vitoria - Un millón y medio de españoles está tomando hoy algún antibiótico. ¿Muchos verdad? Sí, muchísimos. Porque España ocupa -con más de 32 dosis diarias por mil habitantes- la cabeza de los países europeos en consumo de este tipo de fármacos sin ninguna razón epidemiológica que lo justifique, según el último eurobarómetro sobre resistencias antimicrobianas. Además un 20% lo hace con el fin de tratar un resfriado, a pesar de que un 43% de la población sabe que no sirven de nada contra los virus y el 66% es consciente de que no funcionan para curar un catarro. Además los profesionales del Sistema Nacional de Salud son de los que más tienden a usar estos fármacos de amplio espectro (útiles contra varios grupos de bacterias), cuando lo recomendado es afinar todo lo posible en los tratamientos.
Así, un estudio realizado por el Instituto de Investigación de Asistencia Primaria (Idiap) Jordi Gol concluyó que el 85,5% de los antibióticos recetados para faringitis y el 69,8% de los indicados para infecciones respiratorias de bronquios o pulmones eran del todo innecesarios. ¿Por qué se hace mal? Entre las razones que se reconocen se cita la presión de los propios pacientes para que el médico le recete algo más potente que el simple medicamento para aliviar los síntomas, o el miedo a pillarse los dedos y que esa bronquitis acabe siendo una neumonía.
“Las bacterias se han vuelto resistentes como consecuencia del uso inadecuado de los antibióticos, que incluye comportamientos como el uso de estos medicamentos sin la receta de un médico o la utilización de antibióticos sobrantes para tratar infecciones por virus como la gripe o el resfriado”, explica el doctor Jaime Esteban, secretario de Sociedad de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), que alerta de la gravedad del problema. “Si no disponemos de antibióticos eficaces para tratar y prevenir las infecciones, los trasplantes de órganos, la quimioterapia y las operaciones se volverán más peligrosas”, sentencia.
Ya es conocido que el desarrollo y diseminación de las bacterias multirresistentes constituye una amenaza real para la salud pública mundial. Y el Estado español vuelve a situarse en puestos de cabeza ya que es también uno de los primeros países en Europa en número de este tipo de infecciones. Jordi Nicolás, especialista en farmacia hospitalaria, señala que “por ellos se han implementado programas de optimización de uso de antibióticos que están dando sus frutos. De hecho, desde los servicios de farmacia hospitalaria se colabora activamente en la lucha contra las resistencias mediante la selección y posicionamiento de los nuevos antimicrobianos, así como en la adecuación de los tratamientos antibióticos”.
En este marco de preocupación creciente, la compañía biofarmacéutica Pfizer se ha sumado a la campaña que lidera la OMS a través de la Semana Mundial de la Concienciación del Uso de los Antibióticos y ha puesto en marcha la iniciativa del Autobús de las Bacterias (Bug Bus, en inglés), que recorrerá varias ciudades europeas y que ya ha recalado en Madrid. En palabras de su director médico, Jorge Sáenz, “la iniciativa del Bug Bus responde a la necesidad de seguir haciendo hincapié en las campañas de información para fomentar la formación, la educación y la concienciación sobre un problema que nos concierne a todos, con el objetivo de impulsar un cambio de comportamiento”.
Descubiertos hace un siglo, los antibióticos son las únicas armas de las que disponemos para luchar contra bacterias, hongos, virus y parásitos. Sin ellos, no hay medicina moderna. Y sin embargo, el abuso y mal uso de estos tratamientos, no solo en salud humana, sino sobre todo en ganadería y agricultura, ha hecho que las resistencias antimicrobianas se disparen.
“Los antibióticos constituyen un recurso sumamente valioso, de modo que es importante asesorarse adecuadamente antes de tomarlos y no dejarnos llevar por las creencias”, subraya Óscar López, vocal del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid.