donostia - “Generación tras generación nos hacemos la misma pregunta, si los jóvenes son más o menos sanos que sus antecesores”. Y para esa pregunta parece que hay una respuesta, según los datos del Gobierno Vasco sí lo son. Así lo asegura, al menos, la subdirectora de Salud Pública y Adicciones de Gipuzkoa, Elena Albisua.

La respuesta contraria respondería, a su entender, “a la percepción negativa que tenemos los adultos”. Y es que los indicadores de la salud de los jóvenes vascos son muy positivos. “La inmensa mayoría cree que su salud es buena o muy buena”, aunque siempre haya algunos casos de enfermedades crónicas. También destaca que “uno de cada diez jóvenes, de entre 17 y 29 años, ha padecido algún proceso de estrés, ansiedad o depresión”.

Albisua hace referencia a la Grecia antigua a la hora de ilustrar esa relación difícil entre adultos y jóvenes, que afecta también al terreno de la percepción sobre sus comportamientos éticos y los consumos. Y es que ya entonces se planteaban “las mismas cuestiones, las mismas preocupaciones que siguen teniendo vigencia”.

“Funcionamos con clichés, pero los datos dicen otra cosa”, asegura Albisua. Aunque hasta fin de año no saldrán los resultados de la Encuesta de Salud de la CAV, y Albisua trabaja todavía con los de 2013, subraya que los indicadores de actividad física evidencian que esta ha aumentado de forma evidente. “Tres de cada cuatro jóvenes realizan actividad física semanalmente”, explica la experta.En este caso hay diferencias “entre chicos y chicas”, ya que los primeros practican más deporte que las segundas.

Pero si hay unos datos esperanzadores son los que hacen referencia a las adicciones, en concreto, al consumo de alcohol, tabaco y cannabis. “El de alcohol está en los mismos niveles que 2004, incluso ha bajado algo”, explica Albisua.

En el caso del tabaco el descenso ha sido mucho más evidente y también cabe destacar que el consumo del cannabis “sigue, lentamente, disminuyendo”.

Según los datos que baraja el Departamento de Salud del Gobierno Vasco el consumo de tabaco ha descendido de forma muy clara entre los jóvenes y se ha situado por primera vez por debajo de la media de la población general. Entre los años 2000 y 2012 el descenso fue de 10 puntos.

El consumo de cannabis baja también notablemente, ya que en 2008 lo consumía el 11% de los jóvenes, porcentaje que se situó en 4,3% en 2012, siendo más los hombres consumidores (7,6%) que las mujeres (1,7%).

A la hora de intervenir para mejorar estas tendencias las instituciones y agentes implicados deben de tener en cuenta esas diferencias entre mujeres y hombres, ya que también el consumo de alcohol es mayor entre los chicos que entre las chicas. A este respecto preocupa seguir trabajando en retrasar la edad de inicio en el consumo de alcohol. Según reconoce Albisua, años atrás se constató que los jóvenes comenzaban a beber antes, tendencia que se ha frenado.

Para avanzar en esta línea el Gobierno Vasco ha activado el programa Menores y Alcohol, que se desarrolla en los centros escolares, escenario también de la iniciativa Kerik Gabeko Gazteak para reducir el número de fumadores o animar a los jóvenes que no se inicien en este hábito. Pese todo, en momentos determinados, como las fiestas, se hacen intervenciones específicas para tratar lo que se denomina “consumo de riesgo de alcohol”, ingesta de grandes cantidades en poco tiempo. “Pero hasta ese ha bajado” explica la subdirectora de Salud Pública. Ilustra esta afirmación con los datos que actualmente barajan, porque considera que indican una tendencia vigente. El consumo diario de alcohol entre la juventud bajó del 8% en 2000 al 2,3%, en 2012 y el consumo excesivo o de riesgo pasó del 39% en 2004 al 24,5% en 2012. “Toda la información es poca y se sigue trabando en esta línea”, explica, para lo que se han compartido experiencias con expertos de otros países. Pero los jóvenes, asegura positiva, “son más responsables y están muy informados”.

“Los resultados en el tema de adicciones son bastante esperanzadores pero hay que seguir trabajando, porque vivimos en un entorno en el que los consumos se ven con normalidad”, añade Albisua. “Aunque cueste y no sea fácil, en lo que se refiere a las adicciones no se está yendo a peor y los datos no son malos”, subraya.

preocupa la obesidad Pero los datos, por contra, no son nada buenos en el tema de la obesidad, que va en aumento “lenta pero progresivamente”. El futuro no se presenta nada halagüeño, pese a que la obesidad entre los jóvenes no alcance la media de la población adulta.

Dos son los factores que inciden en la obesidad: los desequilibrios en la alimentación y la actividad física, aspecto este último sobre el que “se están realizando múltiples intervenciones” porque hay “gran concienciación”. Respecto a alimentación, ya el pasado año el Gobierno Vasco puso en marcha un plan de iniciativas para la alimentación saludable, que tiene como principal objetivo aumentar el consumo de fruta y verdura y reducir la ingesta de grasas, sales y azúcares. Siendo esta la meta global, se ha puesto el foco en aumentar “en un 20% el índice de jóvenes y población infantil que consume fruta y verduras a diario”.

una mirada amplia Pero para abordar el tema de la salud de los jóvenes y de las adicciones es importante actuar desde distintos frentes. Para ello, además de trabajar desde el ámbito educativo y de desarrollar programas a nivel institucional, se está otorgando gran relevancia al trabajo con padres y madres.

Conseguir que la tendencia positiva se mantenga es una apuesta de futuro. Es más, “ahora se mira a la salud desde la perspectiva del ciclo de vida”. “Todo los determinantes sociales, todo lo que influye en el joven, tiene incidencia en su salud futura”, añade Albisua, que asegura que “muchas de las enfermedades crónicas están asociadas a problemas de salud tempranos”. De ahí que “el crear entornos saludables” desde pequeños sea fundamental cara al futuro.

Las instituciones trabajan también sobre una especie de discriminación positiva con los grupos de mayor riesgo, ya que en algunos casos las adicciones tienen cierta relación con el nivel socioeconómico de las personas. “Por eso es tan importante incorporar la perspectiva de equidad en las intervenciones en salud”, explica. Se plantean “actuaciones universales pero también se aplica la universalidad proporcional, incidiendo más sobre los que tienen condiciones socioeconómicas peores, porque tienen indicadores más negativos”. “Se quiera dar más medios a los que parten de más abajo para que lleguen al mismo lugar”, concluye Albisua.