Hay un componente afectivo en el aprendizaje del euskera. Fuera de su entorno natural, quienes se ejercitan en su estudio se acercan movidos por la expectación y la fascinación de la cultura vasca. En esa vertiente seductora se mueve desde hace años la euskal etxea Laurak-Bat de Valencia, que estrenará nueva sede el próximo 1 de octubre.
Cuando en el verano de 1981 el colectivo Adarra abordó en sus jornadas pedagógicas el euskera como hilo conductor en el arranque de la nueva escuela pública vasca, cerca de dos mil profesores de toda Euskadi, la mayoría de Primaria, reunidos en Bilbao, se enfrentaban a un desafío fantástico: hacer atractiva la pedagogía del idioma, enseñar el euskera de la forma más efectiva. Jugar e introducir actividades amenas para que los niños y niñas aprendiesen no sólo a hablarlo y desenvolverse con él, sino también a amar la propia lengua. Llevado al mundo de los adultos, ese vínculo emotivo recorre también las distintas experiencias actuales en toda la geografia. En Valencia se puso en marcha, hace ahora dos cursos, su enseñanza en la Escuela Oficial de Idiomas y en el tercer año de andadura, a punto de iniciarse, reúne a medio centenar de estudiantes. Este curso, vista la aceptación, se abrirá un aula de euskera en la escuela homónima de Castellón, lo que revela un interés creciente por la lengua vasca.
Pero otras entidades vienen impartiendo clases de euskera por estas latitudes desde mucho antes. “Nosotros, desde nuestra modesta asociación, seguimos empeñados en promocionar la cultura y la lengua vascas”, dice el presidente del centro vasco-navarro Laurak Bat de Valencia. Una euskal etxea que abre sus nuevos locales mañana 1 de octubre, con el inicio de los cursos de euskera. El legazpiarra Ion Villacorta Amondarain subraya que esta etapa va a suponer un nuevo reto en el que se quiere ampliar el horizonte de las iniciativas.
Laurak Bat ha mudado sus trastos desde Patraix, un barrio con personalidad propia dentro de Valencia, hasta el centro en Ciutat Vella, en pleno corazón de la ciudad. “Hemos ganado en espacio y en visibilidad, con el compromiso que nos guía de continuar con la difusión cultural vasca; en definitiva, acercarnos más a la gente y atraer el mayor interés posible en una ciudad en la que nuestra presencia se prolonga ya más de medio siglo”.
Junto al Mercado Central, en el barrio histórico, la nueva sede multiplica por tres la antigua superficie y dispone, además, de una terraza interior aislada del bullicio de esta parte de la ciudad. La zona es actualmente objeto de una remodelación urbanística llevada a cabo por el Ayuntamiento. Cuando acaben las obras, el espacio público habrá ganado terreno para los peatones y zonas arboladas, mejor habitabilidad y opciones de desarrollar actividades diversas.
El local cuenta con un aula más amplia para las clases de euskera, conducidas por el lekeitiarra Germán Eiguren Goitia, y con espacio para la biblioteca y otro para la oficina. Una estancia más amplia que ocupa la parte baja de la sede servirá como área para actividades culturales como exposiciones, charlas y reuniones. Además, la cocina servirá para apoyar las celebraciones y actos que se organizan por distintos motivos en fechas señaladas para Euskadi: el día del euskera, Korrika, la tamborrada donostiarra, el día de Navarra, etc. La sede dispone aún de otra estancia cuyo destino está aún por determinar.
“Ayer sábado día 29 abrimos el nuevo local a los socios en una primera inauguración y toma de contacto, pero la idea es hacer una presentación oficial a finales de noviembre con distintas actividades para dar a conocer la nueva etapa que iniciamos”, explica Villacorta Amondiarain.