bilbao - “Este año que se acaba ha sido un año de rebelión, de visibilización de las mujeres que han tomado la calle indignadas ante sentencias tan horripilantes como la de La Manada, que dejaron a los violadores en la calle y revictimizó a la joven atacada en los Sanfermines. Eso puso sobre el tapete cómo está la Justicia en este país, que carga sobre los hombros de la víctima el haber sido violada”, dice indignada, la veinteañera Ksenia Vorobyeva, Susa, estudiante de Políticas en la UPV-EHU de Leioa. “Es muy triste que nuestras amas nos deban de recordar que tengamos cuidado al bajarnos en una estación de metro oscura. Somos presas fáciles para monstruos como el que ha asesinado a Laura Luelmo, la última víctima de las mujeres asesinadas en el Estado, apunta.

Susa considera que el rugido de indignación de las mujeres hizo espabilar a los partidos políticos, a las instituciones, entre ellas las universidades. “Hace poco nos pasaron una encuesta para constatar si el profesorado tenía en cuenta en las clases la perspectiva de género. Me pareció un paso importante”, añade.

En la misma línea que Susa se manifiesta Jon, estudiante de Empresariales, aliado de la causa feminista, consciente de los privilegios de los que goza por ser hombre. Este millennial de Donostia reconoce haber sido educado por sus aitas en igualdad con sus dos hermanas Nerea y Ane, “sin embargo, la sociedad patriarcal en la que vivimos, en muchas ocasiones, nos pone piedras en el camino para que los chicos no seamos aliados por convicción en la lucha por la igualdad”, apunta consciente de que la igualdad de género no es solo cosa de mujeres, sino de toda la sociedad. “Los jóvenes tenemos que entrar al trapo codo con codo en la lucha sin cuartel que han emprendido las mujeres por conseguir la igualdad de oportunidades”, recalca Jon.

Reconocen que desde hace algunos años mujeres y hombres jugamos en igualdad de oportunidades legales, “ahora el reto es conseguir que esta igualdad pase de la ley a la realidad cotidiana, a la Escuela, a la empresa, el arte, a la cultura, al deporte, al mismo salario, a igualdad de oportunidades para promocionar “a todas y cada una de las actividades humanas. Hombres y mujeres no somos iguales, pero sí hemos de tener la misma igualdad de oportuidades”, dicen al unísono Susa y Jon, quienes se suman a la cuarta ola feminista, la que tiene como protagonistas centrales al ciberactivismo, la “sororidad digital” y el #MeToo. “Porque el feminismo es humanismo y democracia”, subrayan, consternado aún por el penúltimo asesinato, el de Laura.“Es inadmisible que las mujeres no puedan salir a la calle libremente Es tremendo”, dice Jon, haciendo suyo uno de los gritos coreados por cientos de manifestanes el 8M. “Sola, borracha, quiero llegar a casa”. - N. Lauzirika