Un análisis genealógico llevado a cabo por un equipo internacional de investigadores ha alertado de que el nuevo coronavirus lleva entre 70 y 40 años en los murciélagos y que, "lo más probable", es que haya saltado directamente a las personas.
Una versión previa del artículo ya se difundió a finales de marzo en el repositorio de preprints 'BiorXiv', y ahora el estudio, una vez revisado, se ha publicado en la revista 'Nature Microbiology' y sus resultados, recogidos por la plataforma Sinc, determinan que el linaje de ambos coronavirus se separó hace entre 40 y 70 años. Esto significa que el nuevo coronavirus lleva bastantes décadas circulando indetectado entre los murciélagos.
"Eso se ve claramente en nuestros análisis. En ese tiempo se pueden haber diferenciado más linajes con los rasgos adecuados para infectar a los humanos. Este largo periodo de divergencia sugiere que hay linajes víricos en murciélagos con potencial zoonótico que no han sido muestreados", han dicho los investigadores.
Además, son virus con una alta capacidad de intercambiar material genético entre sí, lo que implica, según los autores, que será "difícil" identificar virus con el potencial de causar brotes importantes en humanos antes de que estos emerjan. Por ello, han destacado la necesidad de disponer de un sistema de vigilancia de enfermedades humanas en tiempo real que "rápidamente" pueda identificar y clasificar patógenos.
El nuevo análisis no apoya la hipótesis, aunque tampoco la descarta, de que el pangolín fuera un paso intermedio en el salto de murciélagos y humanos. Tampoco las serpientes. "La evidencia actual es consistente con que la evolución del virus en murciélagos haya dado lugar a [variantes] capaces de replicarse en el tracto respiratorio superior tanto del humano como del pangolín", han comentado los autores.
Uniendo estos nuevos resultados a lo ya conocido, el primer firmante de este trabajo e investigador de la Universidad del Estado de Pensilvania (Estados Unidos), Maciej F. Boni, ha explicado que el escenario "más probable" es el de un virus de una población de murciélagos de la provincia de Yunnan, en el sureste de China, de donde proceden los virus con parentesco más próximo al nuevo coronavirus, que salta directamente a humanos.
Descartado el origen artificial del virus por manipulación genética
Muchos expertos han descartado ya un origen artificial del virus mediante manipulación genética, dado que una operación así dejaría huellas inequívocas en el genoma que no están en el nuevo coronavirus. De hecho, el experto considera "improbable" también la hipótesis de la fuga de un laboratorio. "Si el virus hubiera escapado de un entorno de laboratorio, los primeros individuos afectados habrían sido los empleados del centro y sus familias. No vimos esto en los 44 casos originales de finales de diciembre de 2019", ha argumentado.
Sobre cuándo se produjo el salto a humanos, Boni remite a otros análisis de genomas virales ya publicados por otros investigadores, que indican noviembre de 2019 como fecha más probable. Es un elemento más a favor de que, a su juicio, "fue un error" la detección del virus en muestras de aguas fecales de Barcelona de marzo de 2019.
Para dibujar al árbol genealógico evitando este obstáculo, los investigadores emplearon tres técnicas diferentes con el fin de identificar partes del genoma del virus que se han mantenido estables, sin sufrir estos intercambios genéticos.
Tras comparar genomas de virus del mismo subgénero (sarbecovirus) que el nuevo coronavirus, las tres técnicas empleadas indican que este comparte un linaje ancestral con su pariente conocido más próximo, catalogado como RaTG13. Cada técnica da una fecha probable para la separación: 1948, 1969 y 1982. De ahí la conclusión de que el nuevo coronavirus debe llevar décadas evolucionando en murciélagos.
Los investigadores también examinaron el origen de la proteína RBD, que es la que abre la puerta de las células humanas al encajar con su receptor, la proteína ACE2. Ya se había visto que RBD es genéticamente más parecida a la de virus que infectan al pangolín que a otras del virus de murciélagos RaTG13, por eso se sospecha del pangolín como huésped intermedio.
Finalmente, los investigadores han concluido que el nuevo coronavirus, RaTG13 y otros virus del pangolín comparten un linaje vírico ancestral (un antiguo antecesor común) y no que el SARS-CoV-2 haya evolucionado también en el pangolín.