Bilbao - Jacinto Sagarna Urutxurtu (Zeanuri, 1935) ya es leyenda, tras haberlo sido también en vida. Él fue el auténtico Pastor del Gorbea, el hombre que se hizo famoso por sus predicciones meteorológicas basadas en las témporas del calendario lunar. A día de hoy, son otros -que nada tienen que ver con la saga- los que han hecho suya la denominación. Jacinto fue colaborador de numerosos medios de comunicación.
El primer hombre del tiempo reputado ya como el Pastor del Gorbea fue el padre de Jacinto. Se llamaba Pablo y abrió una pequeña taberna al pie de carretera entre Abadiño y Berriz. A día de hoy, ese edificio aún se llama El Pastor del Gorbea y continúa abierto como restaurante con la regencia de Iñaki, nieto de Pablo y sobrino del fallecido el sábado a los 83 años de edad. El establecimiento hostelero conserva recortes de periódico y fotografías de la saga familiar.
Jacinto llegó al mundo en Zeanuri un año antes del golpe de Estado militar del 18 de julio de 1936 que derivó en guerra, y heredó de niño el pastoreo como primer oficio. Tenía solo 9 años. Tras la mudanza de la familia a Durangaldea -al cumplir los 18 años- acabó abriendo junto a su esposa Rufina Aguirre en 1963 la Bodega Sagarna de Astola. Emprendieron en el barrio de Abadiño en el que ha residido y en el que el negocio continúa abierto con oferta también de conservas. Se hicieron conocidos por repartir vino por los caseríos de la zona. Años más tarde, el médico recomendó a Jacinto vivir en un lugar más seco y el matrimonio ya jubilado se trasladó durante un periodo a La Rioja, al municipio de Tudelilla.
A día de hoy, en Abadiño, Zeanuri, Gorbea y por extensión en toda Euskadi nadie le olvida. Su sobrino, Iñaki Sagarna, acude a su memoria para recordar que Jacinto fue el primero que salió a recibirles a él y a su padre Paulino a su regreso de Chile, país en el que vivieron. “Nunca olvidaré. Yo vine de Chile y no había tocado la nieve. Fue él quien me llevó al Gorbea y estuve tocándola hasta que se me quemaron las manos. Tuve que ponerlas encima del motor que el Ebro 4x4 llevaba entre los dos asientos delanteros. Aún así fue uno de los momentos más felices de mi vida. Y desde entonces hasta el día de hoy siempre que blanquea pienso que me gustaría no pisarla para que no desaparezca”.
El alcalde de Abadiño también guarda también cariñosas palabras hacia su vecino. “Jacinto era una persona de una calidad humana extraordinaria. Era amigo de sus amigos y colaborador desinteresado con el Ayuntamiento de Abadiño, así como el mejor meteorólogo cuando aún no existía el Meteosat”, sonríe agradecido el regidor.
El escultor Ángel Álvarez, conocido por todo el pueblo como El Campurriano lamenta, asimismo, la muerte de su amigo. “Era una persona de muy buen trato. Era de hablar con todo el mundo. Ahora, le echaremos en falta, por ejemplo, durante la feria de San Blas a donde llevaba su vino. Para mí fue muy triste saber que falleció el sábado”, acentúa.
El matrimonio formado por Jacinto y Rufina dio a Euskadi dos hijas: Nekane y Rosana. Ellas bien saben que las témporas de otoño son ya: la primera fecha hoy miércoles, la segunda el viernes y la tercera el sábado. Según las creencias de agricultores, pastores y ganaderos, días como hoy marcarán el devenir de las jornadas húmedas y de sequía por los montes, valles y campos. También en el Gorbea, en el de Jacinto, en el de Pablo: los auténticos.