Almería - El abogado de la familia de Gabriel Cruz, el letrado Francisco Torres, pidió ayer al jurado popular que enjuicia a Ana Julia Quezada por la muerte violenta del menor de ocho años que “no le tiemble el pulso” a la hora de conformar su veredicto, ya que la encausada “es una sociópata auténtica” que “no tiene el mismo derecho a respirar el mismo aire que respiramos nosotros”.

“Va a matar a más niños, estoy convencido de que no es Gabriel el primer niño que mata”, añadió. Para la representación de los padres, Quezada es una “auténtica asesina” que “mató haciendo sufrir”.

“Hay que apartarla de la sociedad”, manifestó el letrado en su alegato final, en el que insistió en que la acusada actuó con premeditación, alevosía y ensañamiento a la hora de arrebatar al niño, por lo que pide para ella la prisión permanente revisable.

Por su parte, la Fiscalía mantuvo así mismo ayer su petición de prisión permanente revisable para Quezada, mientras que su defensa introdujo las atenuantes de confesión, de arrebato y de actuar bajo la influencia de drogas y sostiene que cometió homicidio por imprudencia grave (3 años) o, subsidiariamente, homicidio doloso, castigado con 15 años de cárcel.

La séptima sesión de la vista oral contra Quezada concluyó ayer después de que Fiscalía, acusación particular y defensa elevasen sus conclusiones definitivas. El juicio quedó visto para sentencia y ahora es el turno del jurado popular, que tiene 48 horas para decidir si es culpable del asesinato del pequeño Gabriel Cruz.

La defensa modificó su petición de prisión para el caso de que sea declarada culpable de un homicidio doloso, elevando la prisión de 10 a 15 años, debido a que la víctima es un menor de edad.

discrepancias En intervenciones de aproximadamente una hora, cada una de las partes personadas defendió ante el jurado popular que juzga a Quezada los argumentos y pruebas por los que debe ser condenada.

Durante su exposición, la fiscal Elena María Fernández y el abogado de los padres de Gabriel, Francisco Torres, discreparon en sus relatos de cómo murió el pequeño.

El ministerio público sostuvo que Gabriel falleció en un “acto único inmediato” asfixiado por Quezada, y que actuó cuando el niño estaba “confiado, inocente, totalmente ajeno a la intencionalidad de Ana Julia, una persona de la que no se podía esperar ningún ataque, integrada en el entorno familiar”. Insistió en que no hubo “varias secuencias” como argumenta la acusación, ni una agonía de 45 o 60 minutos, recalcando que no se puede probar el ensañamiento. Sí que destacó que Gabriel “representaba un obstáculo” para la acusada, que asesinó al niño “primero para eliminar el vínculo afectivo entre el padre y el hijo”, y sobre todo para “eliminar ese vínculo afectivo tan intenso que existía entre los padres, cuya prioridad era el interés de este niño”.

El abogado de los padres, Francisco Torres, insistió en el presunto ensañamiento de la acusada y que dejó agonizar al niño durante 45 minutos. Por estos hechos reclamó prisión permanente revisable por asesinato, además de tres años de cárcel por un delito de lesiones psíquicas a Patricia Ramírez, cinco años más por un delito de lesiones psíquicas a Ángel Cruz, y sendas penas de dos años de prisión por dos delitos contra la integridad moral.

Por su parte, el letrado de Quezada, Esteban Hernández Thiel, consideró que los hechos son constitutivos de un delito de homicidio por imprudencia grave por el que pide tres años de cárcel, o subsidiariamente de homicidio doloso, por el que solicita 15 años de prisión. - Efe

La asesina confesa de Gabriel utilizó su derecho a la última palabra para pedir disculpas “a todo el que se haya podido sentir mal”.