Polémicas sociales y juegos políticos o judiciales aparte, lo cierto es que la iniciativa del Ministerio de Medio Ambiente francés de introducir dos osas eslovenas tiene una lógica aplastante desde el punto de vista técnico.
Actualmente, según explica la jefa de sección de Gestión de la Comarca Pirenaica, Gloria Giralda, los dos únicos ejemplares de los Pirineos Occidentales (Neré y Canellito) son machos y van teniendo sus años, sobre todo Neré con 21, una edad respetable para un oso. Canellito es más joven (14 años).
Sin ninguna osa en muchos kilómetros a la redonda lo tienen bastante complicado para procrear. “Las osas además se desplazan mucho menos que los ejemplares machos”, explica. Otro asunto importante es garantizar la variedad genética y en esto el Pirineo también tiene un problema, ya que los osos son muy dominantes y Pyros se ha hecho con la mayor parte del territorio central.
De ahí que se haya intentado introducir nuevos ejemplares como Goiat, aunque el asunto se haya complicado bastante porque al joven esloveno le ha dado por zamparse caballos y vacas (no suelen formar parte del menú habitual de los plantígrados) en lugar de disputar el terreno ante las hembras al veterano Pyros, que está detrás -directa o indirectamente- de la mayoría de los nacimientos de osos, vamos, viene a ser el Papito de la montaña...
de vuelta a catalunya Aunque ahora a Neré le ha dado por volver de nuevo hacia las montañas catalanas -contradiciendo a los boicoteadores del procés- lo cierto es que una o más hembras serían muy bienvenidas por esta parte más occidental del Pirineo, donde al menos queda Canellito que, no olvidemos, tiene un hilo de descendencia directo respecto al oso autóctono del Pirineo a través de su madre Cannelle. Vaya lío... La vida amorosa de Camille, el otro ejemplar aún con más pedigrí, es un misterio, pero no se le conocen hijos, por lo que estaríamos ante una nueva oportunidad.
Los técnicos franceses, que no se acaban de fiar de que esos osos solterones y vagabundos estén a lo que hay que estar, prevén importar las dos osas eslovenas ya preñadas. La operación ya se realizó en 1996 (Ziva y Melba) y en 2006 con unos resultados bastante notables hasta el punto de suponer un punto de inflexión en una cordillera con apenas 6 osos en los años 90 y que se acercan al medio centenar ahora.
Más allá de las formas utilizadas los tiempos también están bien pensados. Se trata de esperar al final del verano y que bajen a los valles los diferentes rebaños para soltar los dos ejemplares en la zona francesa. Las osas, que vendrían ya con los retoños en su vientre, tendrían un mes largo para situarse en el lugar, avituallarse y buscar una cueva donde hibernar. Despertarían en marzo y abril y los oseznos vendrían a un mundo nuevo.