- “Estoy encantada con esta situación, con el aislamiento, a mi parecer es un regalo”. Así de sincera y real se muestra Nekane, una terapeuta bilbaína que trabaja dando talleres por diferentes zonas del Estado. Su forma de vivir no ha variado mucho desde que se decretó el aislamiento. “Ahora trabajo desde la furgoneta”, explica.
Tendría que haber acudido a Barcelona y Murcia para dar sus talleres, aún así está “encantada y feliz” de transmitirlos vía online. “Lo llevo excelente”, indica. Y añade: “Estoy encantada de que no haya nadie por la tranquilidad que se respira. No tengo que estar pendiente de salir. Me centro más en mi y en mi trabajo, y eso es un auténtico regalo”.
Está de cuarentena en un parking de caravanas de Sopela. “Estamos un grupito de personas y cuando nos despertamos nos saludamos, nos preguntamos qué tal...”, relata. Y añade: “Sirve también para conocer a nueva gente, a los vecinos, por ejemplo”. En la misma línea, tal y como dice, esta pandemia tiene muchas cosas positivas.
“La gente puede ver la importancia que tiene el vivir. Todos los días vamos locos al trabajo, corriendo, pero, ¿cuándo tenemos tiempo para estar con nuestra familia, para estar en casa o preparar tranquilamente la comida? Todo esto consiste en cambiar el ritmo frenético que llevábamos y parar a pensar”, reflexiona. Y añade: “Si se ve el lado positivo empezará otro camino”.
Para ella la realidad no ha variado mucho. “Es la que vivo yo siempre. Doy un paseo con los perros, trabajo, como en la furgo, y vuelvo a trabajar”, explica. Admite que no tiene agua caliente pero para ella no es problema. “Salgo a limpiar la ropa a una fuente cercana, como hacían antaño, y está genial; es muy gratificante. Creo que la gente que se queja de que está encerrada en casa tiene que valorar que la tiene, al igual que el agua caliente, la comida, Internet y la compañía”. Al mismo tiempo, opina que las relaciones que se están creando “son más de verdad, más humanas y de corazón, sin maquillaje”.
Nekane espera que la sociedad cambie pero asegura que no cree que lo haga. “Habrá gente que cuando dejen hacer cualquier cosa salga a la calle en masas”, opina, al mismo tiempo que cree que “hay que espabilar, despertar desde el corazón y caminar de otra manera”.
“Las relaciones que se están creando son más auténticas, más humanas y de corazón, sin maquillaje”