémica.
Y es que, el virus sigue ahí y la amenaza de la transmisión comunitaria no ha desaparecido con la desescalada. Ni mucho menos. De hecho, y como era casi previsible, la epidemia prolonga su huella en Euskadi con la venida de la esperada, pero anticipada, segunda oleada, aunque su impacto en el sistema sanitario vasco está llegando más debilitado. Y todo ello gracias a dos factores: esa red de vigilancia y control de casos y contactos estrechos de Osakidetza y el uso obligatorio y generalizado de la mascarilla en el día a día de la ciudadanía.
En este sentido, el Consejo de la Juventud de Euskadi, junto con la dirección de Juventud del Gobierno Vasco puso ayer en marcha una campaña de comunicación para concienciar a los jóvenes sobre la necesidad de usar la mascarilla y cumplir con la distancia social y la higiene para frenar al covid-19. "Hemos llegado a esta gran final gracias al esfuerzo de todos y todas. Aún queda toda la segunda parte y para ganarla hace falta una férrea defensa, un mediocampo trabajador y una delantera eficaz. Si quieres ganar la final de tu vida€ distancia, higiene y mascarilla", recoge el mensaje de la campaña.
Según la presidenta del Consejo de la Juventud de Euskadi, Maialen Olabe, esta campaña trata de poner en valor con una estética juvenil y un lenguaje desenfadado "el compromiso que las personas jóvenes mantuvimos durante los meses del confinamiento y nos vuelve a llamar ahora al sentido común para intensificar la higiene, mantener la distancia social y usar siempre las mascarillas".
Transmisión. El uso de mascarillas, particularmente en espacios interiores y compartidos, es obligatorio o recomendado en más de 160 países para reducir la transmisión del SARS-CoV-2, el virus que causa el covid-19, tal y como ilustraron desde la Organización Mundial de la Salud. En Euskadi, la obligatoriedad de la mascarilla entró en vigor al pasado 16 de julio. Si estas protecciones se usan correctamente, pueden reducir la transmisión del patógeno, aunque las mascarillas son solo una parte de un conjunto de medidas de protección, entre las que se incluyen el mantenimiento de la distancia física con los demás y una correcta higiene de las manos.